El Salvador: la larga posguerra
Por Gervasio Sánchez
Aunque ya hace 17 años que se firmaron los acuerdos de paz, El Salvador sigue encajado en la posguerra, esa fase acrítica que puede durar poco, mucho o ser eterna. Aquella guerra entre una derecha oligárquica, fascista, recalcitrante y una izquierda guerrillera, marxista y revolucionaria se ha trasladado a la vida política y predice que las elecciones presidenciales del 15 de marzo van a ser las más reñidas de la historia. (Foro Gervasio Sánchez: Una madre y sus hijos huyen del fuego cruzado durante la ofensiva de la guerrilla salvadoreña de noviembre de 1989)
La antigua guerrilla del Farabundo Marti de Liberación Nacional (FMLN), reconvertida en un partido político con similar nombre, se presenta con una curiosa fórmula política: un prestigioso y popular periodista llamado Maurico Funes se acompaña de uno de los cinco jefes guerrilleros, Salvador Sánchez Cerén, y al mismo tiempo se rodea de 'sus amigos', entre los que hay algunos derechistas de muy dudoso pasado.
La Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que lleva dos décadas gobernando el país, se apoya en Rodolfo Ávila, un candidato incapaz de disminuir la violencia cotidiana mientras dirigió la Policía Nacional Civil, el principal cuerpo de seguridad salvadoreño. Un discurso insulso y sin apenas ideas va arropado por una potente campaña populista, sucia y repleta de descalificaciones que puede volverse en su contra.
La campaña del FMLN parece más dirigida a los sectores de clase media que a la base del antiguo movimiento guerrillero. En los anuncios publicitarios, Funes aparece siempre rodeado de personas entrajadas con un discurso ininteligible para el ejército de pobres que sueñan con un cambio político. La prensa derechista ya llama a Sánchez Cerén el candidato oculto, porque apenas aparece al lado de su compañero de cartel electoral.
Los más condescendientes afirman que se trata de una inteligente estrategia que persigue rascar votos en los graneros centristas o, incluso, entre los votantes de ARENA decepcionados con 20 años de gobiernos monocolores. Los más críticos aventuran tiempos muy complicados entre los pragmáticos y los sectores más ortodoxos del partido. Aunque todos están de acuerdo: "Primero ganemos las presidenciales y después ya solucionaremos las diferencias".
El país se desangra mientras se acerca el día de las elecciones. En el mes de enero la policía ha reportado 370 homicidios, una media de 12 al día, convirtiendo al pequeño país centroamericano en uno de los más violentos del mundo.
El fiscal general reveló la pasada semana que los cabecillas de algunas pandillas habían ordenado a cada menor matar a "al menos a cinco personas" después de reclutar a centenares de ellos en el último año. En algunas ciudades dormitorio como Apopa los adolescentes tienen que asumir grandes riesgos al dirigirse a sus institutos por las continuas amenazas de los grupos criminales.
La violencia acalla la vida cotidiana salvadoreña, obliga a estar siempre alerta y desnuda las calles al anochecer. La simple visión de una cámara fotográfica puede ser el desencadenante de un asalto a mano armada. Los padres sienten que sus hijos están en permanente riesgo. Si durante la guerra civil podían ser reclutados por el ejército o la guerrilla a edades muy tempranas, hoy pueden caer en las redes de las 'maras' y ser pasto de la pasión por la muerte que existe en este país desde hace décadas.
Publicado en SOITU.ES 19/2/2009
Aunque ya hace 17 años que se firmaron los acuerdos de paz, El Salvador sigue encajado en la posguerra, esa fase acrítica que puede durar poco, mucho o ser eterna. Aquella guerra entre una derecha oligárquica, fascista, recalcitrante y una izquierda guerrillera, marxista y revolucionaria se ha trasladado a la vida política y predice que las elecciones presidenciales del 15 de marzo van a ser las más reñidas de la historia. (Foro Gervasio Sánchez: Una madre y sus hijos huyen del fuego cruzado durante la ofensiva de la guerrilla salvadoreña de noviembre de 1989)
La antigua guerrilla del Farabundo Marti de Liberación Nacional (FMLN), reconvertida en un partido político con similar nombre, se presenta con una curiosa fórmula política: un prestigioso y popular periodista llamado Maurico Funes se acompaña de uno de los cinco jefes guerrilleros, Salvador Sánchez Cerén, y al mismo tiempo se rodea de 'sus amigos', entre los que hay algunos derechistas de muy dudoso pasado.
La Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que lleva dos décadas gobernando el país, se apoya en Rodolfo Ávila, un candidato incapaz de disminuir la violencia cotidiana mientras dirigió la Policía Nacional Civil, el principal cuerpo de seguridad salvadoreño. Un discurso insulso y sin apenas ideas va arropado por una potente campaña populista, sucia y repleta de descalificaciones que puede volverse en su contra.
La campaña del FMLN parece más dirigida a los sectores de clase media que a la base del antiguo movimiento guerrillero. En los anuncios publicitarios, Funes aparece siempre rodeado de personas entrajadas con un discurso ininteligible para el ejército de pobres que sueñan con un cambio político. La prensa derechista ya llama a Sánchez Cerén el candidato oculto, porque apenas aparece al lado de su compañero de cartel electoral.
Los más condescendientes afirman que se trata de una inteligente estrategia que persigue rascar votos en los graneros centristas o, incluso, entre los votantes de ARENA decepcionados con 20 años de gobiernos monocolores. Los más críticos aventuran tiempos muy complicados entre los pragmáticos y los sectores más ortodoxos del partido. Aunque todos están de acuerdo: "Primero ganemos las presidenciales y después ya solucionaremos las diferencias".
El país se desangra mientras se acerca el día de las elecciones. En el mes de enero la policía ha reportado 370 homicidios, una media de 12 al día, convirtiendo al pequeño país centroamericano en uno de los más violentos del mundo.
El fiscal general reveló la pasada semana que los cabecillas de algunas pandillas habían ordenado a cada menor matar a "al menos a cinco personas" después de reclutar a centenares de ellos en el último año. En algunas ciudades dormitorio como Apopa los adolescentes tienen que asumir grandes riesgos al dirigirse a sus institutos por las continuas amenazas de los grupos criminales.
La violencia acalla la vida cotidiana salvadoreña, obliga a estar siempre alerta y desnuda las calles al anochecer. La simple visión de una cámara fotográfica puede ser el desencadenante de un asalto a mano armada. Los padres sienten que sus hijos están en permanente riesgo. Si durante la guerra civil podían ser reclutados por el ejército o la guerrilla a edades muy tempranas, hoy pueden caer en las redes de las 'maras' y ser pasto de la pasión por la muerte que existe en este país desde hace décadas.
Publicado en SOITU.ES 19/2/2009
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Democracia
La incapacidad del gobierno arenista en el pais no tiene paralelo ya que estas mismas personas se AUTOPROCLAMAN SER ¨GOBIERNO CIUDADANO¨ el cual cabe preguntar... entonces los anteriores han sido elegidos no por la ciudadnoa salvadoreña sino un ¨selecto grupo¨ de mercaderes salvadoreños?
ReplyDeleteLa rencilla siempre la promulgara el arenismo aunque se el lobo se vista de caperucita ¨roja¨ ya que amagan ser corte social pero se EMBRUTECEN AL OIR LA PALABRA SOCIALISMO Y AHUN MAS ... DE ESTE SIGLO XXI !!!
Las rencillas no se acabaran asta que halla en el pais una genuina alternancia que de cabida a adversarios por muchas decadas.
El arenismo parece no estar dispuesto a ceder; sin embargo muchos ciudadanos estan dispuestos atravez del voto CAMBIAR LA POLITICA ENGAÑOZA, PÈRVERTIDA Y DE SELECTO GRUPO DE DUEÑOS DE FABRICAS Y EMPRESAS MAL LLAMADOS ÏNDUSTRIALES¨ QUE A LA LARGA SE DEMOSTRARA EL TRAFICO DE INFLUENCIA Y CUELLO BLANCO DE DORADAS ARGOLLAS CON EL EJECUTIVO.
Esperamos que con la eleccion de un nuevo gobierno se hara justicia y el retorno a la gobernabilidad para la pacificacion del pais.
NO ESPEREMOS MAS, LA ALTERNANCIA ES LA PACIFICACION DEL PAIS.
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.
con tanta polarizacion que esperan?
ReplyDeleteatoleadas?