Sábado por la Noche en El Hospital Rosales
Por Julio Alfredo Oseguera
Hace mas de un año, un amigo funcionario de una prestigiosa embajada extranjera, dicha embajada ha contribuido notablemente con ayuda técnica y financiera al Ministerio de Salud; desde hace muchos años, a través de la “partida PL 460”; con ese proyecto se apoyo la Salud Materno Infantil, Programa de Promotores rurales de salud, programa de VIH, por medio del proyecto PASCA; entre los que recuerdo (Imagen Flicker: foto interna del hospital rosale).
Mi amigo un experto en cooperación internacional, “guanaco”; como muchos de los salvadoreños; en forma sutil, pero indignante, me relato una experiencia odiseica al llevar a su madre a la emergencia del Hospital Nacional Rosales; naturalmente que él nunca se identifico, como funcionario de esa representación diplomática. “El Hospital Rosales en términos de organización de salud “El primer centro de tercer nivel” del Sistema Nacional de Salud; no existe una instancia de atención curativa mejor en EL Salvador”.
Yo como ciudadano consecuente y como medico con más de 30 años de ejercicio profesional; intente justificar la mala experiencia de Don “Sego”; su madre una mujer comprometida con la Facultad de Medicina de La Universidad de El Salvador; quien dio toda su vida al Sistema Nacional de Salud, trabajando desde su juventud, en la “Rotonda”; para los que no conocen esa referencia se trata, de la infraestructura qué esta enfrente del Hospital de Maternidad, la Plaza de la Salud, de por medio, espacio físico, inaugurada en el 2009 por la Alcaldía de San Salvador.
“La Mama Luz”, como cariñosamente le decíamos, muchos de sus “hijos adoptivos”; en los últimos años de su vida, 30 años, trabajo en el patronato de la Unidad de Salud Barrios; paradójicamente ese sistema de salud, injusto, nunca la incorporó a un sistema de salarios y por tal motivo, nunca estuvo afiliada al Instituto Salvadoreño del Seguro Social; ni tuvo una pensión por sus años de labores continuas; casi falleció trabajando sin ninguna prestación laboral ¡ y todos los Ministros de Salud, durante esos treinta años; muy bien…! Gracias.
La situación en el la emergencia del nosocomio mas importante del país. Doña Lucecita, llego a las 8pm de un “día sábado por la noche” por una complicación cardiaca; paso en el pasillo de la antigua emergencia del “Rosales” hasta la 1am del domingo para ser atendida por los galenos de turno. En ese momento le indican exámenes de laboratorio y gabinete, para ser nuevamente evaluada 3 horas después: durante todo ese tiempo, al igual que la señora que se describe una cantidad importante de personas identificadas como “Juan ó Juanita Pueblo”; pasaban consulta por otras enfermedades; y fueron sometidos a calvarios semejantes.
Doña lucita la dejaron en una camilla a la entrada de la sala séptica; disfrutando un “agradable” aroma de ropa contaminada por un olor característico de una bacteria Pseudomonas Aeruginosa; dicha camilla en pésimas condiciones, con herrumbre y sin una cubierta de tela. Cuando Dona Luz, necesita un poco de agua para beber y hacer uso de los servicios sanitarios; sus familiares la desplazan por unos tétricos pasillos; donde parecía que nunca habían pasado un trapeador para la limpieza del piso; al llegar a los servicios sanitarios; encuentran una laguna de agua derramada; donde teñían que enrollarse, los pantalones o llevar botas de hule para pasara esa correntada de agua desperdiciada.
En el servicio sanitario no había papel higiénico, ni tenía puerta para la privacidad necesaria; ni mucho menos papel de diario, y los lavamanos con costras, que demostraban el poco interés por la práctica de los elementales principios de higiene y prevención de “enfermedades nosocomiales”; término usado para referirse a infecciones adquiridas en el ambiente hospitalario.
Nuestra querida amiga y madre adoptiva para muchos, millonaria, en principios, valores, y en amor sin esperar nada a cambio; la recordamos este 2 de noviembre del 2009, día de los “santos difuntos”; porque el Sistema Nacional de Salud y el Hospital Rosales no le dio lo que ella, merecía, una atención adecuada.
Nuevamente el 31 de octubre del 2009, a las 8 PM, “un sábado por la noche”; llega otra ciudadana de 82 años de edad, Diabética, dislipidemica y con sobrepeso; referida de un hospital de segundo nivel, traída en ambulancia, del medio oriente de El Salvador, con diagnostico de Infarto Agudo del Miocardio (falla del corazón); teóricamente hubo una comunicación por la “pita bruja” porque ese hospital, no tiene la capacidad instalada para resolver ese tipo de patologías de máxima emergencia.
