Memoria histórica de una teología polémica
FRANCISCO DE ANDRÉS*
Ignacio Ellacuría, el más prominente de los seis jesuítas salvajemente asesinados en noviembre de 1989, tiene una calle en Portugalete, una fundación para profundizar en sus escritos filosóficos, y un premio del Gobierno vasco. Algunas figuras rutilantes de la llamada Teología de la Liberación, como Leonardo Boff o Jon Sobrino, consideran a Ellacuría un abanderado de la doctrina que en los años 70 y 80 buscó una vía intermedia entre el cristianismo y el marxismo.
Los círculos académicos e intelectuales que aún orbitan en torno a la «dialéctica liberacionista» consideran también a Ellacuría un mártir, percepción que cuenta con muy pocas cartas en la congregación vaticana de las causas de los santos.
Las posiciones intelectuales de Ignacio Ellacuría fueron rechazadas en varias ocasiones por la Santa Sede, cuando Juan Pablo II ocupaba la Cátedra de San Pedro y Ratzinger combatía desde la Congregación de la Doctrina de la Fe los libros de los teólogos liberacionistas iberoamericanos.
Si unos piden su canonización, otros no dudan en señalar al asesinado rector de la Universidad Centroamericana como uno de los mentores ideológicos de la guerrilla del FMLN.
El clima de pasiones y tropelías sin límite en El Salvador entre 1980 y 1992 fue el marco de los crímenes del 16 de noviembre de 1989, que golpearon al mundo por su brutalidad y sangre fría.
Ignacio Ellacuría no fue del todo ajeno al ideario que invocaban los revolucionarios salvadoreños o sandinistas, pero en ningún momento justificó la violencia como remedio. Hasta la víspera de su asesinato abogó por un alto el fuego en el conflicto, que aún tardó años en realizarse.
Publicado en el ABC 14/1/2009
Ignacio Ellacuría, el más prominente de los seis jesuítas salvajemente asesinados en noviembre de 1989, tiene una calle en Portugalete, una fundación para profundizar en sus escritos filosóficos, y un premio del Gobierno vasco. Algunas figuras rutilantes de la llamada Teología de la Liberación, como Leonardo Boff o Jon Sobrino, consideran a Ellacuría un abanderado de la doctrina que en los años 70 y 80 buscó una vía intermedia entre el cristianismo y el marxismo.
Los círculos académicos e intelectuales que aún orbitan en torno a la «dialéctica liberacionista» consideran también a Ellacuría un mártir, percepción que cuenta con muy pocas cartas en la congregación vaticana de las causas de los santos.
Las posiciones intelectuales de Ignacio Ellacuría fueron rechazadas en varias ocasiones por la Santa Sede, cuando Juan Pablo II ocupaba la Cátedra de San Pedro y Ratzinger combatía desde la Congregación de la Doctrina de la Fe los libros de los teólogos liberacionistas iberoamericanos.
Si unos piden su canonización, otros no dudan en señalar al asesinado rector de la Universidad Centroamericana como uno de los mentores ideológicos de la guerrilla del FMLN.
El clima de pasiones y tropelías sin límite en El Salvador entre 1980 y 1992 fue el marco de los crímenes del 16 de noviembre de 1989, que golpearon al mundo por su brutalidad y sangre fría.
Ignacio Ellacuría no fue del todo ajeno al ideario que invocaban los revolucionarios salvadoreños o sandinistas, pero en ningún momento justificó la violencia como remedio. Hasta la víspera de su asesinato abogó por un alto el fuego en el conflicto, que aún tardó años en realizarse.
Publicado en el ABC 14/1/2009
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Caso Alfredo Cristiani
Parecera ser que que todavia nos queda la resaca del espanto de la violencia para justificar las horrendas masacres perpetradas por los militares patologicamente insanos hacia la poblacion civil armada y no armada.
ReplyDeleteDecir que Ellacuria no justifico la violencia como remedio, es una hilaria atribucion de una realidad necesaria para el Derecho de Supervivencia de los Pueblos. Esta realidad de la violencia es intrinsica pero no negable. Es parte de una foto que necesariamente necesitamos incluirla; lo mas importante era necesario incluir es la autodeterminacion de la libertad de los pueblos y El Salvador no era ajeno a esa realidad y todos los elemnetos que ello involucra en sus escritos.
Lo que sucede es que queda relevante la histeria que muestran los medios de comunicacion social hacia la palabra VIOLENCIA que hipocritamente se emplea en el pais. Por ejemplo, se aceptan practicas que estan violentadas en la practica CUANDO EL PARTIDO DEL GOBIERNO UTILIZA SU POSICION PARA HACER PROPAGANDA HACIA SU PROPIO PARTIDO USANDO ASI, RECURSOS DEL ESTADO HACIA TAL FIN.
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.
LOS PROFETAS DESARMADOS!
ReplyDeleteSUS ARMAS ERAN LAS IDEAS DE UN NUEVO MUNDO SIN VIOLENCIA Y CONVULSION!
EL VATICANO NO QUIERE SABER DE ESTO PORQUE BIEN SABE QUE LOS JESUITAS LES ROBAN LA IMAGEN DE BUENISMO QUE TIENEN!
YO DESDE AQUI PROPONGO TAMBIEN QUE LAS CALLES Y AVENIDAS SEAN LLAMADAS CON LOS NOMBRES DE AQUELLOS QUE COMBATIERON SIN ARMAS HASTA EL ULTIMO INSTANTE DE SUS VIDAS HIJOS MERITISIMOS COMO ELLOS SON DE DECLARARLOS COMO TALES!