El Salvador 1989: Ellacuría, un crimen sin castigo
Ellacuría, un crimen sin castigo
Por José Manuel Ortiz Benítez
“¿Qué no habremos hecho los salvadoreños por defender nuestra pequeña gran patria guanaca?”
Bueno, algunos han disfrutado de cochinillo asado pasado por vino alrededor de una mesa, otros han pronunciado discursos, muchos han huido y demasiados han sido vilmente asesinados en su intento por defender la gran patria salvadoreña.
Lo han hecho con dadivosidad, en los mejores tiempos, en los tiempos heroicos, que, por desgracia, resultaron ser los peores, sobre todo, para los que les tocó el sacrificio de dar la vida.
Sin embargo, hay un respetable compatriota que todavía se dedica a escribir columnas y dar entrevistas para dar a conocer los grandes actos épicos que realizó con ahínco para ayudar a los salvadoreños a preservar intactas nuestras libertades y nuestro apreciado Estado de Derecho.
Cuando el periodista del Grupo Radio y Televisión Española, Antonio Parreño, le pregunta al que fuera ex jefe del Estado Mayor Conjunto en 1989 y más tarde Ministro de Defensa, el general René Emilio Ponce, éste le responde sin apenas pestañar: “No me arrepiento de haber estado al frente de las Fuerzas Armadas para hacer valer el Estado de Derecho, para defender nuestras libertades”.
Al Sr. Ponce, a pesar de haber entrado en años, no le tiembla la voz para congratularse del trabajo obrado en uno de los tiempos más oscuros que haya vivido nuestro país. La autoconfianza que irradia Tom Cruise en sus películas de acción luce diminuta al lado de la del Sr. Ponce cuando habla de sus hazañas militares para defender su país, que también es el nuestro, el de los salvadoreños llanos sin rango.
Según la versión del Sr. Ponce, él solamente se limitó a defender la “Institucionalidad” y “la Constitución” contra el caos y la destrucción de mercenarios, terroristas y comunistas que anhelaban destruirnos. En ese fuego cruzado entre el bien y el mal cayeron a plomazos, como otros miles de salvadoreños, los jesuitas, desprevenidos y desarmados, de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y dos de las mujeres del servicio doméstico, que se disponían a preparar el café.
No hubo tiempo para huir, fue un huracán de plomos provenientes de rifles recortados y aparatos de guerra automáticos que arrasó con todo cuanto se movía al interior de aquellas habitaciones de la UCA, tal como se había ordenado presuntamente desde arriba, desde la cúpula militar del ejército salvadoreño.
No hay nada de qué disculparse dice el Sr. Ponce. Fueron daños colaterales insalvables como ocurre en todas las guerras. La gente es asesinada en los conflictos armados, no hay por qué ruborizarse. En boca del propio Ponce: “La muerte de los jesuitas fue una consecuencia del momento que se vivía”.
“¡Una consecuencia del momento que se vivía!” ¿Cómo debemos entender los familiares vivos de las más de 5,000 víctimas inocentes asesinadas por el estado, por error o planificación, esa displicente valoración del Sr. Ponce, el máximo responsable entonces de la seguridad nacional, arrojada con toda la tranquilidad del mundo ahora ya en tiempos de paz?
Para colmo, el Sr. Ponce dice sentirse víctima injusta del asesinato de los jesuitas. “Durante 19 años mi familia y yo hemos soportado, hemos sufrido esta injusticia, de que me estén señalando como asesino cuando en realidad yo no tengo ninguna culpabilidad en la muerte de los jesuitas” dice encogiendo ligeramente los hombros.
Sobre el informe de la Comisión de la Verdad, cuyas conclusiones lo culpan de forma clara y directa, el Sr. Ponce se defiende diciendo que “Lo más increíble de la Comisión de la Verdad es que ellos no citan ninguna fuente que haya dicho eso” –que haya sido él el orquestador de los asesinatos.
Es como si el Sr. Ponce estuviera pidiendo alguna orden escrita con el sello del ejército y su firma, alguna grabación oficial, documentación o certificado público en donde se detallara claramente la planificación del asesinato presuntamente ordenado por él.
Los asesinatos no se planifican delante del notario, se discuten en cuartos oscuros, se detallan en materiales desechables, se llevan a cabo por personeros despiadados y después se destruye el más mínimo atisbo para evitar cualquier culpabilidad, responsabilidad o conexión que pueda dar con los criminales intelectuales.