La llamada por teléfono pretendía, tener en alerta a los médicos intensivistas, “del Rosales”, llamada que nunca fue recibida. Dicha llamada era con la intención de facilitar una atención especializada oportuna. Se me olvida mencionar, que esa persona; tiene una relación directa y es madre de una médica directora de un hospital del Ministerio de Salud Publica y Asistencia Social.
Después de identificarse con esa relación antes mencionada; recibe la atención de emergencia y para sorpresa de sus familiares; la sala de máxima urgencia del Hospital Nacional Rosales, esa noche, con ese nivel de emergencia, no tienen, todos los medicamentos necesarios para una atención adecuada.
Los familiares tienen que ir a comprar en la madrugada los fármacos complementarios, algunos de ellos, con valores que redondean $ 100.00 dólares.
Para consuelo, la funcionaria en la emergencia, menciona, que un tal “Robles”; les ha prometido que “El Rosales” pronto tendrá, medicamentos que el cuerpo medico, nunca había soñado. Como bien lo decía, “El Ñajo”, es que se me olvido la letra; pero me acuerdo de la musiquita. ¿Será esa promesa semejante a la moraleja de las uvas verdes?
En la estadía, en la sala de emergencia, del “Rosales” un ambiente de recepción poco amigable, un portero sin uniforme, ni identificación y sin la minima cortesía. Un preámbulo de la primera calle poniente sombrío, como que presagiara un desastre.
Calle y acera en malas condiciones de limpieza, con grietas y desniveles que representan una amenaza; para las personas que visitar ese centro asistencial de “Primer Nivel de Atención”.
En otras partes del mundo; por un accidente sufrido por esas condiciones inadecuadas; los funcionarios, por no preveer o catalogarse como negligencia administrativa podrían ser demandados. “Pero Juan Pueblo, no debe protestar, debe dar gracias a Dios, que por lo menos otros, ni tiene nada”.
Una vez en el servicio: sala de ingreso “Segundo de Medicina” un ambiente físico mal oliente, sucio y desordenado y Doña Tulita allí hospitalizada; bajo el efecto de los sedantes como parte su tratamiento; solcito a sus familiares que la sacaran de ese ambiente “insólitamente adecuado” para su recuperación; vasijas llenas de orina, excremento y vomito a lado de su cama; secreciones de una persona masculina; que era su vecino; en la hospitalización. Da la impresión que ese hospital de “tercer nivel de atención, “Lo Mejor de El Salvador”, no tiene personal de servicio que haga ese trabajo indispensable, la limpieza adecuada.
¿Por la rutina de enfermería y el insuficiente personal de esa noble profesión? y por la falta de fármacos en el Hospital Rosales, no se cumple la dosis de la mañana de un anticoagulante. Doña Tulita tiene que esperar hasta las 7 u 8 de la noche del 1 de noviembre del 2009, para recibir su tratamiento.
Ese mismo día en el área de cuidados intermedios de cardiología; me encuentro con un compañero de profesión un eminente Gastroenterólogo, quien daba asistencia especializada a una persona afiliada al Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial, con diagnostico Insuficiencia Hepática, por ingesta crónica de sustancias o brebajes naturales sin ningún control por parte del Consejo Superior de Salud Publica. Dos comentarios merecen ser descritos; el ambiente de las salas del Hospital Rosales, que funcionan para la atención del Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial, están en mejores condiciones de higiene, sarcásticamente expresa, el galeno, me explica, es que ellos, los de “Bienes”, le pagan al “Rosales”.
Y en cuanto esa enorme cantidad de camas hospitalarias cerca de medicina nuclear, a la par del servicio segundo de medicina y en las áreas de segundo nivel de las instalaciones del hospital, ¿que ondas? ¡Mira, no te admires, por eso..!; aquí es crónico ese desorden, eso es lo normal. Hoy no existe una nomenclatura hospitalaria, como cuando éramos internos. ¿ Y la administración del Hospital Rosales?, Con que, no nos compran, unos repuesto que valen $ 250.00 dólares americanos para dos equipo de endoscopia digestiva donados; el jefe del servicio, ¡te acordas de Pasca, vos…! Ha solicitado durante dos años ese apoyo y la administración, muy bien, ienm….
Por ay...! Dicen, que el director anterior, que entrego la administración. Ah...! Aventura, dejo una cuenta corriente de $ 80.000.00 dólares americanos y hoy nadie se hace cargo.
¿Producto de las cuotas a aspirantes a residentes?, Yo no se, nada.
