¿A quién diantres sirve Walter Araujo? Seis años de (re)saca
Por José Iglesias Etxezarreta
Va a ser que democracia con adjetivos no es democracia.
Democracia recortada. EE.UU. Cientos de miles de muertos (Torres Gemelas, Afganistán, Irak, Nueva Orleáns). Quien pueda creer que ése es el peor legado que le deja a los Estados Unidos George Walter Bush no sopesa que más enfermiza, más insidiosa, es la herencia de destrucción de las libertades civiles, paso previo y conditio sine qua non para esos homicidios masivos, y de degradación del orgullo patriótico auténtico con el que contaba el norteamericano, el que garantizaba que, por grande que fuera la amenaza, los valores formales se mantendrían (las prácticas informales, no; no hace falta recordar aquí el medio siglo de desmanes y barbaridades cometidas por ejemplo por la CIA en territorio extranjero).
Pero hasta la llegada del Grupo Salvaje –Bush, Rumsfeld, Ashcroft, Rove, Cheney, González, Rice - no eran prácticas legales ni consideradas normales. Por ejemplo, el que el debate públicamente obsceno en los medios sobre si la tortura, redefinida como “métodos de interrogatorio avanzados”, era un método aceptable en caso de supuesta (y falsa) causa mayor, demuestra hasta que extremo de podredumbre moral ha llegado la sociedad estadounidense guiada sumisamente por la Administración saliente.
No hace tanto, el pasado cinco de febrero, el oscuro titiritero que movía los hilos del analfabeto de la Casa Blanca, Dick Cheney, el “halcón” que como el resto de la secta nunca tuvo el valor personal de “servir” en la Guerra de Vietnam (a diferencia del denostado John Kerry), tenía el descaro de declarar, refiriéndose al presidente elegido por la mayoría del pueblo estadounidense, que “cuando tenemos gente más inquieta por leerle los derechos a un terrorista de Al-Qaeda que lo que están de defender los EE.UU. entonces me preocupo. Creo firmemente, basado en nuestra experiencia, que si no hubiera sido por lo que hicimos, con respecto del programa de vigilancia terrorista, las técnicas de interrogatorio avanzadas o la Ley Patriota, habríamos sido atacados de nuevo”. ¡Esto dicho por el político que recibió e ignoró el informe de inteligencia “Bin Laden decidido a atacar” en los días previos al 11-S!
Democracia tutelada.
En España eso por supuesto no pasa. Es decir, somos muy conscientes y críticos con el recorte de libertades… en los EE.UU. Mientras, aceptamos sin chistar que los jueces nos dictaminen los partidos a los que podemos votar y los medios de comunicación que podemos leer, ver o escuchar. Sí, en este país de nuevos ricos que se permite ir dando lecciones de democracia y equilibrio político por el continente latinoamericano, los magistrados pueden a su albur ir cerrando periódicos e ilegalizando fuerzas políticas… ya no por no condenar la violencia terrorista de ETA (que sería muy discutible) sino ¡por ser el referente de otras que han sido ilegalizadas por ese motivo! Surrealista, ¿no es cierto? Ese doble rasero (¿o esquizofrenia?) debe de ser también el que conduce a la vicepresidenta de nuestro gobierno, que mantiene excelentes relaciones e incluso comercia con armas con Israel, a la cabeza de una manifestación en contra de las masacres producidas con esas mismas mercancías, o a denunciar al extraño “dictador” Chávez (no confundir con Chaves, ése lleva 19 años al frente de la Junta de Andalucía, pero como es del PSOE…), extraño porque no para de convocar elecciones, mientras calla cómplice sobre la reelección del “estadista” Uribe y sus casi 8,000 desaparecidos.
Democracia cercenada. Sudáfrica, Israel, El Salvador. Estados donde una masa sustancial de su población no ha tenido derecho a votar. Unos por coloridos (negros, marrones, amarillos, oliváceos), otros por árabes (los palestinos)… Y los nuestros, por pobres. En primer lugar, por haber sido obligados a emigrar; en segundo, por no poder costearse un vuelo chárter, como los que financia ARENA, para volver a casa a la hora de votar. Manden sus remesas, sus votos o sus ideas no nos interesan.
Y es que estando de nuevo en período electoral hay que recordar una vez más que una tercera parte de la población de El Salvador no puede expresar sus preferencias políticas. Ya lo hice en su momento en El Diario de Hoy, el 3 de diciembre de 2004, en la columna “La montaña que parió un ratón”, y el 25 de agosto de 2007, en que apuntaba que “Quien paga, manda”, emplazamiento, al menos para obtener una respuesta, que obviamente cayó en saco roto. ¿Se acuerdan de que “Lo mejor está por venir”? ¿Y? Seis años más perdidos. Seis años de (re)saca, ¿para qué? Ah sí, la “mano dura”. 14,000 asesinados en cuatro años; entre ellos un menor al día.