Ellacuría había dicho públicamente esa semana que el presidente Alfredo Cristiani (1989-1993) le había pedido personalmente su intermediación en las conversaciones para los Acuerdos de Paz con la guerrilla. Es decir Ellacuría tenía línea “directa” con el hombre más poderoso de El Salvador días antes de la masacre.
¿Cómo se explica entonces que un comando de camaradillas que patrullaba la zona al mando de un coronel llamado Guillermo Benavides se desviara de su ruta, por su cuenta y sin consultar con nadie, para ir a masacrar a los jesuitas, al personal de servicio y a Ellacuría si este último estaba concertando agendas con el presidente Cristiani?
Hubo un ataque guerrillero contundente no previsto por las fuerzas armadas que amenazaba el control de la capital salvadoreña. En el pánico, la cúpula militar se asustó, perdió el norte y decidió, sin calcular consecuencias, que alguien debía pagar por ello: los jesuitas.
20 años después, todo el material probatorio existente sigue implicando a la ex cúpula militar de Cristiani, al Sr. Ponce y a los señores ex Ministro y Viceministro de Defensa, los generales Humberto Larios y Juan Orlando Zepeda y al resto, finalmente imputados en la querella presentada en la Audiencia Nacional de España por La Asociación Pro Derechos Humanos y el Centro de Justicia y Responsabilidad en San Francisco, EE.UU.
“Hay cosas que tienen que perdonarse”, dice, con tono conciliador, el Sr. Ponce. Pero cuando el entrevistador le da la oportunidad de hacerlo, el Sr. Ponce afirma que no, que no hay nada que perdonar, con esa autoconfianza que supera a la del actor Tom Cruise.
“¿Perdón de qué voy a pedir yo?” zanja como buen ex general de ejército.
El argumento de aquellos que temen adentrarse a penumbras pasadas, muchas veces creadas por ellos mismos, es siempre el mismo dice el periodista Parreño: “No hay que reabrir heridas, hay que mirar hacia delante, es mejor no remover en el pasado.”
No es ningún argumento nuevo, lo han utilizado todas las dictaduras del mundo que han cometido aberraciones a sus ciudadanos en nombre de la libertad, la legalidad y el Estado de Derecho.
“¿Qué no habremos hecho los salvadoreños por defender nuestra pequeña gran patria guanaca?”
Bueno, unos han disfrutado de cochinillo asado y buen vino, otros han pronunciado discursos, muchos han huido, demasiados han muerto y otros, antes de que agonizara el alba, fueron vil y cruelmente asesinados.
Otros artículos de este autor AQUÍ - Miembro de Salvadoreños en el Mundo
Por José Manuel Ortiz Benítez
“¿Qué no habremos hecho los salvadoreños por defender nuestra pequeña gran patria guanaca?”
Bueno, algunos han disfrutado de cochinillo asado pasado por vino alrededor de una mesa, otros han pronunciado discursos, muchos han huido y demasiados han sido vilmente asesinados en su intento por defender la gran patria salvadoreña.
Lo han hecho con dadivosidad, en los mejores tiempos, en los tiempos heroicos, que, por desgracia, resultaron ser los peores, sobre todo, para los que les tocó el sacrificio de dar la vida.
Sin embargo, hay un respetable compatriota que todavía se dedica a escribir columnas y dar entrevistas para dar a conocer los grandes actos épicos que realizó con ahínco para ayudar a los salvadoreños a preservar intactas nuestras libertades y nuestro apreciado Estado de Derecho.
Cuando el periodista del Grupo Radio y Televisión Española, Antonio Parreño, le pregunta al que fuera ex jefe del Estado Mayor Conjunto en 1989 y más tarde Ministro de Defensa, el general René Emilio Ponce, éste le responde sin apenas pestañar: “No me arrepiento de haber estado al frente de las Fuerzas Armadas para hacer valer el Estado de Derecho, para defender nuestras libertades”.
Al Sr. Ponce, a pesar de haber entrado en años, no le tiembla la voz para congratularse del trabajo obrado en uno de los tiempos más oscuros que haya vivido nuestro país. La autoconfianza que irradia Tom Cruise en sus películas de acción luce diminuta al lado de la del Sr. Ponce cuando habla de sus hazañas militares para defender su país, que también es el nuestro, el de los salvadoreños llanos sin rango.
