El Salvador 5, Haití 0

Por Jose Manuel Ortiz*

No hay nada más efectivo para olvidarse de las crisis y las miserias nacionales que una buena tajada de entretenimiento colectivo. En nuestro caso, esas tajadas vienen en forma de fútbol y cuando las lonchas salen bien como ayer ante Haití, el efecto es extraordinario: neutralizan hasta las penas más profundas. (Foto EDH)

El resultado fue abultado, El Salvador 5, Haití 0, y eso sabe no sólo a triunfo aplastante, sino también a prosperidad porque nos aleja de las dificultades cotidianas de la crisis, crisis que, de repente, parece que desaparece para dar paso al desenfreno y al triunfalismo mediáticos, que, aunque sean momentáneos, tienen la bondad de inyectarnos un poco de esperanza.

Los políticos, que reconocen a la perfección el poder balsámico de los triunfos deportivos, especialmente en épocas de crisis, se acercan a los estadios para que los ciudadanos asocien las victorias, en caso de haberlas, con sus caras y ya de paso saludar a los deportistas, a los ciudadanos hinchas y a las cámaras de televisión, que siempre están por ahí en cualquier rincón, listas para enfocar.

Esto de saludar en los acontecimientos multitudinarios sienta bien a la clase política, y los asesores siempre aconsejan darse una “vuelte-cita” allá donde hayan masas.

Los votos que puedan caer también sientan bien, excepcionalmente bien en momentos de flaquezas en las institucines políticas.

El presidente Saca estuvo con los muchachos de la Selecta y les pidió el triunfo personalmente para el pueblo antes de arrancar el partido. “Ojalá que le demos en este mes de la patria frente Haití una victoria a la afición” dijo el Presidente Saca ante las cámaras directamente desde al campo, mientras a sus espaldas se dilucidaban bruscos y borrosos movimientos de cuerpos azulados en pleno entrenamiento.

!Vaya triunfo que nos dieron! Que bien para el Presidente por haberse acercado a visitar a los muchachos antes del mascón.

No es el único, meses antes, Mauricio Funes, coreaba y vitoreaba a la Selecta desde las gradas junto a una avalancha humana durante aquel partidazo de la Selecta frente a Panamá, donde El Salvador ganó 3-1.

El partido de ayer contra Haití, causa delicia colectiva, nos hace saltar la vena de nuestro orgullo nacional y nos suministra un poco más de oxígeno para seguir rebuscándonos en medio de esta crisis que provoca muchos dolores de cabeza y de estómago, dolencias que de momento podemos olvidar gracias al triunfo de ayer. El problema es que Haití, que es mucho más pobre y más vulnerable que nosotros, despúes de tambalearse por los suelos ante los golpes de la naturaleza, el Gustav y el Hana, ahora se le suma otro golpe: el 5 a 0 frente a El Salvador.

Miembro de Salvadoreños en el Mundo

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