¿El responsable de que no se resuelvan los “problemas técnicos” que todos los demás países (incluso el malvado comeniños venezolano) han resuelto para que puedan votar sus compatriotas, y sostenedores económicos, en el exterior? Ni está, ni se le espera. ¿Sirve a alguien, o para algo, Walter Araujo? Aguarda, sí. Sin entrar en el desaguisado actual que rodea a las listas del PCN, recuerdo otra ocasión en que el presidente del Tribunal Supremo Electoral tuvo un papel destacado, cuando se desvivió por retrasar torticeramente la proclamación de Violeta Menjívar como ganadora de las elecciones municipales de San Salvador para provocar que el FMLN y sus partidarios, nerviositos de natural ellos, reaccionaran violentamente y le dieran mala imagen desde el principio a la alcaldesa in pectore, lo que consiguió al cabo de cinco largos días (pese a que incluso desde el diario tuviéramos que poner en evidencia una y otra vez su actitud –y no será porque EDH sea tradicionalmente empático de las tesis farbundistas ¿verdad?-).
Y el que ha supervisado la fuerza policial durante este sexenio con un resultado tan trágico y luctuoso, ¿ha dimitido –es decir, ha asumido su responsabilidad ante el notorio fiasco de detener o al menos contener la violencia como debe de hacer un político- ya? No, parece que ha hecho tan buen trabajo que no se nos ocurre nada mejor que recompensarle instalándole como candidato presidencial. Ver para creer
Así, con la tercera y más productiva parte de la población inhabilitada para votar, ¿se pueden decir que los comicios son libres y justos? Bueno, como hemos dicho, se lo merecen, eso les pasa por pobres, una de las peores cosas que se pueden ser en El Salvador y en el mundo. Un momento, ¿sólo por pobres? Bueno, por pobres y por rojos, la peor combinación posible para reclamar derechos (bueno, aún peor: se puede ser pobre, comunista e indio como los de las masacres de 1932).
Así al menos se le escapó una vez a nuestro embajador en los States, René León, de quien todo el mundo me dice que tiene una gran altura intelectual, en una entrevista que le hice en Washington el 11 de julio de 2004. ¿O cómo interpretarían sus palabras cuando me confesó que el voto de los “hermanos lejanos” también dependía de que se detectara que iban asumiendo actitudes “responsables” con respecto de la gobernabilidad del país”?…
Va a ser que democracia con adjetivos no es democracia.
Democracia recortada. EE.UU. Cientos de miles de muertos (Torres Gemelas, Afganistán, Irak, Nueva Orleáns). Quien pueda creer que ése es el peor legado que le deja a los Estados Unidos George Walter Bush no sopesa que más enfermiza, más insidiosa, es la herencia de destrucción de las libertades civiles, paso previo y conditio sine qua non para esos homicidios masivos, y de degradación del orgullo patriótico auténtico con el que contaba el norteamericano, el que garantizaba que, por grande que fuera la amenaza, los valores formales se mantendrían (las prácticas informales, no; no hace falta recordar aquí el medio siglo de desmanes y barbaridades cometidas por ejemplo por la CIA en territorio extranjero).
Pero hasta la llegada del Grupo Salvaje –Bush, Rumsfeld, Ashcroft, Rove, Cheney, González, Rice - no eran prácticas legales ni consideradas normales. Por ejemplo, el que el debate públicamente obsceno en los medios sobre si la tortura, redefinida como “métodos de interrogatorio avanzados”, era un método aceptable en caso de supuesta (y falsa) causa mayor, demuestra hasta que extremo de podredumbre moral ha llegado la sociedad estadounidense guiada sumisamente por la Administración saliente.
No hace tanto, el pasado cinco de febrero, el oscuro titiritero que movía los hilos del analfabeto de la Casa Blanca, Dick Cheney, el “halcón” que como el resto de la secta nunca tuvo el valor personal de “servir” en la Guerra de Vietnam (a diferencia del denostado John Kerry), tenía el descaro de declarar, refiriéndose al presidente elegido por la mayoría del pueblo estadounidense, que “cuando tenemos gente más inquieta por leerle los derechos a un terrorista de Al-Qaeda que lo que están de defender los EE.UU. entonces me preocupo. Creo firmemente, basado en nuestra experiencia, que si no hubiera sido por lo que hicimos, con respecto del programa de vigilancia terrorista, las técnicas de interrogatorio avanzadas o la Ley Patriota, habríamos sido atacados de nuevo”. ¡Esto dicho por el político que recibió e ignoró el informe de inteligencia “Bin Laden decidido a atacar” en los días previos al 11-S!
Democracia tutelada.
