Trivialidades Democráticas
Por José Manuel Ortiz Benítez
“Creer que la democracia se limita a las elecciones y al derecho a emitir el voto cada cierto tiempo es tener una visión muy limitada de este sistema”, ha ido a exponer el Sr. Manuel Alcántara Sáez desde La Universidad de Salamanca, España, a los parlamentarios salvadoreños en ociosas ocasiones. (Foto El Faro: El Circo de Norman)
Es lo básico, digo yo, no el propósito. Hay que ir más allá.
Aprender Democracia pasa necesariamente por implementar sobre el terreno otros gruesos y desafiantes conceptos como la igualdad, la dignidad, el reparo institucional, la tolerancia y, por lo menos, ese inofensivo “buenos días” entre los luchadores políticos.
El domingo la gente saldrá de su casa a cumplir con nuestra adolescente Democracia salvadoreña: echar la papeleta en las urnas con la cruz sobre el anagrama del partido político de su elección.
La contienda se amontona entre el FMLN y ARENA, dos partidos políticos, dos formas de ver la vida, ferozmente opuestas, hasta estas elecciones.
La crisis que vivimos ha forzado a ambas instituciones a dejar ligeramente sus respectivos extremismos y arrimarse con timidez un poco más hacia el centro, algo que más o menos se palpa en las propuestas de gobierno y los discursos en las lenguas de sus puntas de lanza, los candidatos presidenciales.
Las alecciones de este 18 de enero de 2009 son la antesala para dilucidar quien será el vencedor final de todo esta aparatosa época de cambios, recambios, encuestas, chalequitos, reseñas, circos y demás bochinches típicos en los que se enzarza nuestra raza en momentos de grandes decisiones nacionales.
Sobre el fogueo democrático que libran las instituciones políticas, no estoy totalmente de acuerdo en que los dos partidos mayoritarios hayan echado toda la leña al fuego en esta traca inicial.
Algo me dice que han reservado una buena parte de los explosivos para atizarse mutuamente en la traca final, las presidenciales del 15 de marzo.
Tampoco estoy de acuerdo en que hayan perdido las “buenas formas”. En mi humilde opinión, nunca las han tomado demasiado en cuenta.
El ambiente que se respira sigue siendo un ambiente políticamente tenso y hostil, algo a lo que la gente no ha tenido más remedio que acostumbrarse.
Si todo sale bien, el lunes por la mañana veremos en los titulares el rostro del ganador, si ha sido la doctora Violeta Menjívar o el célebre dentista, Norman Quijano.
En San Salvador, el segundo podium después de la guayaba presidencial, parece que las dirigencias se han puesto de acuerdo en que el candidato de cada partido sea un representante del gremio de los médicos, algo que, en vista de todo lo demás, lo podemos dar como una señal de mutuo entendimiento, aunque sea en algo tan irrelevante como eso.
Miembro de Salvadoreños en el Mundo
“Creer que la democracia se limita a las elecciones y al derecho a emitir el voto cada cierto tiempo es tener una visión muy limitada de este sistema”, ha ido a exponer el Sr. Manuel Alcántara Sáez desde La Universidad de Salamanca, España, a los parlamentarios salvadoreños en ociosas ocasiones. (Foto El Faro: El Circo de Norman)
Es lo básico, digo yo, no el propósito. Hay que ir más allá.
Aprender Democracia pasa necesariamente por implementar sobre el terreno otros gruesos y desafiantes conceptos como la igualdad, la dignidad, el reparo institucional, la tolerancia y, por lo menos, ese inofensivo “buenos días” entre los luchadores políticos.
El domingo la gente saldrá de su casa a cumplir con nuestra adolescente Democracia salvadoreña: echar la papeleta en las urnas con la cruz sobre el anagrama del partido político de su elección.
La contienda se amontona entre el FMLN y ARENA, dos partidos políticos, dos formas de ver la vida, ferozmente opuestas, hasta estas elecciones.
La crisis que vivimos ha forzado a ambas instituciones a dejar ligeramente sus respectivos extremismos y arrimarse con timidez un poco más hacia el centro, algo que más o menos se palpa en las propuestas de gobierno y los discursos en las lenguas de sus puntas de lanza, los candidatos presidenciales.
Las alecciones de este 18 de enero de 2009 son la antesala para dilucidar quien será el vencedor final de todo esta aparatosa época de cambios, recambios, encuestas, chalequitos, reseñas, circos y demás bochinches típicos en los que se enzarza nuestra raza en momentos de grandes decisiones nacionales.
Sobre el fogueo democrático que libran las instituciones políticas, no estoy totalmente de acuerdo en que los dos partidos mayoritarios hayan echado toda la leña al fuego en esta traca inicial.
Algo me dice que han reservado una buena parte de los explosivos para atizarse mutuamente en la traca final, las presidenciales del 15 de marzo.
Tampoco estoy de acuerdo en que hayan perdido las “buenas formas”. En mi humilde opinión, nunca las han tomado demasiado en cuenta.
El ambiente que se respira sigue siendo un ambiente políticamente tenso y hostil, algo a lo que la gente no ha tenido más remedio que acostumbrarse.
Si todo sale bien, el lunes por la mañana veremos en los titulares el rostro del ganador, si ha sido la doctora Violeta Menjívar o el célebre dentista, Norman Quijano.
En San Salvador, el segundo podium después de la guayaba presidencial, parece que las dirigencias se han puesto de acuerdo en que el candidato de cada partido sea un representante del gremio de los médicos, algo que, en vista de todo lo demás, lo podemos dar como una señal de mutuo entendimiento, aunque sea en algo tan irrelevante como eso.
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