Clinton y Obama se preparan para el duelo final
Se anuncian tiempos todavía más tensos, si esto es posible, en las primarias del Partido Demócrata. La victoria de Hillary Clinton en Nevada -puesta en duda por Barack Obama por el hecho de que él obtuvo más delegados para la convención- anticipa un enfrentamiento a cara de perro en Carolina del Sur, el próximo sábado, y en el supermartes (5 de febrero).
Hoy se vive la tregua del día de Martin Luther King. Sería inconveniente pelear durante la jornada en la que se recuerda a esa figura del santoral laico y democrático de esta nación. Pero todos los pronósticos apuntan a un duelo feroz a partir de mañana. Los responsables de la candidatura de Obama sienten que éste ha sido víctima, a partir de su victoria en Iowa, de una campaña de desprestigio por parte del matrimonio Clinton para retratarlo como un fantasioso charlatán que carece de la capacidad para gobernar. Y, con toda seguridad, van a contraatacar.
La decepción sufrida por Obama en Nevada fue patente en la forma en la que asumió los resultados (51% contra 45%), que hubieran sido magníficos hasta hace un mes pero que ahora le saben a poco tras la expectación creada. Obama no se quedó en Nevada y se limitó a emitir un comunicado en el que destacaba que los votantes le habían dado un delegado más que a Clinton.
Las primarias sirven, en realidad, para elegir delegados que representan a ese Estado en la convención que el partido celebrará el próximo verano y donde oficialmente se designa al candidato. Cuando se dice que Clinton ganó en New Hampshire, lo que se quiere decir es que 9 de los 22 delegados que representarán a ese Estado en la convención del Partido Demócrata están comprometidos a votar por Clinton. El resto se lo reparten los demás aspirantes. Una vez que se sabe que un candidato cuenta con los delegados suficientes para ser elegido, se le da ya por ganador sin esperar a su nombramiento formal en la convención.
Pues bien, lo que ha ocurrido en Nevada es que, por un complejo sistema de reparto de delegados por circunscripciones territoriales, Clinton es la que más votos ha obtenido, pero Obama consiguió un delegado más. A la senadora por Nueva York no le gustó que su contrincante destacase este asunto. "Me resulta extraño porque se supone que toda esta campaña era para conseguir el mayor número de votos posible", declaró.
Voto femenino
Nevada deja muchos motivos de preocupación para Obama. El primero, por supuesto, la confirmación de una importante movilización del voto femenino que, de mantenerse, puede ser decisiva. Muy poco puede hacer Obama frente a un movimiento muy organizado, muy combativo y que ve una oportunidad histórica de llevar a una mujer a la presidencia.
El segundo, ahora que la campaña se desplaza hacia el oeste, ha sido observar el enorme apoyo a Clinton entre el electorado latino. Clinton ganó en Nevada entre el electorado de origen hispano por más de 40 puntos de diferencia. Si eso se repite en California, en Nuevo México o en Colorado, Obama lo tiene muy difícil. Eso sin contar con que lo lógico es que Clinton gane en su propio Estado de Nueva York. La tercera preocupación para Obama es que Clinton gana con facilidad entre los votantes registrados como demócratas.
Obama está ahora, por tanto, muy necesitado de una victoria que no tiene asegurada ni mucho menos en Carolina del Sur. En teoría, ahí se ve favorecido por el hecho de que la mitad de los votantes son negros. En teoría, porque la realidad es que todas las encuestas muestran que el voto negro está muy dividido entre Obama y Clinton. Quedan cinco larguísimos días por delante.
Hoy se vive la tregua del día de Martin Luther King. Sería inconveniente pelear durante la jornada en la que se recuerda a esa figura del santoral laico y democrático de esta nación. Pero todos los pronósticos apuntan a un duelo feroz a partir de mañana. Los responsables de la candidatura de Obama sienten que éste ha sido víctima, a partir de su victoria en Iowa, de una campaña de desprestigio por parte del matrimonio Clinton para retratarlo como un fantasioso charlatán que carece de la capacidad para gobernar. Y, con toda seguridad, van a contraatacar.
La decepción sufrida por Obama en Nevada fue patente en la forma en la que asumió los resultados (51% contra 45%), que hubieran sido magníficos hasta hace un mes pero que ahora le saben a poco tras la expectación creada. Obama no se quedó en Nevada y se limitó a emitir un comunicado en el que destacaba que los votantes le habían dado un delegado más que a Clinton.
Las primarias sirven, en realidad, para elegir delegados que representan a ese Estado en la convención que el partido celebrará el próximo verano y donde oficialmente se designa al candidato. Cuando se dice que Clinton ganó en New Hampshire, lo que se quiere decir es que 9 de los 22 delegados que representarán a ese Estado en la convención del Partido Demócrata están comprometidos a votar por Clinton. El resto se lo reparten los demás aspirantes. Una vez que se sabe que un candidato cuenta con los delegados suficientes para ser elegido, se le da ya por ganador sin esperar a su nombramiento formal en la convención.
Pues bien, lo que ha ocurrido en Nevada es que, por un complejo sistema de reparto de delegados por circunscripciones territoriales, Clinton es la que más votos ha obtenido, pero Obama consiguió un delegado más. A la senadora por Nueva York no le gustó que su contrincante destacase este asunto. "Me resulta extraño porque se supone que toda esta campaña era para conseguir el mayor número de votos posible", declaró.
Voto femenino
Nevada deja muchos motivos de preocupación para Obama. El primero, por supuesto, la confirmación de una importante movilización del voto femenino que, de mantenerse, puede ser decisiva. Muy poco puede hacer Obama frente a un movimiento muy organizado, muy combativo y que ve una oportunidad histórica de llevar a una mujer a la presidencia.
El segundo, ahora que la campaña se desplaza hacia el oeste, ha sido observar el enorme apoyo a Clinton entre el electorado latino. Clinton ganó en Nevada entre el electorado de origen hispano por más de 40 puntos de diferencia. Si eso se repite en California, en Nuevo México o en Colorado, Obama lo tiene muy difícil. Eso sin contar con que lo lógico es que Clinton gane en su propio Estado de Nueva York. La tercera preocupación para Obama es que Clinton gana con facilidad entre los votantes registrados como demócratas.
Obama está ahora, por tanto, muy necesitado de una victoria que no tiene asegurada ni mucho menos en Carolina del Sur. En teoría, ahí se ve favorecido por el hecho de que la mitad de los votantes son negros. En teoría, porque la realidad es que todas las encuestas muestran que el voto negro está muy dividido entre Obama y Clinton. Quedan cinco larguísimos días por delante.
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