Derecho de réplica: Sí al voto de los salvadoreños en el exterior
Por José Manuel Ortiz Benítez*
Hace unos días se publicó (el 21 de julio, 2008) en este medio una serie de reflexiones pensadas por cuenta de nuestro compatriota, el respetable ingeniero Víctor Meléndez Artiga, quien vive fuera de nuestras fronteras patrias, en su particular caso en México desde hace ya más de 30 años. Hay que resaltar que el ingeniero es Presidente de la Asociación de Salvadoreños en México, ASALMEX.
El ingeniero Meléndez ha enumerado 10 reflexiones en dos bloques, de cinco numerales cada uno. En el primer bloque, habla de los emigrantes salvadoreños, de sus problemas, de su aporte económico al país y sus vínculos con las comunidades de origen en su región natal. Cierra este bloque de consideraciones afirmando que estas realidades pueden considerarse como “verdades absolutas”.
En el segundo bloque, el Sr. Meléndez reduce todas esas “verdades absolutas” expuestas en el primer bloque a cenizas, a nada importante a la hora de sopesar si los emigrantes salvadoreños tienen derecho a participar en la agenda política nacional. Es como decir, “correcto, estamos de acuerdo, son ustedes señores emigrantes salvadoreños extraordinariamente importantes, pero las grandes decisiones no les corresponden por que ustedes no tienen la capacidad mínima necesaria que los grandes temas requieren”. Adjudicar a un colectivo una serie de “verdades absolutas” que no conducen a nada dentro de un marco democrático y participativo, al final es como dar un reconocimiento ornamental que se queda sólo en lo superficial, en lo simbólico, en un condecoro argumentativo y, por siguiente, no aporta nada de valor real a los afectados.
Un reconocimiento siempre lleva consigo un cambio de comportamiento hacia los afectados, en su defecto, el voto exterior por parte del Estado. El ingeniero no lo ve así, y ha expuesto sus razones con el derecho que este espacio concede a todo aquel que quiera participar.
Específicamente, en el segundo bloque, el ingeniero habla del derecho al voto exterior de los emigrantes salvadoreños, en el que aboga de forma directa y frontal por el “no” a la participación política de los salvadoreños mediante el voto exterior por una serie de razones que él expone a modo de reflexiones que, a continuación, examinamos.
En el primer numeral, el ingeniero Meléndez sostiene que, en el momento del cambio geográfico, el salvadoreño que se va del país pierde la obligación de pagar impuestos y con ello también el derecho al sufragio. Es decir, si usted no tributa usted no tiene derechos, ese derecho básico y natural a participar a través del sufragio. Este es un principio de la vieja aristocracia en donde sólo participaban aquellos que pagaban impuestos. El punto central del voto exterior es el derecho básico y elemental que, en un régimen que se dice democrático, no se concede en base al pago o no de impuestos como en un sistema de seguro privado donde únicamente tienen derecho a cobertura aquellos que pagan su cuota mensual. Los derechos corrientes y elementales están sustentados en la moralidad humana con base a la ley que otorga a todo ciudadano el derecho a participar en la toma de decisiones y elecciones públicas. Es un derecho, pues, que nada tiene que ver con estar sujeto a o/y al corriente del pago de impuestos. No conozco a ningún país desarrollado que por no pagar impuestos se le ampute al ciudadano su natural derecho al sufragio. Los únicos dos supuestos legales que impiden el derecho al voto del ciudadano en países libres y avanzados son delinquir y estar en estado de demencia. (Foto: PNUD: dos emigrantes salvadoreños rumbo a EE.UU.)