Según la versión del Sr. Ponce, él solamente se limitó a defender la “Institucionalidad” y “la Constitución” contra el caos y la destrucción de mercenarios, terroristas y comunistas que anhelaban destruirnos. En ese fuego cruzado entre el bien y el mal cayeron a plomazos, como otros miles de salvadoreños, los jesuitas, desprevenidos y desarmados, de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y dos de las mujeres del servicio doméstico, que se disponían a preparar el café.
No hubo tiempo para huir, fue un huracán de plomos provenientes de rifles recortados y aparatos de guerra automáticos que arrasó con todo cuanto se movía al interior de aquellas habitaciones de la UCA, tal como se había ordenado presuntamente desde arriba, desde la cúpula militar del ejército salvadoreño.
No hay nada de qué disculparse dice el Sr. Ponce. Fueron daños colaterales insalvables como ocurre en todas las guerras. La gente es asesinada en los conflictos armados, no hay por qué ruborizarse. En boca del propio Ponce: “La muerte de los jesuitas fue una consecuencia del momento que se vivía”.
“¡Una consecuencia del momento que se vivía!” ¿Cómo debemos entender los familiares vivos de las más de 5,000 víctimas inocentes asesinadas por el estado, por error o planificación, esa displicente valoración del Sr. Ponce, el máximo responsable entonces de la seguridad nacional, arrojada con toda la tranquilidad del mundo ahora ya en tiempos de paz?
Para colmo, el Sr. Ponce dice sentirse víctima injusta del asesinato de los jesuitas. “Durante 19 años mi familia y yo hemos soportado, hemos sufrido esta injusticia, de que me estén señalando como asesino cuando en realidad yo no tengo ninguna culpabilidad en la muerte de los jesuitas” dice encogiendo ligeramente los hombros.
Sobre el informe de la Comisión de la Verdad, cuyas conclusiones lo culpan de forma clara y directa, el Sr. Ponce se defiende diciendo que “Lo más increíble de la Comisión de la Verdad es que ellos no citan ninguna fuente que haya dicho eso” –que haya sido él el orquestador de los asesinatos.
Es como si el Sr. Ponce estuviera pidiendo alguna orden escrita con el sello del ejército y su firma, alguna grabación oficial, documentación o certificado público en donde se detallara claramente la planificación del asesinato presuntamente ordenado por él.
Los asesinatos no se planifican delante del notario, se discuten en cuartos oscuros, se detallan en materiales desechables, se llevan a cabo por personeros despiadados y después se destruye el más mínimo atisbo para evitar cualquier culpabilidad, responsabilidad o conexión que pueda dar con los criminales intelectuales.
Ellacuría había dicho públicamente esa semana que el presidente Alfredo Cristiani (1989-1993) le había pedido personalmente su intermediación en las conversaciones para los Acuerdos de Paz con la guerrilla. Es decir Ellacuría tenía línea “directa” con el hombre más poderoso de El Salvador días antes de la masacre.
¿Cómo se explica entonces que un comando de camaradillas que patrullaba la zona al mando de un coronel llamado Guillermo Benavides se desviara de su ruta, por su cuenta y sin consultar con nadie, para ir a masacrar a los jesuitas, al personal de servicio y a Ellacuría si este último estaba concertando agendas con el presidente Cristiani?
Hubo un ataque guerrillero contundente no previsto por las fuerzas armadas que amenazaba el control de la capital salvadoreña. En el pánico, la cúpula militar se asustó, perdió el norte y decidió, sin calcular consecuencias, que alguien debía pagar por ello: los jesuitas.
20 años después, todo el material probatorio existente sigue implicando a la ex cúpula militar de Cristiani, al Sr. Ponce y a los señores ex Ministro y Viceministro de Defensa, los generales Humberto Larios y Juan Orlando Zepeda y al resto, finalmente imputados en la querella presentada en la Audiencia Nacional de España por La Asociación Pro Derechos Humanos y el Centro de Justicia y Responsabilidad en San Francisco, EE.UU.
“Hay cosas que tienen que perdonarse”, dice, con tono conciliador, el Sr. Ponce. Pero cuando el entrevistador le da la oportunidad de hacerlo, el Sr. Ponce afirma que no, que no hay nada que perdonar, con esa autoconfianza que supera a la del actor Tom Cruise.
“¿Perdón de qué voy a pedir yo?” zanja como buen ex general de ejército.
El argumento de aquellos que temen adentrarse a penumbras pasadas, muchas veces creadas por ellos mismos, es siempre el mismo dice el periodista Parreño: “No hay que reabrir heridas, hay que mirar hacia delante, es mejor no remover en el pasado.”
