Censo nacional escandaloso:¿Hay más electores que ciudadanos?

En el 2005, la Dirección General de Estadísticas y Censos reportaba un censo nacional de 6,874,900 habitantes, dos años más tarde, en mayo de 2007 sólo 5,744,113. El agujero en la masa poblacional o en el cálculo estadístico es de 1,130,787. Con el nuevo dato, la curva estadística de la población se troncha hacia abajo misteriosamente como por arte de magia, con repercusiones de gran alcance en varios sectores.

Las proyecciones para 2007 eran de entre 7.1 y 7.2 millones de habitantes, pero solo han aparecido 5.7. ¿Se equivocaron tan bruscamente los técnicos del Gobierno y de Naciones Unidas en las proyecciones o realmente se evaporaron 1.5 millones de salvadoreños?

El VI Censo Nacional se realizó entre el 12 y el 17 de mayo de 2007 y su publicación tardó 395 días, toda una muestra de lentitud de nuestras instituciones públicas. En una nación tan pequeña como la nuestra, que se podría cruzar en bicicleta si no fuera por la inseguridad que todavía reina en el país, el dato se ha hecho esperar.

A falta de una necesitada ley de información y transparencia que muchos medios pedimos a gritos, la información finalmente ha llegado de acuerdo a los tiempos y las pautas que le conviene a la administración pública.

El 29 de abril de 2008, 16 días antes de que el presidente Elías Antonio Saca diera a conocer las cifras oficiales del Censo Nacional, Salvadoreños en el Mundo contactó con la DIGESTYC para tener información del censo nacional para integrarla en un informe para el embajador de la Corporación para los Desafíos del Milenio, John Danilovich.

A pesar de algunas presiones políticas de sus jefes superiores de no revelar ningún dato sino hasta después que se dieran por “oficializados”, el director de DIGESTYC, Miguel Ángel Corleto, finalmente nos reveló el dato relevante solicitado, que se publicó en nuestra edición del 30 de abril de 2008, dos semanas antes de su oficialización.

Ahora los datos, después de ser bautizados por el propio Presidente de la República, son oficiales, pero la polémica sigue.

Censo y el Padrón Electoral – ¿Hay más electores que ciudadanos?
Gran agujero negro es el que ha aparecido entre el nuevo censo y el padrón electoral. Según el Censo hay 5,744,113 habitantes, de los cuales el 60% son mayores de 18 años. Es decir el Censo arroja una población en edad de poder votar de 3,446,468, pero en el padrón electoral hay 4,113,333 fichas electrónicas de ciudadanos con derecho a voto, lo que supone una diferencia de 666,865.

La pregunta sencilla y obligada es ¿cómo es posible tener más electores que ciudadanos? No es una opinión, son los datos del Gobierno: 3,446,468 ciudadanos (el censo) contra 4,113,333 electores (padrón electoral). Esto debe tener alguna explicación que nadie hasta el momento se ha atrevido a contar de forma creíble ni desde el Gobierno, ni desde ningún otro lugar.

La Ministra de Economía Yolanda de Gavidia, de quien depende la Dirección General de Estadísticas y Censos (DIGESTYC) mandó, desde la comodidad de su escritorio, un funesto correo electrónico, en vez de dar la cara ante los medios convocando una rueda de prensa para explicar el agujero poblacional, en el que explica que es “un error” comparar “el censo con el registro de personas naturales”.

El razonamiento de la ministra es bien concreto y sencillo:

“El censo recogió información de la persona en su lugar de residencia en una semana determinada del año 2007 (cuando se realiza el trabajo de campo en mayo). Por su parte el registro de personas naturales es un registro acumulativo desde el año 2001 de las personas que sacaron el DUI en un municipio determinado. Por lo tanto, su naturaleza es diferente y compararlos es como comparar peras con manzanas.”

¿Es relacionar el censo y el padrón electoral comparar peras con manzanas? Si una cosa depende de la otra, como es el caso, están condenadas a tener una relación muy cercana y directa. Pero la Ministra lo ve de otra manera.

La diferencia es tan abismal que ningún técnico en estadística podría atribuir a “tolerancias razonables” entre estas dos entidades el fenomenal agujero negro aparecido. El censo -o sea las personas- es la base del Documento Único de Identidad, y éste es el que alimenta las bases de datos del Padrón Electoral, por consiguiente la población, o sea el censo, necesariamente tiene que ser mayor al Padrón Electoral, pero aquí, curiosamente es lo contrario. Y es esa parte la que la ministra no explica bien. Para simplificarlo, ¿cómo es posible que tengamos más gente con DUI que gente?

Lo rocambolesco de esta disparidad entre los dos registros, el Censo y el Padrón Electoral, “es que la diferencia existente está al revés ” relata a esta redacción un técnico en estadística poblacional. Lo normal es que halla tantos ciudadanos como electores o ligeramente más de lo primero que de lo último. Es de cajón, al menos que haya habido una “enorme evaporación de masa poblacional después de haber pasado ésta a formar parte del padrón electoral” explica el técnico. Traducido, la población creció sacó su DUI y por alguna razón, a continuación, desapreció.