El segundo numeral expuesto por el Meléndez no vale la pena discutirlo a fondo por que parte de una base mal planteada: “Las remesas no tienen justificación ética para exigir condiciones de intervención y decisiones políticas a cambio”. No se entregan remesas o recursos económicos al país a cambio de exigencias o prebendas políticas, eso equivaldría al “chantaje descarado”, que, de todas formas, es imposible llevar a cabo, por que las remesas son recursos altamente dispersos que nadie controla. Estamos hablando de abogar políticamente por los derechos de los emigrantes salvadoreños, no de orquestar remesas para avanzar agendas políticas particulares. El cabildeo político por el derecho al sufragio del pueblo salvadoreño en el exterior es legítimo y nada tiene que ver con el chantaje que plantea el ingeniero en este numeral. La comparación es disparatada y está lejos del debate sustancial. (Foto SEEM: pláticas de SEEM con la Comisión Interpartidaria de la Asamble Legislativa tratando puntos del voto exterior)
En el tercer numeral, el Sr. Meléndez habla de la ignorancia o la “no información” y cómo eso debe jugar un papel importante a la hora de conceder o no el derecho al sufragio. Otra vez volvemos a los principios de la aristocracia de antaño: los ignorantes o los que no tienen la información necesaria para asumir el reto de votar sabiamente mejor no concederles tal derecho. Es como si el ingeniero quisiera decir que los ignorantes o los que no tienen la información adecuada podrían terminar “arriesgando” el resultado de los más sabios. “La realidad es que votar a ciegas, o votar por dogma, es un voto riesgoso” zanja el ingeniero, ahondando en aquello de que pueden haber votos bien fundados y votos mal fundados, o peor aun que pueden haber votos para un partido que son buenos y votos para otro partido que pueden ser malos. Es decir, el Sr. Meléndez se apunta a la teoría de “voto sabio” y “voto riesgoso” o ignorante según qué partido. En Democracia no se concede el derecho al sufragio de nuevos colectivos sobre una base que plantea de antemano el color, la madurez, la inteligencia y menos aun considerar como un factor el absurdo “nivel de riesgo” que pueda tener, como sostienen el ingeniero, el voto a emitir por los individuos que conforman tal colectivo. La reflexión del Sr. Meléndez no podría ser más descabellada.
En el cuarto numeral, el compatriota Meléndez avisa de que, en caso de implementarse el voto exterior, los salvadoreños que viven fuera podrían “imponer” el resultado electoral y que eso sería “injusto” para los que viven dentro de El Salvador, porque ellos serían los primeros en sufrir las consecuencias de las buenas o malas acciones del gobierno resultado electo. Aquí el Señor Melendez se enreda en una falacia: “Sería como imponer desde el extranjero a un gobernante, sojuzgando la voluntad de los que tienen que vivir en El Salvador”. Hace una diferenciación tendenciosa de los votos de una determinada zona y resalta una relevancia mayor, inexistente, sobre las demás, como si los votos de aquella tuvieran más peso o más valor. Los votos se suman uno a uno, cada uno tiene el mismo peso que los demás y la suma de la mayoría resultante es la encargada de dar la victoria al vencedor. Los votos de Los Ángeles no pesarían más que los votos de Texistepeque, en Santa Ana. El gane no lo determina sólo ese 5% o 10% de votos que inclina la balanza hacia el 50+1 por ciento llegados de una zona determinada, sino la suma de todos, por lo que no habría ninguna “imposición” o “injusticia” a cuenta de los votos llegados desde el exterior.
En el quinto y último numeral el ingeniero Meléndez habla de la logística y de la complejidad de organizar urnas electorales en el exterior. Ahí estamos de acuerdo: el voto en el exterior tiene aspectos desafiantes. Es costoso desde el punto de vista económico y requiere de una gran organización tanto técnica como humana, pero esa complejidad no debe tomarse como un criterio a la hora de conceder o no aquellos derechos –una vez más– de carácter básico y elemental como es el derecho al sufragio, derecho por el que se legitimiza toda la base sobre la cual están apalancados la Democracia y el Estado de Derecho. El compatriota Meléndez sostiene que, como la cosa del voto exterior es bastante compleja y costosa y que de todas formas lo más probable es que la gente no participe, no vale la pena ni intentarlo. Su razonamiento se centra de lleno en el pesimismo antes de empezar. Si aplicamos ese razonamiento el voto exterior nunca será una realidad.
Hay que destacar que en la era de la globalización, actualmente hay, según Internacional IDEA, 93 países y 6 territorios, a nivel mundial, que permiten el derecho al voto exterior a sus poblaciones en ultramar, lo que se traduce, en términos objetivos, a que la mitad del mundo ofrece algún tipo de inclusión o pertenencia política a sus ciudadanos desplazados fuera de sus fronteras nacionales a través del ejercicio del voto en el exterior.