No es ningún argumento nuevo, lo han utilizado todas las dictaduras del mundo que han cometido aberraciones a sus ciudadanos en nombre de la libertad, la legalidad y el Estado de Derecho.
“¿Qué no habremos hecho los salvadoreños por defender nuestra pequeña gran patria guanaca?”
Bueno, unos han disfrutado de cochinillo asado y buen vino, otros han pronunciado discursos, muchos han huido, demasiados han muerto y otros, antes de que agonizara el alba, fueron vil y cruelmente asesinados.
Otros artículos de este autor AQUÍ - Miembro de Salvadoreños en el Mundo
Criminales.
ReplyDeleteSon unos asesinos.
ReplyDeleteOrtiz,
ReplyDeleteCochinillo asado es lo que come usted aqui solo tenemos frijolitos y tortilla con sal.
Estos ex guerrilleros solo ven el crimen del lado del estado y los crimenes de los guerrilleros??
amigos,
ReplyDeleteLos sacerdotes fueron asesinados por el gobierno de ES, eso fue una masacre que en paz descansen.
No es necesario ser de izquierda o de derecha para darse cuenta que ese hecho un crimen y que todas las pruebas apuntan hacia una misma dirección. Una investigación es necesaria para avanzar por los caminos tortuosos de la construcción de una sociedad de derecho. El juicio que en España se ha iniciado contra un grupo de militares no es cuestión de antiguos guerrilleros es cuestión de humanidad.
ReplyDeleteEstos personajes son los mas odiados por el pueblo salvadorenos
ReplyDeleteASESINOS; CRIMINALES, CERDOS ETC
José Manuel:
ReplyDeleteLo nuestro, salvadoreño, no guanaco.
Me sorprendo cada vez que leo algunos artículos que aparecen en el blog de salvadoreños en el mundo que se utilice frases como:
“¿Qué no habremos hecho los salvadoreños por defender nuestra pequeña gran patria guanaca?”
Los salvadoreños hacemos lo imposible por defender El Salvador, nuestra patria, pero no guanaca (patria de esclavos, animales dociles), herencia peryorativa de la colonia para los gentiles, ya es hora que se modifique el lengua heredado en generación en generación, los salvadoreños no somos guanacos, no hay animales semejantes en el país, ni hay una nación guanaca (esclavos), todos somos salvadoreños, especialmente, los gentiles, los labradores y hombre rurales que hacen lo posible por hacer un gran pais.
Por favor José Manuel, si quieres hacer pedagogía entre los salvadoreños, no utilices la palabra "Guanaca" denominación peyorativa a nuestra gente humilde, debemos enseñarles que son salvadoreños, no importa si son gentiles, rurales o urbanitas, todos son salvadoreños, sin importar su grado de formación y esto va tambien para toda la comunidad que escribe sintiendose "Guanaco", por favor, lo nuestro: Salvadoreño.
Dr. Sigfredo Cabrera Rajo
Historiador.
Miembro del equipo cientifico de investigación histórica sobre El Salvador.
Cerdanyola del Valles, Barcelona, España
La herencia de la tragedia comtemporánea de El Salvador aun sigue allí, estan vivos y coleando, se han inventado heroes, se han elevado personajes en la historia de El Salvador que dicen haber contribuido a salvar nuestra nación, contribuido a la paz, hombres como el camaleón, cambian de color según el viento político del día. Nosotros los salvadoreños sabemos quienes son estos mimeticos, pues aparecen como personajes importantes de la vida cultural, social o economica del pais.
ReplyDeleteEl poeta Carlos Garcia, compañero aqui en Barcelona, España, me ha comunicado la muerte de Luis de Sebastián, que puso su grano de Arena con sus enseñanzas en la Universidad Católica, hombres que si hicieron algo por cambiar el sistema explotador del salvadoreño.
La historia juzga la tragedia salvadoreña, la locura del poder ideologico.
Don Sigfredo,
ReplyDeleteBuena observación no habia caido en ese detalle historico de ser guanaco.
Saludos,
Javi, Herrera, San Francisco.
JOSEF MENGELE Y EMILIO PONCE NO CABE LA MENOR DUDA ES EL MIMO PERSONAJE!!
ReplyDeleteDABUISON ENCARNACION DE HITLER!
NO TENEMOS MIEDO DECIRLO!!A LOS ARENEROS DEBERIA DARLES VERGUENZA POR DEFENDER A LOS ASESINOS!!