En España eso por supuesto no pasa. Es decir, somos muy conscientes y críticos con el recorte de libertades… en los EE.UU. Mientras, aceptamos sin chistar que los jueces nos dictaminen los partidos a los que podemos votar y los medios de comunicación que podemos leer, ver o escuchar. Sí, en este país de nuevos ricos que se permite ir dando lecciones de democracia y equilibrio político por el continente latinoamericano, los magistrados pueden a su albur ir cerrando periódicos e ilegalizando fuerzas políticas… ya no por no condenar la violencia terrorista de ETA (que sería muy discutible) sino ¡por ser el referente de otras que han sido ilegalizadas por ese motivo! Surrealista, ¿no es cierto? Ese doble rasero (¿o esquizofrenia?) debe de ser también el que conduce a la vicepresidenta de nuestro gobierno, que mantiene excelentes relaciones e incluso comercia con armas con Israel, a la cabeza de una manifestación en contra de las masacres producidas con esas mismas mercancías, o a denunciar al extraño “dictador” Chávez (no confundir con Chaves, ése lleva 19 años al frente de la Junta de Andalucía, pero como es del PSOE…), extraño porque no para de convocar elecciones, mientras calla cómplice sobre la reelección del “estadista” Uribe y sus casi 8,000 desaparecidos.
Democracia cercenada. Sudáfrica, Israel, El Salvador. Estados donde una masa sustancial de su población no ha tenido derecho a votar. Unos por coloridos (negros, marrones, amarillos, oliváceos), otros por árabes (los palestinos)… Y los nuestros, por pobres. En primer lugar, por haber sido obligados a emigrar; en segundo, por no poder costearse un vuelo chárter, como los que financia ARENA, para volver a casa a la hora de votar. Manden sus remesas, sus votos o sus ideas no nos interesan.
Y es que estando de nuevo en período electoral hay que recordar una vez más que una tercera parte de la población de El Salvador no puede expresar sus preferencias políticas. Ya lo hice en su momento en El Diario de Hoy, el 3 de diciembre de 2004, en la columna “La montaña que parió un ratón”, y el 25 de agosto de 2007, en que apuntaba que “Quien paga, manda”, emplazamiento, al menos para obtener una respuesta, que obviamente cayó en saco roto. ¿Se acuerdan de que “Lo mejor está por venir”? ¿Y? Seis años más perdidos. Seis años de (re)saca, ¿para qué? Ah sí, la “mano dura”. 14,000 asesinados en cuatro años; entre ellos un menor al día.
¿El responsable de que no se resuelvan los “problemas técnicos” que todos los demás países (incluso el malvado comeniños venezolano) han resuelto para que puedan votar sus compatriotas, y sostenedores económicos, en el exterior? Ni está, ni se le espera. ¿Sirve a alguien, o para algo, Walter Araujo? Aguarda, sí. Sin entrar en el desaguisado actual que rodea a las listas del PCN, recuerdo otra ocasión en que el presidente del Tribunal Supremo Electoral tuvo un papel destacado, cuando se desvivió por retrasar torticeramente la proclamación de Violeta Menjívar como ganadora de las elecciones municipales de San Salvador para provocar que el FMLN y sus partidarios, nerviositos de natural ellos, reaccionaran violentamente y le dieran mala imagen desde el principio a la alcaldesa in pectore, lo que consiguió al cabo de cinco largos días (pese a que incluso desde el diario tuviéramos que poner en evidencia una y otra vez su actitud –y no será porque EDH sea tradicionalmente empático de las tesis farbundistas ¿verdad?-).
Y el que ha supervisado la fuerza policial durante este sexenio con un resultado tan trágico y luctuoso, ¿ha dimitido –es decir, ha asumido su responsabilidad ante el notorio fiasco de detener o al menos contener la violencia como debe de hacer un político- ya? No, parece que ha hecho tan buen trabajo que no se nos ocurre nada mejor que recompensarle instalándole como candidato presidencial. Ver para creer
Así, con la tercera y más productiva parte de la población inhabilitada para votar, ¿se pueden decir que los comicios son libres y justos? Bueno, como hemos dicho, se lo merecen, eso les pasa por pobres, una de las peores cosas que se pueden ser en El Salvador y en el mundo. Un momento, ¿sólo por pobres? Bueno, por pobres y por rojos, la peor combinación posible para reclamar derechos (bueno, aún peor: se puede ser pobre, comunista e indio como los de las masacres de 1932).
Así al menos se le escapó una vez a nuestro embajador en los States, René León, de quien todo el mundo me dice que tiene una gran altura intelectual, en una entrevista que le hice en Washington el 11 de julio de 2004. ¿O cómo interpretarían sus palabras cuando me confesó que el voto de los “hermanos lejanos” también dependía de que se detectara que iban asumiendo actitudes “responsables” con respecto de la gobernabilidad del país”?…
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