Según Freedom House, una organización independiente que valora los niveles de Libertad y Democracia en el mundo, hay 90 naciones dentro de la categoría “Democracias Libres”. El 85% de dichas Democracias han implementado el derecho al ejercicio del voto exterior para sus nacionales en ultramar. El Salvador forma parte de esas 90 naciones denominadas “Democracias Libres” y es uno de los pocos países en esa categoría que todavía no ha implementado el voto exterior para sus cerca de 3 millones de ciudadanos que viven actualmente fuera de sus fronteras patrias. Es decir, nuestro país está en esa minoría del 15% de países llamados “libres” que se resiste a implementar un derecho básico y constitucional. No es ningún invento nuevo o artilugio mal planteado, es un derecho real que existe en el 85% de las “democracias libres” en todo el mundo.
El ingeniero termina su argumentación diciendo que su “posición por lo tanto es que el voto no es en realidad justificable y que inclusive puede ser inadecuado para la conquista de la democracia salvadoreña”.
Nada más lejos de la realidad, una Democracia se consolida cuando abre sus espacios a la participación de nuevos colectivos, como así lo ha demostrado la historia durante estas últimas 10 décadas en el caso de las mujeres, las minorías étnicas, los inmigrantes, y otros colectivos marginados alrededor del mundo.
En nuestro caso, una Democracia se debilita silenciosamente cuando colectivos que, teniendo derecho a participar y pudiendo, se dejan fuera, desprovistos de ese derecho elemental y natural que legitimiza la propia existencia del Estado como así lo han hecho, concientemente o no, las instituciones políticas y el gobierno de El Salvador con sus hijos salvadoreños en el exterior.
*Miembro de Salvadoreños en el Mundo – Publicado Originalmente en el Faro.net 28/07/2008
Hace unos días se publicó (el 21 de julio, 2008) en este medio una serie de reflexiones pensadas por cuenta de nuestro compatriota, el respetable ingeniero Víctor Meléndez Artiga, quien vive fuera de nuestras fronteras patrias, en su particular caso en México desde hace ya más de 30 años. Hay que resaltar que el ingeniero es Presidente de la Asociación de Salvadoreños en México, ASALMEX.
El ingeniero Meléndez ha enumerado 10 reflexiones en dos bloques, de cinco numerales cada uno. En el primer bloque, habla de los emigrantes salvadoreños, de sus problemas, de su aporte económico al país y sus vínculos con las comunidades de origen en su región natal. Cierra este bloque de consideraciones afirmando que estas realidades pueden considerarse como “verdades absolutas”.
En el segundo bloque, el Sr. Meléndez reduce todas esas “verdades absolutas” expuestas en el primer bloque a cenizas, a nada importante a la hora de sopesar si los emigrantes salvadoreños tienen derecho a participar en la agenda política nacional. Es como decir, “correcto, estamos de acuerdo, son ustedes señores emigrantes salvadoreños extraordinariamente importantes, pero las grandes decisiones no les corresponden por que ustedes no tienen la capacidad mínima necesaria que los grandes temas requieren”. Adjudicar a un colectivo una serie de “verdades absolutas” que no conducen a nada dentro de un marco democrático y participativo, al final es como dar un reconocimiento ornamental que se queda sólo en lo superficial, en lo simbólico, en un condecoro argumentativo y, por siguiente, no aporta nada de valor real a los afectados.
Un reconocimiento siempre lleva consigo un cambio de comportamiento hacia los afectados, en su defecto, el voto exterior por parte del Estado. El ingeniero no lo ve así, y ha expuesto sus razones con el derecho que este espacio concede a todo aquel que quiera participar.
Específicamente, en el segundo bloque, el ingeniero habla del derecho al voto exterior de los emigrantes salvadoreños, en el que aboga de forma directa y frontal por el “no” a la participación política de los salvadoreños mediante el voto exterior por una serie de razones que él expone a modo de reflexiones que, a continuación, examinamos.