Sin embargo lo más tremendo de esta anomalía es que nadie ha salido a pedir explicaciones más solventes a los responsables públicos al Presidente del Tribunal Supremo Electoral, a los responsables del Registro de Personas Naturales o la parte técnica de la Dirección General de Estadísticas y Censos.

La disparidad es un escándalo por si sola, que además se puede prestar a otros problemas mayores como por ejemplo el fraude electoral. Si como dice la ministra “los DUIs acumulados” están hinchando el registro central de electores a tal punto que hay ya más gente en el padrón electoral que gente en la calle, esto podría prestarse al fraude electoral, a contribuir más a la polarización nacional y a restarle transparencia a las listas de votantes registrados y por tanto a todo el proceso electoral.

En proyecciones simplistas y siguiendo esta tendencia, en el 2020 tendremos menos de 6 millones de ciudadanos mayores de 18 años y un padrón electoral de más 8 millones. La solución es compleja, pues nuestra población es migrante y transnacional y el censo y el padrón electoral son locales, pero parte de solventar el problema consiste en reconocer la anomalía y no restarle importancia al asunto diciendo que es “comparar peras con manzanas”

Censo y Diputados en la Asamblea Legislativa
También aquí la polémica está servida: ¿a quienes va afectar la bajada espectacular del censo nacional en la asamblea legislativa? Todavía no se sabe cuál será la redistribución de los representantes en la asamblea legislativa. De momento, todo se quedará como hasta ahora, ya que los cambios poblacionales para que repercutan en una nueva re-configuración del número de diputados, es necesario reformar el Código Electoral.


El Nuevo Censo y las Tasas de Homicidios
Con las nuevas cifras pasamos de 49,1 asesinatos por cada 100 mil habitantes a 60.7 en el 2007. Las nuevas cifras sobre el índice de violencia se derivan del reajuste obligado con los datos del nuevo conteo poblacional del país fijado en 5,744,113 habitantes, no en los 7,100,000 utilizados en el cálculo de la tasa de homicidios en 2007. Los datos de Medicina Legal indican que en 2007 hubo 3,491 homicidios en todo el país. Algunos municipios reflejan tasas de hasta 170 por cada 100,000 habitantes como en el caso de Quezaltepeque, en el departamento de La Libertad, a unos 12 kilómetros al oeste de San Salvador.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo especializado de las Naciones Unidas, sitúa que una tasa de 10 asesinatos por cada 100,000 habitantes debe considerarse una epidemia. Con la nueva tasa El Salvador pasa a ser un país aun más violento de lo que se creía. El dato del Censo no cambia el número de muertos, pero al final no eramos 7.2 millones sino 5.7 y eso en términos globales se traduce en índices de violencia mucho más concentrados entre menos personas, pero de esto nadie ha dicho nada.

El Nuevo Censo y la Economía
No todo son malas noticias dentro del nuevo censo, la buena nueva es que automáticamente pasamos a ser un 20% más ricos en la escala macroeconómica. Es decir, nuestro PIB “per capita” pasa a dividirse por menos personas y eso significa un aumento automático de riqueza “per capita” de un 20%. Es decir, usted y yo pasamos a ser un 20% más ricos que antes.

Fue en esta cuestión donde el Presidente Saca puso el acento, en que con el nuevo censo pasábamos a ser un país de otro nivel, aun más ricos. “Será el Banco Central de Reserva el encargado” de hacer los nuevos ajustes económicos pertinentes, dijo Saca ante los medios al anunciar las nuevas cifras del Censo.

1.5 millones de salvadoreños han desaparecidos del mapa nacional.
La diferencia entre el censo real y las proyecciones en firme del Gobierno y Naciones Unidas es de cerca de 1.5 millones de salvadoreños. Las proyecciones se habían realizado en base a la población del 1992, y basado en la experiencia, estas proyecciones suelen quedarse cortas en los países en vías de desarrollo. Aquí, otra vez, ha ocurrido lo contrario, las previsiones se han quedado grandes y los datos reales se han quedado cortos. ¿Que ocurrió? La respuesta puede ser la inmigración, esa que sale silenciosamente hacia EE.UU, evitando todos los controles legales. Pero esto le crea otro problema al Gobierno salvadoreño, ya que Chancillería ajustó también a la baja la población salvadoreña en el exterior de 3.27 millones en 2005 a 2.2 millones en el 2007 sin dar detalles técnicos del reajuste. ¡Qué desmadre!

La conclusión de toda esta sopa de números es que las realidades del pueblo salvadoreño son más complejas de lo que se pensaba y las eficiencias del estado para resolverlas más débiles de lo que sospechábamos.

©Salvadoreños en el Mundo

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