La aventura china en Centroamérica
Costa Rica comienza a negociar un tratado de libre comercio con Pekín
Por Álavaro Murillo
Todo ha sido bastante rápido. Hace dos años, Costa Rica era uno de los mejores amigos del régimen taiwanés, pero ahora es la cabeza de playa de Pekín en Centroamérica, su modelo para el resto de aliados de Taiwan, el destino de abundantes dólares en cooperación y ayer comenzó a escribir en piedra todo lo relacionado con el comercio, como anunció el mismísimo presidente Hu Jintao el pasado noviembre.
Las negociaciones de un tratado de libre comercio (TLC) entre Costa Rica y China comenzaron ayer con el objetivo de estar completados antes de que finalice el Gobierno de Óscar Arias, en mayo de 2010. El pequeño país centroamericano intentará negociar de tú a tú con una potencia que, a pesar de la contención del consumo mundial, podría comérselo de un bocado. El afán es aumentar las exportaciones a China un 11% y salir ilesos, aunque también está previsto el incremento de las importaciones un 4%.
El Gobierno costarricense se sentará a la mesa de negociaciones durante ocho rondas. Quiere ponerse de acuerdo con los chinos en un tema que no logró consensuar con los grupos empresariales internos, sus principales aliados para otros TLC, en especial el vigente con Estados Unidos. Los industriales y productores de alimentos no se cansan de pedir a Arias que se abstenga de dar este nuevo paso en la relación con China, mientras el sector agrícola cree que los chinos pueden ser un buen mercado si se logran superar los problemas logísticos que supone tener en medio todo el océano Pacífico.
Firmar un TLC
Arias, sin embargo, parece tener claro su plan de convertir al país en el tercer latinoamericano en suscribir un TLC con China, después de Perú y Chile. Costa Rica mantiene vigentes ocho convenios de este tipo con economías americanas, pero el pacto con Pekín contiene muchas de las dudas y suspicacias que han rodeado la relación diplomática bilateral. ¿Es pragmatismo económico? ¿Es un símbolo? ¿A quién beneficiara? ¿Cómo evitar que China borre de un pestañeo a algún sector productivo costarricense? ¿Qué garantías de calidad ofrecen los chinos? Las respuestas abundan y varían según quien la ofrezca.
"Asia es la zona del mundo con mayor crecimiento y potencial para los próximos años. Eso lo demuestran los montos de inversión extranjera. Negociando este TLC con China estamos entrando en ese mercado por la puerta grande", es el argumento más repetido ahora por el ministro de Comercio Exterior, Marco Vinicio Ruiz, quien no se cansa de ofrecer a empresarios chinos la posibilidad de usar Costa Rica como plataforma para acceder a Estados Unidos, cosa que en Washington parece no despertar demasiadas alarmas. "Hay reglas de origen muy claras y específicas para asegurarse de que sólo los productos transformados en Centroamérica pueden entrar libres de aranceles", dijo en marzo Christopher Padilla, subsecretario de Comercio Exterior.
Las fuerzas políticas ofrecen un apoyo preliminar, incluso las que se opusieron con fuerza al TLC con Estados Unidos. La ideología juega menos en esta ocasión y, además, la mayoría respaldó la decisión de Arias de acabar la amañada relación con Taiwan y establecerla con China. Después han venido los cuestionamientos por las formas, pero pocos rebaten el nexo. El Partido Acción Ciudadana (PAC), principal opositor, felicitó al Gobierno desde que se conoció el viraje diplomático, descrito por el embajador chino, Wang Xiaoyuan, mediante una frase de Deng Xiaoping: "No importa si el gato es negro o blanco, lo importante es que cace ratones".
El TLC se mencionó como una posibilidad desde que se intercambiaron cartas diplomáticas, en junio de 2007, y cuando Hu recibió con máximos honores a Arias en el Gran Palacio del Pueblo, sólo cuatro meses después. Desde ese momento, China figuraba ya en el podio de los destinos de las exportaciones costarricenses, en una relación comercial atípica, por la balanza favorable para Costa Rica. Esto sólo se puede entender por el enorme peso que en el intercambio representan los componentes de ordenadores fabricados por la multinacional Intel, establecida en el país centroamericano desde 1996. El 75% de los envíos lleva el sello de la corporación de origen estadounidense.