En el primer numeral, el ingeniero Meléndez sostiene que, en el momento del cambio geográfico, el salvadoreño que se va del país pierde la obligación de pagar impuestos y con ello también el derecho al sufragio. Es decir, si usted no tributa usted no tiene derechos, ese derecho básico y natural a participar a través del sufragio. Este es un principio de la vieja aristocracia en donde sólo participaban aquellos que pagaban impuestos. El punto central del voto exterior es el derecho básico y elemental que, en un régimen que se dice democrático, no se concede en base al pago o no de impuestos como en un sistema de seguro privado donde únicamente tienen derecho a cobertura aquellos que pagan su cuota mensual. Los derechos corrientes y elementales están sustentados en la moralidad humana con base a la ley que otorga a todo ciudadano el derecho a participar en la toma de decisiones y elecciones públicas. Es un derecho, pues, que nada tiene que ver con estar sujeto a o/y al corriente del pago de impuestos. No conozco a ningún país desarrollado que por no pagar impuestos se le ampute al ciudadano su natural derecho al sufragio. Los únicos dos supuestos legales que impiden el derecho al voto del ciudadano en países libres y avanzados son delinquir y estar en estado de demencia. (Foto: PNUD: dos emigrantes salvadoreños rumbo a EE.UU.)
El segundo numeral expuesto por el Meléndez no vale la pena discutirlo a fondo por que parte de una base mal planteada: “Las remesas no tienen justificación ética para exigir condiciones de intervención y decisiones políticas a cambio”. No se entregan remesas o recursos económicos al país a cambio de exigencias o prebendas políticas, eso equivaldría al “chantaje descarado”, que, de todas formas, es imposible llevar a cabo, por que las remesas son recursos altamente dispersos que nadie controla. Estamos hablando de abogar políticamente por los derechos de los emigrantes salvadoreños, no de orquestar remesas para avanzar agendas políticas particulares. El cabildeo político por el derecho al sufragio del pueblo salvadoreño en el exterior es legítimo y nada tiene que ver con el chantaje que plantea el ingeniero en este numeral. La comparación es disparatada y está lejos del debate sustancial. (Foto SEEM: pláticas de SEEM con la Comisión Interpartidaria de la Asamble Legislativa tratando puntos del voto exterior)
En el tercer numeral, el Sr. Meléndez habla de la ignorancia o la “no información” y cómo eso debe jugar un papel importante a la hora de conceder o no el derecho al sufragio. Otra vez volvemos a los principios de la aristocracia de antaño: los ignorantes o los que no tienen la información necesaria para asumir el reto de votar sabiamente mejor no concederles tal derecho. Es como si el ingeniero quisiera decir que los ignorantes o los que no tienen la información adecuada podrían terminar “arriesgando” el resultado de los más sabios. “La realidad es que votar a ciegas, o votar por dogma, es un voto riesgoso” zanja el ingeniero, ahondando en aquello de que pueden haber votos bien fundados y votos mal fundados, o peor aun que pueden haber votos para un partido que son buenos y votos para otro partido que pueden ser malos. Es decir, el Sr. Meléndez se apunta a la teoría de “voto sabio” y “voto riesgoso” o ignorante según qué partido. En Democracia no se concede el derecho al sufragio de nuevos colectivos sobre una base que plantea de antemano el color, la madurez, la inteligencia y menos aun considerar como un factor el absurdo “nivel de riesgo” que pueda tener, como sostienen el ingeniero, el voto a emitir por los individuos que conforman tal colectivo. La reflexión del Sr. Meléndez no podría ser más descabellada.
En el cuarto numeral, el compatriota Meléndez avisa de que, en caso de implementarse el voto exterior, los salvadoreños que viven fuera podrían “imponer” el resultado electoral y que eso sería “injusto” para los que viven dentro de El Salvador, porque ellos serían los primeros en sufrir las consecuencias de las buenas o malas acciones del gobierno resultado electo. Aquí el Señor Melendez se enreda en una falacia: “Sería como imponer desde el extranjero a un gobernante, sojuzgando la voluntad de los que tienen que vivir en El Salvador”. Hace una diferenciación tendenciosa de los votos de una determinada zona y resalta una relevancia mayor, inexistente, sobre las demás, como si los votos de aquella tuvieran más peso o más valor. Los votos se suman uno a uno, cada uno tiene el mismo peso que los demás y la suma de la mayoría resultante es la encargada de dar la victoria al vencedor. Los votos de Los Ángeles no pesarían más que los votos de Texistepeque, en Santa Ana. El gane no lo determina sólo ese 5% o 10% de votos que inclina la balanza hacia el 50+1 por ciento llegados de una zona determinada, sino la suma de todos, por lo que no habría ninguna “imposición” o “injusticia” a cuenta de los votos llegados desde el exterior.