Esta noche, 2 de noviembre del 2009, en el cementerio, entable una conversación imaginaria; con las Médicas y Médicos fallecido/as en la lucha; me refiero a Jorge Ramírez, “El Cuper”, a Francisco, “Paco” Montes, y me decían: te acuerda de las noches de estudio cuando trabajamos el Asilo Sara Zaldívar; cuando Celso Castro era director de ese centro de atención de “ancianos”.
De Laura Méndez, Fedor Stanley Menjívar, de su esposa Anabella Moran, Tonathiu Ramos, (el campeón olímpico de natación), de Romeo Iván González, (el hermano de la Elvia), Renán Gómez, Mauricio Pérez Saravia, Carlos Linares, Isa Pocasangre, ¡la lista continua…..!
Todos, con voz, de gigantes; me susurraron al oído; dile: a la Violeta, al Eduardo, al Chivo Miranda, a Paco Quinteros, Irma Najarro, a los Gilbertos, Juancho Romagoza, al Chumpe Fernández, al director de la policía nacional civil, el tal Chenho, vos..! ¡Que la Lucha Continua! ; Que no se olviden de nosotros, no queremos monumentos; necesitamos un Sistema Nacional de Salud, para y por el Pueblo.
¡La noche continua y ellos viven..!
Recibi Messenger de Maxima Urgencia, desde El cementerio , "La Bermeja" a las 5am de la mañana del 3 de noviembre del 2009, firmado por "Médicas y Médicos caidos en la Lucha", Por fa... Julio, en reunión de emergencia, democraticamente,decidimos cambiar nombre al articulo para La Ministra de Salud, Y no se te olvide envairloa a quel periodista, dicen que hoy esta, en la "Casona"; donde se arregla todo, vos...! Con partida o sin partida, te referis a la secre.
Que Wicho, nos escriba a la siguiente direccion de Email: medicasymedicos caidos@labermeja .com o que nos contacte en; www.mediasymedicos.labermeja.es.sv
Saludos.
Julio Alfredo Oseguera es médico colaborador columnista de Salvadoreños en el Mundo
Hace mas de un año, un amigo funcionario de una prestigiosa embajada extranjera, dicha embajada ha contribuido notablemente con ayuda técnica y financiera al Ministerio de Salud; desde hace muchos años, a través de la “partida PL 460”; con ese proyecto se apoyo la Salud Materno Infantil, Programa de Promotores rurales de salud, programa de VIH, por medio del proyecto PASCA; entre los que recuerdo (Imagen Flicker: foto interna del hospital rosale).
Mi amigo un experto en cooperación internacional, “guanaco”; como muchos de los salvadoreños; en forma sutil, pero indignante, me relato una experiencia odiseica al llevar a su madre a la emergencia del Hospital Nacional Rosales; naturalmente que él nunca se identifico, como funcionario de esa representación diplomática. “El Hospital Rosales en términos de organización de salud “El primer centro de tercer nivel” del Sistema Nacional de Salud; no existe una instancia de atención curativa mejor en EL Salvador”.
Yo como ciudadano consecuente y como medico con más de 30 años de ejercicio profesional; intente justificar la mala experiencia de Don “Sego”; su madre una mujer comprometida con la Facultad de Medicina de La Universidad de El Salvador; quien dio toda su vida al Sistema Nacional de Salud, trabajando desde su juventud, en la “Rotonda”; para los que no conocen esa referencia se trata, de la infraestructura qué esta enfrente del Hospital de Maternidad, la Plaza de la Salud, de por medio, espacio físico, inaugurada en el 2009 por la Alcaldía de San Salvador.
“La Mama Luz”, como cariñosamente le decíamos, muchos de sus “hijos adoptivos”; en los últimos años de su vida, 30 años, trabajo en el patronato de la Unidad de Salud Barrios; paradójicamente ese sistema de salud, injusto, nunca la incorporó a un sistema de salarios y por tal motivo, nunca estuvo afiliada al Instituto Salvadoreño del Seguro Social; ni tuvo una pensión por sus años de labores continuas; casi falleció trabajando sin ninguna prestación laboral ¡ y todos los Ministros de Salud, durante esos treinta años; muy bien…! Gracias.
La situación en el la emergencia del nosocomio mas importante del país. Doña Lucecita, llego a las 8pm de un “día sábado por la noche” por una complicación cardiaca; paso en el pasillo de la antigua emergencia del “Rosales” hasta la 1am del domingo para ser atendida por los galenos de turno. En ese momento le indican exámenes de laboratorio y gabinete, para ser nuevamente evaluada 3 horas después: durante todo ese tiempo, al igual que la señora que se describe una cantidad importante de personas identificadas como “Juan ó Juanita Pueblo”; pasaban consulta por otras enfermedades; y fueron sometidos a calvarios semejantes.
