La izquierda llega al poder por primera vez en El Salvador
Por Pablo Ordaz
Hoy es un día de fiesta aquí, pero mañana, justo en el momento en que se marchen los mandatarios invitados a la investidura del primer presidente izquierdista de la historia de El Salvador, Mauricio Funes se quedará solo ante un país de vértigo, golpeado por la desigualdad y el crimen. Y lo de "solo" no es ninguna exageración. Este periodista de 49 años, padre de cuatro hijos y casado en tres ocasiones, tendrá que elegir entre la ruta de Venezuela y Cuba que le marcan los viejos comandantes guerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) o tomar la suya propia, que tiene en Lula da Silva su modelo ideal y en Barack Obama su aliado necesario (Foto REUTERS - 01/06/2009).
No hay que olvidar que un tercio de los siete millones de salvadoreños trabaja en EE UU y que sus remesas (más de 2.700 millones de euros al año) suponen el segundo pilar de la economía del país detrás de las exportaciones.
Han pasado dos meses y medio desde aquella noche histórica del 15 de marzo. El candidato del FMLN acababa de ganar las elecciones por un estrecho margen, un 52,2% de los votos frente al 48,7% del partido de la derecha, ARENA, que había venido gobernando El Salvador sin interrupción desde que en 1992 finalizara una guerra civil en la que se perdieron 12 años y más de 75.000 vidas. Aquella noche, nada más conocer la victoria, Funes -chaqueta oscura y camisa blanca sin corbata- compareció en un hotel flanqueado por los viejos comandantes con sus guayaberas rojas. Funes aparecía feliz. Los comandantes, serios. Era un símbolo. Del afortunado cóctel que los llevó al éxito electoral, pero también de las dificultades de llevarlo a la práctica. Esas dudas aún no se han despejado.
Es más, ha habido momentos en los dos últimos meses y medio en los que parecía que el perfil de Funes -un hombre cuyo discurso se cruza continuamente con la palabra diálogo, pero cuyo carácter es fuerte y a veces expeditivo- chocaba de forma frontal con las aspiraciones de los dirigentes del FMLN, una formación cuya ideología se mantiene prácticamente intacta desde el fin de la guerra. "Después de ganar las elecciones", explica un dirigente del FMLN, "hubo 10 días en los que nos temimos lo peor. Mauricio fue prácticamente secuestrado por sus colaboradores de fuera del partido y no se ponía al teléfono cuando lo llamábamos. Así que dimos un golpe en la mesa. Le dijimos: nosotros no habríamos ganado sin ti, pero tú tampoco sin nosotros. El FMLN no puede ser un elemento decorativo en el Gobierno. Si tú fracasas, también será nuestra responsabilidad". El momento más tenso se produjo cuando Funes, de vacaciones en Brasil, ordenó publicar un anuncio pagado a los periódicos en los que reconvenía a un dirigente del FMLN por unas declaraciones sobre política económica: "El único autorizado para hablar es el presidente electo".
Con este panorama, Mauricio Funes se dirigirá hoy por primera vez a la nación como presidente. Escuchándolo, en primera fila, estará Hugo Chávez, pero también Hillary Clinton. Daniel Ortega, pero también Álvaro Uribe. La transición política en El Salvador -llevada de forma exquisita por los dirigentes de derecha e izquierda- ha concitado una expectación tal que asistirán 62 mandatarios. Además de con Clinton, Chávez y Lula, el nuevo presidente mantendrá reuniones bilaterales con los Príncipes de Asturias y con el presidente de México, Felipe Calderón. Durante las últimas semanas, a Funes se le ha visto estrechando la mano del presidente de Venezuela con la misma fuerza con que se la estrechó, en la reciente cumbre de Trinidad y Tobago, al presidente de Estados Unidos.
La vieja guardia del FMLN está deseando -y así lo han expresado- establecer relaciones con Cuba, pero un importante empresario salvadoreño, aseguró ayer a este periódico: "Mauricio nos ha tranquilizado sobre el futuro. Nos ha asegurado que no habrá alianzas exóticas con Venezuela o con Cuba, y que mantendrá el entendimiento con EE UU. A cambio nos pide un esfuerzo fiscal, y estamos de acuerdo. Él quiere parecerse a Lula y a nosotros nos encantaría que El Salvador se fuera pareciendo a Brasil...".