Publicacion El Pais - 20/01/2009
Por Álavaro Murillo
Todo ha sido bastante rápido. Hace dos años, Costa Rica era uno de los mejores amigos del régimen taiwanés, pero ahora es la cabeza de playa de Pekín en Centroamérica, su modelo para el resto de aliados de Taiwan, el destino de abundantes dólares en cooperación y ayer comenzó a escribir en piedra todo lo relacionado con el comercio, como anunció el mismísimo presidente Hu Jintao el pasado noviembre.
Las negociaciones de un tratado de libre comercio (TLC) entre Costa Rica y China comenzaron ayer con el objetivo de estar completados antes de que finalice el Gobierno de Óscar Arias, en mayo de 2010. El pequeño país centroamericano intentará negociar de tú a tú con una potencia que, a pesar de la contención del consumo mundial, podría comérselo de un bocado. El afán es aumentar las exportaciones a China un 11% y salir ilesos, aunque también está previsto el incremento de las importaciones un 4%.
El Gobierno costarricense se sentará a la mesa de negociaciones durante ocho rondas. Quiere ponerse de acuerdo con los chinos en un tema que no logró consensuar con los grupos empresariales internos, sus principales aliados para otros TLC, en especial el vigente con Estados Unidos. Los industriales y productores de alimentos no se cansan de pedir a Arias que se abstenga de dar este nuevo paso en la relación con China, mientras el sector agrícola cree que los chinos pueden ser un buen mercado si se logran superar los problemas logísticos que supone tener en medio todo el océano Pacífico.
Firmar un TLC
Arias, sin embargo, parece tener claro su plan de convertir al país en el tercer latinoamericano en suscribir un TLC con China, después de Perú y Chile. Costa Rica mantiene vigentes ocho convenios de este tipo con economías americanas, pero el pacto con Pekín contiene muchas de las dudas y suspicacias que han rodeado la relación diplomática bilateral. ¿Es pragmatismo económico? ¿Es un símbolo? ¿A quién beneficiara? ¿Cómo evitar que China borre de un pestañeo a algún sector productivo costarricense? ¿Qué garantías de calidad ofrecen los chinos? Las respuestas abundan y varían según quien la ofrezca.
"Asia es la zona del mundo con mayor crecimiento y potencial para los próximos años. Eso lo demuestran los montos de inversión extranjera. Negociando este TLC con China estamos entrando en ese mercado por la puerta grande", es el argumento más repetido ahora por el ministro de Comercio Exterior, Marco Vinicio Ruiz, quien no se cansa de ofrecer a empresarios chinos la posibilidad de usar Costa Rica como plataforma para acceder a Estados Unidos, cosa que en Washington parece no despertar demasiadas alarmas. "Hay reglas de origen muy claras y específicas para asegurarse de que sólo los productos transformados en Centroamérica pueden entrar libres de aranceles", dijo en marzo Christopher Padilla, subsecretario de Comercio Exterior.
Las fuerzas políticas ofrecen un apoyo preliminar, incluso las que se opusieron con fuerza al TLC con Estados Unidos. La ideología juega menos en esta ocasión y, además, la mayoría respaldó la decisión de Arias de acabar la amañada relación con Taiwan y establecerla con China. Después han venido los cuestionamientos por las formas, pero pocos rebaten el nexo. El Partido Acción Ciudadana (PAC), principal opositor, felicitó al Gobierno desde que se conoció el viraje diplomático, descrito por el embajador chino, Wang Xiaoyuan, mediante una frase de Deng Xiaoping: "No importa si el gato es negro o blanco, lo importante es que cace ratones".
El TLC se mencionó como una posibilidad desde que se intercambiaron cartas diplomáticas, en junio de 2007, y cuando Hu recibió con máximos honores a Arias en el Gran Palacio del Pueblo, sólo cuatro meses después. Desde ese momento, China figuraba ya en el podio de los destinos de las exportaciones costarricenses, en una relación comercial atípica, por la balanza favorable para Costa Rica. Esto sólo se puede entender por el enorme peso que en el intercambio representan los componentes de ordenadores fabricados por la multinacional Intel, establecida en el país centroamericano desde 1996. El 75% de los envíos lleva el sello de la corporación de origen estadounidense.
Publicacion El Pais - 20/01/2009
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