Doña lucita la dejaron en una camilla a la entrada de la sala séptica; disfrutando un “agradable” aroma de ropa contaminada por un olor característico de una bacteria Pseudomonas Aeruginosa; dicha camilla en pésimas condiciones, con herrumbre y sin una cubierta de tela. Cuando Dona Luz, necesita un poco de agua para beber y hacer uso de los servicios sanitarios; sus familiares la desplazan por unos tétricos pasillos; donde parecía que nunca habían pasado un trapeador para la limpieza del piso; al llegar a los servicios sanitarios; encuentran una laguna de agua derramada; donde teñían que enrollarse, los pantalones o llevar botas de hule para pasara esa correntada de agua desperdiciada.
En el servicio sanitario no había papel higiénico, ni tenía puerta para la privacidad necesaria; ni mucho menos papel de diario, y los lavamanos con costras, que demostraban el poco interés por la práctica de los elementales principios de higiene y prevención de “enfermedades nosocomiales”; término usado para referirse a infecciones adquiridas en el ambiente hospitalario.
Nuestra querida amiga y madre adoptiva para muchos, millonaria, en principios, valores, y en amor sin esperar nada a cambio; la recordamos este 2 de noviembre del 2009, día de los “santos difuntos”; porque el Sistema Nacional de Salud y el Hospital Rosales no le dio lo que ella, merecía, una atención adecuada.
Nuevamente el 31 de octubre del 2009, a las 8 PM, “un sábado por la noche”; llega otra ciudadana de 82 años de edad, Diabética, dislipidemica y con sobrepeso; referida de un hospital de segundo nivel, traída en ambulancia, del medio oriente de El Salvador, con diagnostico de Infarto Agudo del Miocardio (falla del corazón); teóricamente hubo una comunicación por la “pita bruja” porque ese hospital, no tiene la capacidad instalada para resolver ese tipo de patologías de máxima emergencia.
La llamada por teléfono pretendía, tener en alerta a los médicos intensivistas, “del Rosales”, llamada que nunca fue recibida. Dicha llamada era con la intención de facilitar una atención especializada oportuna. Se me olvida mencionar, que esa persona; tiene una relación directa y es madre de una médica directora de un hospital del Ministerio de Salud Publica y Asistencia Social.
Después de identificarse con esa relación antes mencionada; recibe la atención de emergencia y para sorpresa de sus familiares; la sala de máxima urgencia del Hospital Nacional Rosales, esa noche, con ese nivel de emergencia, no tienen, todos los medicamentos necesarios para una atención adecuada.
Los familiares tienen que ir a comprar en la madrugada los fármacos complementarios, algunos de ellos, con valores que redondean $ 100.00 dólares.
Para consuelo, la funcionaria en la emergencia, menciona, que un tal “Robles”; les ha prometido que “El Rosales” pronto tendrá, medicamentos que el cuerpo medico, nunca había soñado. Como bien lo decía, “El Ñajo”, es que se me olvido la letra; pero me acuerdo de la musiquita. ¿Será esa promesa semejante a la moraleja de las uvas verdes?
En la estadía, en la sala de emergencia, del “Rosales” un ambiente de recepción poco amigable, un portero sin uniforme, ni identificación y sin la minima cortesía. Un preámbulo de la primera calle poniente sombrío, como que presagiara un desastre.
Calle y acera en malas condiciones de limpieza, con grietas y desniveles que representan una amenaza; para las personas que visitar ese centro asistencial de “Primer Nivel de Atención”.
En otras partes del mundo; por un accidente sufrido por esas condiciones inadecuadas; los funcionarios, por no preveer o catalogarse como negligencia administrativa podrían ser demandados. “Pero Juan Pueblo, no debe protestar, debe dar gracias a Dios, que por lo menos otros, ni tiene nada”.
Una vez en el servicio: sala de ingreso “Segundo de Medicina” un ambiente físico mal oliente, sucio y desordenado y Doña Tulita allí hospitalizada; bajo el efecto de los sedantes como parte su tratamiento; solcito a sus familiares que la sacaran de ese ambiente “insólitamente adecuado” para su recuperación; vasijas llenas de orina, excremento y vomito a lado de su cama; secreciones de una persona masculina; que era su vecino; en la hospitalización. Da la impresión que ese hospital de “tercer nivel de atención, “Lo Mejor de El Salvador”, no tiene personal de servicio que haga ese trabajo indispensable, la limpieza adecuada.
