Gabriel Trillos, director editorial del Grupo Dutriz, "Funes manda mensajes confusos"

Señales, pulsos y presagios
Por Gabriel Trillos*

Hace algunas columnas, mencionamos que del 15 de marzo al 1.º de junio habría una serie de señales para delinear el próximo período presidencial. Una de las claves se dio el 1.º de mayo, cuando el presidente electo participó o, mejor dicho, tuvo que participar en las marchas de las organizaciones acuerpadas por el FMLN. Mauricio Funes, a última hora, suspendió un viaje a Suramérica. La muestra de la fuerza de calle no era para dejarla al margen, sino para verla muy de cerca; y el mismo día, un pequeño ejemplo de grupo violento irrumpió en la Asamblea. No hay misterios en la forma en que algunos quieren llamar la atención a Funes.

Otra de las claves está en ese enredo de negociaciones, nombres, fórmulas, para llegar al gabinete. A una semana de la juramentación hay muy pocas cosas claras, sobre todo porque el mismo Funes manda mensajes confusos. Es cierto que el presidente electo tiene la última palabra sobre sus funcionarios, pero el FMLN es un actor de peso y fundamental, un socio que reclama con firmeza la parte de las ganancias que le toca. El desafío de Funes es cómo hacer cumplir las promesas de campaña cuando, como candidato, insistía en que la forma de gobierno es presidencialista, que él será quien mande y que el FMLN estará comprometido a respetarlo. El asunto es que ni Funes ni sus grupos cercanos pueden pretender apartar a una fuerza como la del FMLN; y el partido no puede forzar a Funes a caminar por la línea de la doctrina.

Estamos en cuenta regresiva. Funes sabe que no tomar decisiones genera inestabilidad política y muerde a la economía. A ver si al final de este día hay gabinete.
Y el 1.º de junio será fundamental para poder proyectar el quinquenio próximo. El mensaje del nuevo presidente surgirá como pieza angular ante una nutrida presencia de mandatarios extranjeros como testigos. Será el acto para comprometerse ante el país, para jurar alianzas internacionales y para dar muestras de firmeza en la conducción de la nación. Pero no olvidemos que al FMLN ese acto no le basta, pues ha organizado, el mismo día, una toma de posesión ante sus bases, donde Mauricio Funes debe llegar y rendir juramento ante el partido.

La compleja relación FMLN-Funes plantea desde ya un período complicado, un escenario en que surge el temor de un co-gobierno desde los grandes ministerios territoriales y desde la calle. La mano del presidente debe mostrar su peso y capacidad para mantener el interés nacional sobre el partidario. Ese fue el mensaje de Funes que a muchos convenció y que ahora es una de las grandes deudas con los electores que se sumaron a los simpatizantes del FMLN para llevarlo al poder.

*Director editorial del Grupo Dutriz - Fuente LPG 23/5/2009

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