Fuente El Pais: 01/06/2009
Hoy es un día de fiesta aquí, pero mañana, justo en el momento en que se marchen los mandatarios invitados a la investidura del primer presidente izquierdista de la historia de El Salvador, Mauricio Funes se quedará solo ante un país de vértigo, golpeado por la desigualdad y el crimen. Y lo de "solo" no es ninguna exageración. Este periodista de 49 años, padre de cuatro hijos y casado en tres ocasiones, tendrá que elegir entre la ruta de Venezuela y Cuba que le marcan los viejos comandantes guerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) o tomar la suya propia, que tiene en Lula da Silva su modelo ideal y en Barack Obama su aliado necesario (Foto REUTERS - 01/06/2009).
No hay que olvidar que un tercio de los siete millones de salvadoreños trabaja en EE UU y que sus remesas (más de 2.700 millones de euros al año) suponen el segundo pilar de la economía del país detrás de las exportaciones.
Han pasado dos meses y medio desde aquella noche histórica del 15 de marzo. El candidato del FMLN acababa de ganar las elecciones por un estrecho margen, un 52,2% de los votos frente al 48,7% del partido de la derecha, ARENA, que había venido gobernando El Salvador sin interrupción desde que en 1992 finalizara una guerra civil en la que se perdieron 12 años y más de 75.000 vidas. Aquella noche, nada más conocer la victoria, Funes -chaqueta oscura y camisa blanca sin corbata- compareció en un hotel flanqueado por los viejos comandantes con sus guayaberas rojas. Funes aparecía feliz. Los comandantes, serios. Era un símbolo. Del afortunado cóctel que los llevó al éxito electoral, pero también de las dificultades de llevarlo a la práctica. Esas dudas aún no se han despejado.
Es más, ha habido momentos en los dos últimos meses y medio en los que parecía que el perfil de Funes -un hombre cuyo discurso se cruza continuamente con la palabra diálogo, pero cuyo carácter es fuerte y a veces expeditivo- chocaba de forma frontal con las aspiraciones de los dirigentes del FMLN, una formación cuya ideología se mantiene prácticamente intacta desde el fin de la guerra. "Después de ganar las elecciones", explica un dirigente del FMLN, "hubo 10 días en los que nos temimos lo peor. Mauricio fue prácticamente secuestrado por sus colaboradores de fuera del partido y no se ponía al teléfono cuando lo llamábamos. Así que dimos un golpe en la mesa. Le dijimos: nosotros no habríamos ganado sin ti, pero tú tampoco sin nosotros. El FMLN no puede ser un elemento decorativo en el Gobierno. Si tú fracasas, también será nuestra responsabilidad". El momento más tenso se produjo cuando Funes, de vacaciones en Brasil, ordenó publicar un anuncio pagado a los periódicos en los que reconvenía a un dirigente del FMLN por unas declaraciones sobre política económica: "El único autorizado para hablar es el presidente electo".
Con este panorama, Mauricio Funes se dirigirá hoy por primera vez a la nación como presidente. Escuchándolo, en primera fila, estará Hugo Chávez, pero también Hillary Clinton. Daniel Ortega, pero también Álvaro Uribe. La transición política en El Salvador -llevada de forma exquisita por los dirigentes de derecha e izquierda- ha concitado una expectación tal que asistirán 62 mandatarios. Además de con Clinton, Chávez y Lula, el nuevo presidente mantendrá reuniones bilaterales con los Príncipes de Asturias y con el presidente de México, Felipe Calderón. Durante las últimas semanas, a Funes se le ha visto estrechando la mano del presidente de Venezuela con la misma fuerza con que se la estrechó, en la reciente cumbre de Trinidad y Tobago, al presidente de Estados Unidos.
La vieja guardia del FMLN está deseando -y así lo han expresado- establecer relaciones con Cuba, pero un importante empresario salvadoreño, aseguró ayer a este periódico: "Mauricio nos ha tranquilizado sobre el futuro. Nos ha asegurado que no habrá alianzas exóticas con Venezuela o con Cuba, y que mantendrá el entendimiento con EE UU. A cambio nos pide un esfuerzo fiscal, y estamos de acuerdo. Él quiere parecerse a Lula y a nosotros nos encantaría que El Salvador se fuera pareciendo a Brasil...".
Fuente El Pais: 01/06/2009
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Gobierno de Funes
LOS NUMEROS DE LAS REMESAS ESTAN EN EUROS!!!!2,700 DE EUROS SERA QUE LA MAYORIA DE SALVAS SE ESTA TRASLADANDO MAS ALLA DEL OCEANO?
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