La Publicidad Institucional de Tony Saca

Algunos la llaman la “propaganda de Tony Saca”, otros más corrientes “bombardeo de anuncios”. Sea cual fuere el término que le dan algunos ciudadanos, la “publicidad institucional” es imprescindible para dar a conocer a los ciudadanos la acción de Gobierno.

Todos los gobiernos del mundo hacen publicidad para informar a sus ciudadanos de sus acciones. Esta práctica no es un invento del Presidente Elías Antonio Saca, ni de sus asesores. De hecho, medio mundo la utiliza como una herramienta más dentro del accionar gubernamental.

Hasta ahí estamos bien. Nadie aquí infringe las leyes puesto que éstas no prohíben al Gobierno hacer la publicidad que éste considere oportuna. Las sutilezas del marketing pueden ser debatibles, pero el principio de la publicidad como medio informativo y sus gastos son perfectamente compatibles con el Estado de Derecho.

Los problemas están en otro lado: en los tiempos que corren, la transparencia y las prioridades del gasto público.

Se equivoca el Gobierno en su afán de no hacer públicos los gastos millonarios que supone la publicidad institucional para divulgar sus acciones en los medios de comunicación. Nadie, salvo el propio Gobierno, sabe a cuánto llega el monto de ese enorme gasto publicitario.

Los más desconfiados incluso aseguran que no es más que un brazo fuerte por parte del Gobierno para torcer voluntades, que se trata de una lengua peluda que sugiere al oído de los dueños de los medios de comunicación los grandes editoriales a cambio de contratos millonarios en publicidad.

La desconfianza, por no decir, la acusación es severa, como también es la aptitud del gobierno a no ceder ni un milímetro a la hora de transparentar los gastos públicos en publicidad.

Transparencia en la publicidad es lo mínimo que como ciudadanos debemos de pedir y exigir a este Gobierno y puestos a pedir por qué no añadir en ese mínimo también un poco de Discreción, los tiempos y los precios no están para tirar cuetes.

“Discreción” es una palabra que ya ni se usa, menos cuando se trata de dinero y política, pero aquí ahora la situación lo amerita a gritos.

10, 15, 20 cada año, o quien sabe cuantos millones de dólares en publicidad institucional, se salen de cualquier “norma discrecional”, sobre todo, cuando corren tiempos de escasez de granos básicos como el fríjol, el maíz, el trigo, etc. y cuando nos atizan esas subidas demenciales en los precios de bienes de consumo cotidiano como es el pan, la leche, los huevos, las tortillas, el transporte público, etc, o lo que es lo mismo, cuando corren tiempos de hambre.

Discreción acompañada de responsabilidad es lo que pedimos al Gobierno y que ese jugoso paquete presupuestario destinado a la publicidad institucional se trasforme en un fondo económico para ayudar a afrontar la crisis que se nos viene encima.

“Discreción en la publicidad” sería un buen gesto por parte de este Gobierno para demostrar que se compadece del pueblo y ya de paso desmontar nuestras sospechas de que el presupuesto de la publicidad institucional no es más que un brazo fuerte para doblar voluntades e interferir en los editoriales. .

©Salvadoreños en el Mundo

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