EL FMLN COMETIO CRIMENES? SI PERO ERAN OBJETIVOS MILITARES!!
EN CAMBIO LOS COMANDOS DEL EJERCITO SUS OBJETIVOS ERAN LOS CASERIOS LOS PUEBLOS LA OPERACION ESCOBA ERA SU ESPECIALIDAD!!
ARASAR CON TODO!!
GRACIAS AL SENOR SIGIFREDO POR SU AYUDA PARA PODER HACER ENTENDER A LA GENTE QUE LOS SALVADORENOS NO SOMOS GUANACOS YO SIEMPRE QUE VENGO AL BLOG Y ME VEO CON UNA FRASE DEL GENERE ME VIENE LAS GANAS DE LLORAR POR LA IGNORANCIA A LA CUAL ALGUNOS SE AGRAPAN DE AUTO NOMBRARSE GUANACOS!!
GUANACOS LLAMABAN A LOS SALVADORENOS POR SER LOS CARGADORES EN EL CANAL DE PANAMA!!
LOS ABUELOS QUE LOS CONSTRUYERON SE ACOSTUMBRARON A QUE EL GRINGO PUNETERO LO COMPARARA A UNA BESTIA DE CARGA,Y MUCHOS PIENSAN QUE ES UN HONOR O TE DEBES SENTIR ORGULLOSO DE "SER GUANACO".
QUITENSE YA ESE SOBRENOMBRE FEO Y DESPECTIVO QUE SOLO HACE EVOCAR LA ESCLAVITUD Y LA SUMISION!!
Y VOLVIENDO AL TEMA ALGUNOS DE LAS EMPRESAS HOTELERAS PENSARON EN CONSTRUIR UN ALBERGO A CINCO ESTRELLAS CERCA DEL SUMPULT PERO EN VES DE SUMPULT LO LLAMARIAN "SUN POLP" LOS ESTRATEGAS DE PUBLICIDAD NO RESPETAN LA MEMORIA DE LOS MASACRADOS PORQUE ELLOS SON COMPLICES TAMBIEN PORQUE EN VES DE DENUNCIAR CALLAR Y ESCONDEN A LOS ASESINOS!!
Señores académicos,
ReplyDeleteCreo que el autor está hablando en forma peyorativa, siempre lo hace cuando habla de raza guanaca, de paisito y cosas por el estilo, es una forma de bajeza que utiliza a conciencia creo yo este personero de izquierda para provocar incidencia en el lector.
No se como se llama esa táctica en el mundo literario, es como si buscara rebajarnos a todos cuando habla de esa raza guanaca que tanto utiliza.
Amigo Rajo,
ReplyDeleteEstoy de acuerdo con usted, estamos en un mar de abusadores y ex abusadores y encima la asamblea no se pone de acuerdo para poner un fiscal de línea independiente. Que tragedia. Hasta cuando.
Mojica
Cheros,
ReplyDeleteLo que Ortiz quiere decir con lo despectivo de guanaco es justamente eso: crear bajaza para provocar acción. Es como esos melodramas donde se rebaja tanto al protagonista para echarlo andar y dar un sentido mejor la vida.
Yo no estoy de acuerdo con el término, pero ciertamente somos un poco guanacos. Por que no actuamos entonces y exigimos a nuestra autoridades resultados en los grandes casos de violaciones a los derechos humanos.
Rajos y demas compas,
ReplyDeleteNo gasten su tiempo estamos ante un tipo provacador y reaccinario.
Chema
DEL INFORME DE LA COMISION DE LA VERDAD,pg. 131
ReplyDelete4.- EL PATRON DE CONDUCTA
Ademas de las masacres reseñadas, la Comisión recibió testimonios directos de numerosas ejecuciones masivas ocurridas en el transcurso de los años 1980, 1981 y 1982, en las cuales los elementos de la Fuerza Armada, en el curso de operaciones antiguerrilleras, ejecutaron a campesinos, hombres, mujeres y niños, que no habían opuesto ninguna resistencia, simplemente por considerarlos colaboradores de los guerrilleros.
El nûmero de ejecuciones de este género denunciadas, de individuos y de grupos, es tan elevado y está tan fundamentado que lleva a la Comisión a descartar toda posibilidad de que se haya tratado de incidentes aislados o de exceso de los soldados o sus jefes inmediatos.