En el quinto y último numeral el ingeniero Meléndez habla de la logística y de la complejidad de organizar urnas electorales en el exterior. Ahí estamos de acuerdo: el voto en el exterior tiene aspectos desafiantes. Es costoso desde el punto de vista económico y requiere de una gran organización tanto técnica como humana, pero esa complejidad no debe tomarse como un criterio a la hora de conceder o no aquellos derechos –una vez más– de carácter básico y elemental como es el derecho al sufragio, derecho por el que se legitimiza toda la base sobre la cual están apalancados la Democracia y el Estado de Derecho. El compatriota Meléndez sostiene que, como la cosa del voto exterior es bastante compleja y costosa y que de todas formas lo más probable es que la gente no participe, no vale la pena ni intentarlo. Su razonamiento se centra de lleno en el pesimismo antes de empezar. Si aplicamos ese razonamiento el voto exterior nunca será una realidad.
Hay que destacar que en la era de la globalización, actualmente hay, según Internacional IDEA, 93 países y 6 territorios, a nivel mundial, que permiten el derecho al voto exterior a sus poblaciones en ultramar, lo que se traduce, en términos objetivos, a que la mitad del mundo ofrece algún tipo de inclusión o pertenencia política a sus ciudadanos desplazados fuera de sus fronteras nacionales a través del ejercicio del voto en el exterior.
Según Freedom House, una organización independiente que valora los niveles de Libertad y Democracia en el mundo, hay 90 naciones dentro de la categoría “Democracias Libres”. El 85% de dichas Democracias han implementado el derecho al ejercicio del voto exterior para sus nacionales en ultramar. El Salvador forma parte de esas 90 naciones denominadas “Democracias Libres” y es uno de los pocos países en esa categoría que todavía no ha implementado el voto exterior para sus cerca de 3 millones de ciudadanos que viven actualmente fuera de sus fronteras patrias. Es decir, nuestro país está en esa minoría del 15% de países llamados “libres” que se resiste a implementar un derecho básico y constitucional. No es ningún invento nuevo o artilugio mal planteado, es un derecho real que existe en el 85% de las “democracias libres” en todo el mundo.
El ingeniero termina su argumentación diciendo que su “posición por lo tanto es que el voto no es en realidad justificable y que inclusive puede ser inadecuado para la conquista de la democracia salvadoreña”.
Nada más lejos de la realidad, una Democracia se consolida cuando abre sus espacios a la participación de nuevos colectivos, como así lo ha demostrado la historia durante estas últimas 10 décadas en el caso de las mujeres, las minorías étnicas, los inmigrantes, y otros colectivos marginados alrededor del mundo.
En nuestro caso, una Democracia se debilita silenciosamente cuando colectivos que, teniendo derecho a participar y pudiendo, se dejan fuera, desprovistos de ese derecho elemental y natural que legitimiza la propia existencia del Estado como así lo han hecho, concientemente o no, las instituciones políticas y el gobierno de El Salvador con sus hijos salvadoreños en el exterior.
*Miembro de Salvadoreños en el Mundo – Publicado Originalmente en el Faro.net 28/07/2008
Tastaseada Arugmentativa del Sr. Ortiz de Salvadoreños en el Mundo al Sr. Melendez de SALMEX.
ReplyDeleteCreo que es combiniente seguir con el debate y ver quien aporta mejores argumentos. De Momentos SAlvadoreños en el Mundo 3, SALMEX 0.
Yo veo los puntos del ingeniero Meléndez pero creo que se ha topado con señor que ha puesto mejor sus argumentos y que además se los han ilustrado con imágenes, cosa que no hiceron con el Sr. Melendez de México. Por lo que se confirma la imparcialidad en este tema hacia Salvadoreños en el Mundo, dueña y administradora del blog.
ReplyDeleteJoaquín Sánchez
Veo Mucha discusión que podrían tomarse como tintes politos y poca discusión técnica que es lo debemos promover en foros como este.
ReplyDeleteNo obstante la discusión pare de altura.
