La otra cara de la globalización
Por Ricardo A. Novoa Arciniegas
Se ha aceptado en términos generales que la globalización es necesaria e indispensable para alcanzar el desarrollo, que es indispensable e irreversible. Por lo tanto; con factores tan contundentes y precisos, todos los estados y naciones la han aceptado e introducido en sus economía, siendo esa solo una parte de la globalización que se ha conocido.
Pero hay otra parte importante de la globalización que no se quiere ver o no se ha querido conocer como se debe, y que es su otra cara, la cual trataremos de descubrir para que los gobiernos del mundo y el nuestro, despierten a tiempo, antes que sea demasiado tarde.
La complacencia y complicidad de los gobiernos para el desarrollo que está teniendo el contrabando a escala mundial es un hecho innegable que se aprecia en muchas regiones.
Más acentuado se encuentra el contrabando en países que son un verdadero paraíso para los traficantes, en donde se encuentra “una justicia débil y un liderazgo político corrupto”.
Se puede apreciar como los traficantes, contrabandistas y delincuentes están cambiando las estructuras en el mundo, pudiéndose afirmar que el comercio ilícito ha entrado en la era de la globalización, siendo imposible que exista sin la complacencia y complicidad de los gobiernos.
Las tan cacareadas revoluciones tecnológicas han comprendido que países que antes eran distantes entre sí, sean adyacentes, cercanos, voluminosos y globales; por lo que el resultado del alcance geográfico actualiza el tráfico ilícito en forma que no tiene precedentes en la historia de la humanidad.
Sobre este tema se podría afirmar que los gobiernos no están demostrando toda la voluntad que se necesita para evitar este auge y alcance del contrabando, citando como ejemplo el principal jefe de la inteligencia de los servicios de seguridad del Perú, Vladimiro Montesinos; quien a su vez, resultó ser el jefe de una red internacional de contrabando de armas y dinero.
El tráfico ilícito ha llegado en sus alcances, a tomarse no solo las administraciones públicas de los estados, sino que además; las coloniza, las esclaviza, las manipula, las corrompe y finalmente las compra, llegando a configurar comercios a tan altos niveles que es imposible que las administraciones no estén involucradas.
Para contrarrestar semejante problema es necesario tener clara la magnitud del problema y que existe una real y verdadera amenaza tan importante como la del terrorismo y por eso mismo la toma de conciencia sobre ese punto no puede seguir esperando.
La tres reglas concebibles que emplean los traficantes al crecer sus mercados y sus beneficios son: diversificarse, politizarse y legitimarse. En primer lugar se diversifican en empresas que estén dentro de la ley, para reducir el riesgo de que todos sus ingresos procedan de una sola actividad ilegal; en segundo término, gastan vastas sumas de dinero en obtener el apoyo y la protección de políticos y funcionarios; y en tercer lugar, hacen grandes inversiones en empresas que puedan mejorar su reputación, como iglesias, clubes deportivos, arte, obras sociales o medios de comunicación.
Sobre esta área de la globalización, poco se ha escrito: por temor, miedo a la verdad o por falta de conocimiento. Pero el mensaje es claro y nuestro gobierno no está exento de sufrir las consecuencias, por lo tanto; es un alerta y un no rotundo al contrabando.
En resumen, para que un país sea atractivo al contrabando, tiene que tener una administración de justicia débil, fuerzas armadas comprables, liderazgo político corrupto y un sistema financiero accesible como para poder transferir fondos y tener una buena localización geográfica.
Ricardo A. Novoa Arciniegas es doctor columnista colaborador de SAlvadoreños en el Mundo
Se ha aceptado en términos generales que la globalización es necesaria e indispensable para alcanzar el desarrollo, que es indispensable e irreversible. Por lo tanto; con factores tan contundentes y precisos, todos los estados y naciones la han aceptado e introducido en sus economía, siendo esa solo una parte de la globalización que se ha conocido.
Pero hay otra parte importante de la globalización que no se quiere ver o no se ha querido conocer como se debe, y que es su otra cara, la cual trataremos de descubrir para que los gobiernos del mundo y el nuestro, despierten a tiempo, antes que sea demasiado tarde.
La complacencia y complicidad de los gobiernos para el desarrollo que está teniendo el contrabando a escala mundial es un hecho innegable que se aprecia en muchas regiones.
Más acentuado se encuentra el contrabando en países que son un verdadero paraíso para los traficantes, en donde se encuentra “una justicia débil y un liderazgo político corrupto”.
Se puede apreciar como los traficantes, contrabandistas y delincuentes están cambiando las estructuras en el mundo, pudiéndose afirmar que el comercio ilícito ha entrado en la era de la globalización, siendo imposible que exista sin la complacencia y complicidad de los gobiernos.
Las tan cacareadas revoluciones tecnológicas han comprendido que países que antes eran distantes entre sí, sean adyacentes, cercanos, voluminosos y globales; por lo que el resultado del alcance geográfico actualiza el tráfico ilícito en forma que no tiene precedentes en la historia de la humanidad.
Sobre este tema se podría afirmar que los gobiernos no están demostrando toda la voluntad que se necesita para evitar este auge y alcance del contrabando, citando como ejemplo el principal jefe de la inteligencia de los servicios de seguridad del Perú, Vladimiro Montesinos; quien a su vez, resultó ser el jefe de una red internacional de contrabando de armas y dinero.
El tráfico ilícito ha llegado en sus alcances, a tomarse no solo las administraciones públicas de los estados, sino que además; las coloniza, las esclaviza, las manipula, las corrompe y finalmente las compra, llegando a configurar comercios a tan altos niveles que es imposible que las administraciones no estén involucradas.
Para contrarrestar semejante problema es necesario tener clara la magnitud del problema y que existe una real y verdadera amenaza tan importante como la del terrorismo y por eso mismo la toma de conciencia sobre ese punto no puede seguir esperando.
La tres reglas concebibles que emplean los traficantes al crecer sus mercados y sus beneficios son: diversificarse, politizarse y legitimarse. En primer lugar se diversifican en empresas que estén dentro de la ley, para reducir el riesgo de que todos sus ingresos procedan de una sola actividad ilegal; en segundo término, gastan vastas sumas de dinero en obtener el apoyo y la protección de políticos y funcionarios; y en tercer lugar, hacen grandes inversiones en empresas que puedan mejorar su reputación, como iglesias, clubes deportivos, arte, obras sociales o medios de comunicación.
Sobre esta área de la globalización, poco se ha escrito: por temor, miedo a la verdad o por falta de conocimiento. Pero el mensaje es claro y nuestro gobierno no está exento de sufrir las consecuencias, por lo tanto; es un alerta y un no rotundo al contrabando.
En resumen, para que un país sea atractivo al contrabando, tiene que tener una administración de justicia débil, fuerzas armadas comprables, liderazgo político corrupto y un sistema financiero accesible como para poder transferir fondos y tener una buena localización geográfica.
Ricardo A. Novoa Arciniegas es doctor columnista colaborador de SAlvadoreños en el Mundo
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Medio Ambiente
Amigo autor,
ReplyDeleteha hecho una rara mezcla entre globalizacion y corrupcion local.
Que interesante!!!
La palabra globalizacion ha sido secuestrada por el imperio economista.
ReplyDeleteGlobalizacion tiene variados ambitos.
Si nos referimos a economia global entonces somos mas precisos.
Necesitamos ser mas claros que la globalizacion economica es la referencia de este articulo que es interesante su lectura y por lotanto atañe a nuevas posturas legislativa hacia delindar responsabilidades en las localidades donde se genera este tipo de negocios que deben ser regulados por la ley local y global.
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.