Todo comprueba que estas muertes se inscriben dentro de un patrón de conducta, de una estrategia deliberada de eliminar o aterrorizar a la población campesina de la zonas de actividad de los guerrillero, a fin de privar a estos de esta fuente de abastecimiento y de información, asi como de la posibilidad de ocultarse o disimularse entre ella.
Es imposible sostener que este patrón de conducta sea atribuible sólo a los mandos locales, y que hay sido desconocido de los mandos superiores. Como se ha narrado, las masacres de población campesina fueron denunciadas reiteradamente. No hay evidencia de que se haya hecho ningún esfuerzo por investigarlas. Las autoridades se limitaron a calificar a estas denuncias de propaganda calumniosa de los adversarios. De no ser por los esqueletos infantiles de El Mozote, aún hoy dudarían algunos de su existencia.
Estos pequeños esqueletos son prueba no sólo de la existencia de la fría masacre de El Mozote, sino también de la corresponsabilidad de los mandos superiores, pues demuestran que la evidencia de los cadáveres insepultos estuvo mucho tiempo al alcance de cualquier investigación de los hechos. No puede aceptarse en este caso la excusa de que los mandos superiores ignoran los hechos.
No se tomaron medidas para evitar hechos como ese. Por el contrario, la violencia deliberada, sistemática e indiscriminada contra la población casmpesina de las areas de operaciones, se mantuvo durante años.
Atentamente
Kijo-t
BIENVENIDOS AL BLOG GUANACOS EN EL MUNDO!!! GEEM
ReplyDeleteLo de guanaco, lo que no dispenso ES EL ASESINATO DE UNO DE LOS HIJOS MERITISIMOS DE EL SALVADOR NACHO ELLACURIA Y DEMAS SACERDOTES MAS QUE ESPAÑOLES, SALVADOREÑOS!
ReplyDeleteEl termino peyorativo que usamos para denominar a los Salvadoreños mas despues habra espacio para discusion mas sin embargo es mas IMPORTANTE LA CONDENA DE ESTE ESPANTOSO CRIMENES A INOFENSOS SACERDOTES QUE FUERON EL DOLORDE CABEZA DE CABEZAS TORCIDAS Y ENFERMIZAS COMENZANDO POR PONCE DE DEMAS CALAÑAS DE MILITARES PAGADOS CON NUESTROS IMPUESTOS DE USA.
A JUICIO POR CRIMENES DELESA HUMANIDAD SEÑORES !
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.
Ve pues hoy resulta q hasta las putas son criticas de la historia guanaca salvadorena
ReplyDeleteMiren no jodas si aqui el unico responsable de la muerte de los Jesuitas es Alfredo Cristiani , el era el comandante general de las fuerzas armadas de esa epoca. No jodan si aqui no hay duda, y tiene la desfachatez como todo buen chichilliano de salir ahora en la television y la radio y que ningun reportero sesudo o cagatinta le dispare la pregunta de como fue capaz de salir de la escuela militar esa misma noche y ir a tomar cinta negra y esperar a que benavides le dijera q el "paquete estaba entregado'" Puta compatriotas deberas q somos guanacos por mas q el doctorcito lo quiera negar .
Buelo hay los dejos con la puta duda para q se vaya a dormir con frijoles o con cuche , con muñeco o con vino pero por favor dejen de joder y engorden
El mas apto para ser odidado
hablar de El Salvador es hablar de pocas de pocas de paz...mientras al pueblo de origen indigena oprimido y lacerado, explotado y reprimido ...esta sometido y genera plata todo esta en paz , pero si se inician exigencias de prosperar y ganar mas el desorden inicia con envestida......Porque porque el capital es etrangero porque los dueños del pais son extrangeros y como herencia han explotado los recursos del pais y su poblacion, desde qu la bota del imperio español nos golpeo como un gigante eterno si un gigante eterno porqeu luego fueron los ingleses y los norteamericanos y los eurpeos y cuando ambiciosos a querido nos empobrecio, la guerra civil recien pasada era de tiempo nada mas asi ocmola proxima compulsion social que nos aguarda y como siempre los dueños del sistema haran dinero a costillas nuestras vendiendo las armas para que se de marxha al levantamiento social al no haber ley leyes y quienes las hagan respetar y un grupo de ninos y gentes malcriadas tengan este pais incado y resando por el dia de mañana llegue sin llorar al conocido hermano famiiar asesinado por la renta los dueños del barrio y cuanto loco se hace surgir por el poder de las armas. Pobresito mi pulgar que arruinado te tienen......
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