No al voto de los salvadoreños en el exterior
ReplyDeleteAntes que nada creo que la persona que escribió esta opinión no tiene la más mínima idea de lo que las palabras democracia y derecho significan. Segundo, creo que él está dentro del grupo que menciona, a los que no les interesa nada de lo que pase en el país en el que dejamos el ombligo.
Creo que es un derecho que tenemos los salvadoreños en el extranjero tanto como los que están en el país el de votar, debido a múltiples situaciones entre las cuales, como ya mencioné previamente (derecho), podemos agregar obligación a ejercer el voto. Muchos salvadoreños han dejado todo en su país, eso incluye su familia debido a la falta de empleo y debido a que los sueldos no son suficientes para mantenerse tan siquiera sobreviviendo, pues esas personas como muchas otras pienso que tenemos el derecho de seguir ejerciendo el voto desde donde quiera que estemos, ya que queremos lo mejor para nuestras familias en nuestro país. Podría atreverme a decir de que al haber una mejora en todos los aspectos en el país, muchos salvadoreños regresarían al lado de los suyos. No creo que este señor tenga alguien que le importe en El Salvador, pero muchos de los "hermanos lejanos" emigran buscando la mejora de vida no solo para ellos. Y dentro de esa búsqueda de mejoras una cosa muy importante es el cambio a nivel social, económico, político, etc., en El Salvador.
Los problemas económicos que el señor menciona para ejercer el voto en el extranjero son poco valederos, ya que México no es el mejor ejemplo a tomar para el manejo de la economía (lo digo porque viví 10 años allá). Se le olvidó mencionar que los soldados en Iraq (que no deberían estar allá) de Estados Unidos, como los de Inglaterra, tienen el derecho y ejercen su voto desde unos de los rincones más remotos de la tierra. Sí es cierto, ellos están "temporalmente" allá, pero nadie sabe el futuro que les depara, si regresarán vivos o en un ataúd, y eso no les quita el derecho de votar. Entonces lo mismo aplica a nosotros los salvadoreños en el extranjero: no sabemos si regresaremos o no, muchos pueden ser deportados, muchos pueden ser ilegales con deseos de regresar, al igual que muchos legales con el mismo deseo.
Creo que valdría la pena hacer una reflexión es esto y decir: En lugar de robar el dinero para invertir en obras falsas y generar empleo para las mismas empresas de siempre (amigos de los funcionarios en el gobierno), hay que poner un poco más de esfuerzo en el TSE e intentar hacer el esfuerzo del voto en el extranjero. Y una vez logrado, al igual que en el país, al que le interese lo que está pasando en El Salvador que ejerza su voto y a quien no, pues que se quede en el confort de su hogar para ver en las noticias los resultados y delegarles a otros el derecho de elegir su gobernante.
Luis Reyes
quincho sanches:
ReplyDeletese nos olvido, ilustrarlo con charros, botas duranguenses y con el viva mexico!
Nitida argumentación del señor Ortiz, ha arremetido punto a punto a todas las reflexiones del Sr Melendez sin entrar en polemicas partidarias, se ha centrado en los puntos y la argumentación del contricante como una lanza y ha desmontado el castillo argumentativo que había construido el SR. Melendez.
ReplyDeleteAl Sr. Ortiz le doy un 10 y para el señor Meléndez un 7 por atreverse a comentar en este espacio de leones.
Bartolomé Arias
de acuerdo totalmente con el senor Ortiz, pero realmente nesecitamos cambios no solo de forma sino de fondo y me sigo preguntando !!!!!!!!!! TENEMOS UNA OPCION POLITICA EN EL SALVADOR???? un sincero saludo desde Saltr Lake City.. Lucy
ReplyDeletehola, creo que los puntos que presenta el Sr. Ortis, estan muy objetivos y reales, claro que existe viabilidad, para el voto, en el exterior, no hay por que buscarle cinco patas al gato, no nos enfrasnquemos en ideas atrasadas, asi, como impucieron el dolar, el impuesto a las llamadas, y tantas leyes, absurdas, como no van a aprovar este derecho, que acaso quieren que nos hagamos un A.D.N. Para saber si somos Salvadorenos, si, o no.... Solo el dia de hoy me di cuenta que somos el pais mas violento del mundo, que se discutio en el foro de seguridad, entonses que pasa los gobernantes no son capases de solucionar los problemas por pensar enel bien propio y no colectivo, de las mayorias, como promueven el turismo, al hermano lejano, y a otros turistas en general, tienen el pais patas arriba, y las remesas no faltan mes a mes. En que estamos...
