La conexión con las FARC, el dilema del FMLN

“Reivindicamos los principios revolucionarios contenidos en las grandes contribuciones de Marx, Engels, Lenin y Stalin, reconocemos la doctrina y la práctica marxista leninistas, las contribuciones de Enver Hoxha y de la los distintos partidos y organizaciones marxista leninistas que combatieron, que continúan combatiendo a fecha de hoy, por y para la emancipación social del proletariado. Para nosotros son importantes las contribuciones de otros revolucionarios y antiimperialistas, de los distintos procesos de liberación nacional ocurridos a lo largo del siglo XX; destacamos entre otros los aportes de Hochimin y Che Guevara. Afirmamos pues la vigencia de la lucha de clases como motor de la historia y la necesidad de liberar al proletariado de las cadenas impuestas por la dictadura del imperialismo moderno basado en las reglas del capitalismo a través de la violencia y la lucha armada revolucionaria de las masas”

Lo anterior es más o menos el protocolo típico de las formaciones comunistas existentes en Latinoamérica. Las FARC es una de ellas, aunque últimamente se han ido desvirtuando hacia los espacios del narcotráfico, la extorsión, el secuestro y otras barbaridades más rentables.

El empeño selectivo del periodismo salvadoreño ha obligado a muchos en el FMLN a replantearse cosas, ahí donde antes se decía eso es una “novela” ahora se guarda silencio. En este caso, el silencio es más sensato y suena mejor.

El propio Mauricio Funes se ha visto obligado a sacar a relucir al sol su propia postura: “Yo como candidato estoy en contra de las FARC” dijo al periódico digital El Faro. No estaba obligado a hacerlo, pero hacía falta, pues estamos en campaña electoral dentro de un marco democrático en desarrollo que cada vez empuja más a los candidatos a fijar posturas públicamente para ganar adeptos. Así es como se va labrando la Democracia.

El empeño periodístico al que hacíamos referencia al principio lo ha realizado la Prensa Gráfica, periódico que ha desplegado a sus 3 lanzas de oro, Héctor Silva Ávalos, José Luis Sanz y Luis Laínez, hasta Bogotá para ahondar y echar un baño de luz en los asuntos oscuros que al parecer existieron entre las FARC y altos dirigentes del FMLN desde el 2001 hasta finales de 2007, según la redacción de ese trío de periodistas.

Nada de esta prebenda expiatoria estaba en el guión de la campaña electoral del FMLN. De hecho, el asunto nos ha agarrado a todos en curva, pues nadie pensaba que todo quedaría registrado en un disco duro ingenuamente abierto y descodificado, ahora a disposición de los buitres y aguiluchos del denominando periodismo “investigativo”. Que pena que no se ponga a estos hombres con mentes brillantes, salidos de escuelas de periodismo en el exterior (España), a que investiguen también, con la misma insistencia, determinación y recursos, como en este caso de las FARC-FMLN, aquellas conexiones que existen o puedan existir entre el partido de gobierno, los poderes económicos y gobiernos extranjeros, como el de Taiwán por ejemplo, en la trama del financiamiento partidista. Al fin y al cabo, la razón de fondo es exactamente la misma: sintonía ideológica y apalancamiento económico.

El destape, aunque no tenga, como lo hemos dicho antes, base jurídica, de momento –En España los papeles ya están en las manos de un juez– si tiene elementos para tomarse el asunto con seriedad, pues no se puede practicar con una mano el juego de la Democracia y con la otra enredarse en tramas financieras con grupos que practican la violencia, la tortura, el secuestro, la extorsión, el narcotráfico, el intercambio de rehenes por dinero y prisioneros como métodos para llegar al poder.

En Democracia no caben esos callejones llenos de dolor y sufrimiento, pues ésta tiene a su disposición otras maneras más dulces y civilizadas, pero igualmente desafiantes, de optar al poder, más acordes con los tiempos, como el diálogo, el debate, el enfrentamiento de ideas, la denuncia ciudadana, la persuasión, el carisma, la fuerza de la palabra y la comunicación para cambiar el orden de las cosas. Lo hemos dicho siempre, y cada vez se nos juzga de estar de un lado o del otro. Así está la polarización que se vive en nuestro país. No es una queja, lo aceptamos pues eso entra dentro de los parámetros democráticos de los países libres, uno se puede atrincherar hacia un lado o hacia el otro y evaluar situaciones desde ahí, o quedarse al descubierto en un centro que no sirve a nadie y al que todos los atrincherados pueden hacer blanco fácil.

El ejercicio democrático, que por definición es lo contrario a la lucha armada, constituye una vía de un sólo sentido, la avenida hacia el fortalecimiento infinito de la propia Democracia para el bien común, en el que no se puede caer en viejas tentaciones, en artimañas financieras practicadas en el pasado con camaradas afines. Naturalmente la Democracia tiene sus imperfecciones, y en nuestro caso particular son muchas, pero también ofrece un marco para detectarlas, denunciarlas y con suerte corregirlas.

El FMLN, incluso en el hipotético caso de diferir de los principios o mejor dicho de lo que da de sí, hoy por hoy, nuestra joven Democracia en términos reales en el duro plano cotidiano, ha de aceptar que no se puede jugar a la Democracia teniendo en sus filas de dirección a personajes con vínculos, actuales o recientes, en grupos guerrilleros que aspiran al poder por la vía de la lucha armada y la violencia. Eso es recular hacia atrás, hacia tiempos de fantasmas pasados que nadie quiere ver.

A parte de los principios y la realidad de nuestra Democracia, El FMLN ha firmado un acuerdo de honor entre caballeros, unos ejemplares Acuerdos de Paz que deslumbraron al mundo entero, una renuncia expresa de abandonar las armas, la vía de la violencia y cualquier conexión o colaboración con grupos guerrilleros para integrarse en un partido político y participar plenamente en la vida política del país, con sus virtudes y defectos, para dar inicio al enrutamiento del proceso democrático en le que ahora nos encontramos en fase de perfeccionamiento, o si se prefiere, de sintonización.

No podíamos dejar pasar, pues, la oportunidad de pedir a los dirigentes del FMNL que cumplan aquello que ellos mismos firmaron, de puño y letra, cortando por lo sano lo que haga falta, con honor y valentía, no en base a la veracidad absoluta de la información incautada, esa no la sabremos nunca, pues vivimos en mundo virtualmente informatizado, donde la información viaja, se crea y se recrea con permiso de nadie, de pocos o de muchos, sino en base a la solidez de los indicios, de las señales, de los escritos y de las pruebas que van más allá de las dudas razonables de las personas con sentido común.

No se puede escudar uno en el “absolutismo” de las pruebas cuando las pruebas están hechas de un material virtual ya de por sí dudoso y difuso –la información entra y sale de una computadora como Juan por su casa– que no permite aterrizar en el terreno de la prueba contundente que se exige y se espera en un juzgado, pero si se puede escudar uno en la oportunidad de mandar un mensaje inequívoco de haberse integrado y renovado de verdad en una formación política sin vínculos ni relaciones con los viejos camaradas del pasado que todavía siguen practicando el terror para sus fines políticos. ¿Cómo? Aplicando tolerancia cero a los presuntos implicados y/o empezando una fase de renovación y relevo en los cuadros de mando. Naturalmente eso requiere una bravura política extraordinaria que quizás ningún partido político en El Salvador tenga en estos momentos.

©Salvadoreños en el Mundo

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