¿Por la rutina de enfermería y el insuficiente personal de esa noble profesión? y por la falta de fármacos en el Hospital Rosales, no se cumple la dosis de la mañana de un anticoagulante. Doña Tulita tiene que esperar hasta las 7 u 8 de la noche del 1 de noviembre del 2009, para recibir su tratamiento.
Ese mismo día en el área de cuidados intermedios de cardiología; me encuentro con un compañero de profesión un eminente Gastroenterólogo, quien daba asistencia especializada a una persona afiliada al Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial, con diagnostico Insuficiencia Hepática, por ingesta crónica de sustancias o brebajes naturales sin ningún control por parte del Consejo Superior de Salud Publica. Dos comentarios merecen ser descritos; el ambiente de las salas del Hospital Rosales, que funcionan para la atención del Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial, están en mejores condiciones de higiene, sarcásticamente expresa, el galeno, me explica, es que ellos, los de “Bienes”, le pagan al “Rosales”.
Y en cuanto esa enorme cantidad de camas hospitalarias cerca de medicina nuclear, a la par del servicio segundo de medicina y en las áreas de segundo nivel de las instalaciones del hospital, ¿que ondas? ¡Mira, no te admires, por eso..!; aquí es crónico ese desorden, eso es lo normal. Hoy no existe una nomenclatura hospitalaria, como cuando éramos internos. ¿ Y la administración del Hospital Rosales?, Con que, no nos compran, unos repuesto que valen $ 250.00 dólares americanos para dos equipo de endoscopia digestiva donados; el jefe del servicio, ¡te acordas de Pasca, vos…! Ha solicitado durante dos años ese apoyo y la administración, muy bien, ienm….
Por ay...! Dicen, que el director anterior, que entrego la administración. Ah...! Aventura, dejo una cuenta corriente de $ 80.000.00 dólares americanos y hoy nadie se hace cargo.
¿Producto de las cuotas a aspirantes a residentes?, Yo no se, nada.
Esta noche, 2 de noviembre del 2009, en el cementerio, entable una conversación imaginaria; con las Médicas y Médicos fallecido/as en la lucha; me refiero a Jorge Ramírez, “El Cuper”, a Francisco, “Paco” Montes, y me decían: te acuerda de las noches de estudio cuando trabajamos el Asilo Sara Zaldívar; cuando Celso Castro era director de ese centro de atención de “ancianos”.
De Laura Méndez, Fedor Stanley Menjívar, de su esposa Anabella Moran, Tonathiu Ramos, (el campeón olímpico de natación), de Romeo Iván González, (el hermano de la Elvia), Renán Gómez, Mauricio Pérez Saravia, Carlos Linares, Isa Pocasangre, ¡la lista continua…..!
Todos, con voz, de gigantes; me susurraron al oído; dile: a la Violeta, al Eduardo, al Chivo Miranda, a Paco Quinteros, Irma Najarro, a los Gilbertos, Juancho Romagoza, al Chumpe Fernández, al director de la policía nacional civil, el tal Chenho, vos..! ¡Que la Lucha Continua! ; Que no se olviden de nosotros, no queremos monumentos; necesitamos un Sistema Nacional de Salud, para y por el Pueblo.
¡La noche continua y ellos viven..!
Recibi Messenger de Maxima Urgencia, desde El cementerio , "La Bermeja" a las 5am de la mañana del 3 de noviembre del 2009, firmado por "Médicas y Médicos caidos en la Lucha", Por fa... Julio, en reunión de emergencia, democraticamente,decidimos cambiar nombre al articulo para La Ministra de Salud, Y no se te olvide envairloa a quel periodista, dicen que hoy esta, en la "Casona"; donde se arregla todo, vos...! Con partida o sin partida, te referis a la secre.
Que Wicho, nos escriba a la siguiente direccion de Email: medicasymedicos caidos@labermeja .com o que nos contacte en; www.mediasymedicos.labermeja.es.sv
Saludos.
Julio Alfredo Oseguera es médico colaborador columnista de Salvadoreños en el Mundo
Labels
Salud
Perdonen...
ReplyDeleteQue articulo mas vergon!
Asi se dice la verdad!
Sin pajas ni alucinaciones.
HAY MUCHO QUE HACER ADMINISTRACION FUNES Y DEMAS MINISTROS COMPROMETIDOS CON LA SALUD, LA EDUCACION Y LA ALIMENTACION DEL PUEBLO.
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.
Realista, hiriente y denigrante cuadro presentado en la pluma del articulista, útil para preguntarnos qué podemos hacer cada quien, desde la denuncia al trabajo práctico, según nuestro saber y entender. Gracias por este trabajo..y a trabajar.
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