Sarah Palin habla

Por Manuel Alcantara*

La candidata de, a su vez, el candidato McCain, Sarah Palin es una mujer muy hermosa, con un taladrante discurso que perfora al adversario como una broca eléctrica sobre la madera. Tiene 44 años, una edad que cuenta con muchos adeptos entre los mayores, pero también tiene muchas pasiones: es decidida partidaria de la pena de muerte y acérrima enemiga del divorcio y de los homosexuales, profesa una gran simpatía por las armas de fuego y no le gusta que se hable de evolucionismo ni de educación sexual en las escuelas públicas.

Educación sexual es lo que parecía había arruinado la juventud de su hija Bristol, y con potencial, también, para arruinar la suya. Por lo visto, todos en la prensa nos confundimos, pensamos que era, en el pensamiento de las familias más tradicionales, una deshonra y, en el discurso del político, una incoherencia de principios –no se puede pedir la abstinencia a los demás jóvenes y salir con embarazo en casa– cuando en realidad es una bendición.

Más tarde sabremos si McCain –moderado y apacible comparado con ella– se ha equivocado en su elección. De momento, sólo sospechamos que la señora Palin no se ha equivocado de siglo, al contrario, parece haber aparecido justo a tiempo para salvar a su partido de lo que parecía iba ser una carrera perdida para los republicanos, como así lo habían anunciado, a micrófono cerrado, Peggy Noonan, ex redactora de discursos de Ronald Reagan y Mike Murphy, analista de MSNBC y ex miembro de la campaña de McCain.

Esta mujer es especial y defiende su creencia y sus principios como un grueso muro de piedra, no cede ni un milímetro. Para corroborarlo y para que vayamos haciéndonos una idea de hasta qué punto Sarah Palin está sorda para oír la melodía de su tiempo, en sus primeras declaraciones como candidata se ha echado encima a los ecologistas, que son unas auténticas garrapatas. Ha dicho que no atribuye el cambio climático a la actividad humana. Ni su admirado Bush había llegado a tanto. Va más allá del amante del petróleo Dick Cheney, dice estar dispuesta a realizar cuanto antes perforaciones petrolíferas en las Reservas Naturales del Ártico y da el apoyo incondicional a la continuidad infinita de la guerra en Irak. Quizá hayan sido estas convicciones las que han cautivado el lado más conservador de McCain, que parecía demasiado moderado para muchos en su partido.

Se puso ante el micro y habló, ¡vaya si habló! Hizo saltar a todos por los aires, prensa y comentaristas incluidos, en el Xcel Energy Center, en St Paul. Lo que no dijo fue que su discurso había sido obra de la pluma de Matthew Scully, un guionista de la Administración Bush entre el 2001 y el 2004. Estas cosas son importantes pero no se dicen, solo se evalúa la performance on stage, que en el caso de Palin fue tan espectacular como nunca.

Sus creencias, las de Palin y las de McCain, son tan firmes que, en caso de derrumbamiento, los cascotes nos pueden caer encima de la cabeza a todos, incluso a los que viven en las más lejanas provincias del Imperio. La elección de la valiente mamá hockey, de 44, y del César, de 72, dependerá del estado de ánimo de los votantes y éste de la intensidad de la campaña, que se augura formidable.

Vale la pena mencionar que la edad de McCain, quizás, se encuentra en un punto más apropiado para mostrar indulgencia con los nietos que para exhibir ambiciones políticas de efecto mundial. En todo caso, el pueblo americano puede estar tranquilo, tiene una nueva estrella, se llama Sarah Palin.

Colaborador de SEEM - publicado en el NDC 2/9/2008

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