ReplyDeleteNuevamente quisiera chiflar, no con tres notas de silvido, sino con un fuerte chiflido de alegria!!!
ReplyDeleteEste articulo demuestra la singularidad del complejo problema que no hemos atendido nosotros mismos desde hace mucho tiempo.
EL VOTO AL EXTERIOR ES UN DERECHO INALIENABLE PARA CADA CIUDADANOCU, DONDE SEA QUE SE ENCUENTRE !!!
De ser inaceptable para pocos, la mayoria lo demanda, ahora de palabras, mas tarde, talvez en demanda hacia el Estado Salvadoreno.
Me llama mucho la atencion de una persona que opino de los soldaditos simpaticos que se encuentran con sus narices metidas en IRAK, que ni siquiera hablan arabe, ingles y NI PUEDEN VOTAR como los otros paises que estan alli metidos.
EJEMPLO MAS TRISTE: los Estadounidenses pueden votar desde alla, los Europeos tambien. Y los guanacos ? ... haa esos estan alla por majes, nadie los invito y ademas, son huespedes de Bush en una guerra que ni ellos (los guanacos)entienden.
Y que tal que los paisanos salvadorenos hubieramos votado en un REFERENDUN para enviar tropas a irak? A mi me compete hacerlo, pues creo que esa guerra no es incumbencia salvadorena.
El derecho al sugragio no se gana en una platica en los pasillos de la casa presidencial, se gana luchando en la conciencia de los buenos dirigentes de la nacion en el area legislativa. El voto se gana HACIENDO PATRIA !!!
Hacer patria, no es el grito histerico arenista, es mas bien, enviar remesas, ser justo en el trato, velar por que la industria sea mas competente hacia la rentalibilidad de igualdad socia.
Felicito a ambos colegas, sin menoscabar el esfuerzo de SEEM en el ambito de cabildeo hacia la Honorable AsambleaLegislativa.
Este titulo de Honorabilidad debe ser sustentado por su equidad hacia los salvadorfenos en el Exterior.
Atentamente,
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.
que buen debate, sobre este derecho inalienable, y creo que si vemos lo positivo de esto, es que se da la oportunidad, de rreplica, y que cada quien tome la obcion que mas considere, pero la verdad, yo si estoy en favor que nos otorgue este derecho, y los que lo partidisan , no hay duda que tiene el cerebro chiquito y eso se compone con un guacal de orchata....
ReplyDeleteenvidiosos.
SRA. LUCY... DE LAQUE CIRI......LA UNICA OPCION QUE TENEMOS ES ARENA.
ReplyDeletePOR QUE LO HAN DEMOSTRADO EN 2O PRIMAVERAS, Y OTROS 20 CON ARENA ES FABULOSO MI PAISITO LOGRA EL DESARROLLO TOTAL Y SERIAMOS UN PAIS DEL PRIMER MUNDO...JEJEJE. SEEM YA NO LE DEDICARIA EN ESTE BLOG. EL BUEY DE LA BARRANCA ALOS INDIOS DE ORIENTE.
nuestras libertades estan en peligro vota por arena!!!
Buen debate, estoy sorprendido que los SEEM hayan dejado publicar al Ingeniero Melendez.
ReplyDeleteEn cuanto al debate, el Sr. Melendez toca buenos puntos pero creo que el otro señor ha tenido mas peso en sus argumentos, a lo mejor habra sido por que posteo de ultimo y eso siempre acarrea ventajas.
Lourdes Amaya
No hay duda, que este tema les da, comeson, y no son capases, de analisar, que es nesesario, y prudente el ejercisio al sufragio, como dice mi abuelo, los ignorantes son los que partidisan todo asi, mismo adjudicarle un milagro a un partido politico, sin poder como los que hay alla en guanacolandia, , o fantasmas...
ReplyDeleteSI AL VOTO EN EL EXTERIOR.
Buen debate, quisas lo mas interesante es que este es un debate entre los guanacos en el exterior. Al señor Meléndez yo le doy un diez y al Sr. Ortiz un once.
ReplyDeleteBuenas tardes