La última cena de Monseñor Romero
POR BRAULIO HERNÁNDEZ
Y dígales a los padres de la UCA que lo que monseñor dijo ayer en la homilía es un delito!", dijo airado el oficial militar, tras entregar el parte sobre los incidentes de la toma de la UCA por la Policía nacional. Era lunes, 24 de marzo. Quedaban horas.
Esa mañana, monseñor se puso la sotana blanca. Cuando se vestía de blanco, las hermanas sabían que saldría hacia el mar. "Llévanos, monseñor…", le dijo una hermana bromeando. "A donde yo voy, ustedes no pueden ir. ¡Qué mujeres!". Dijo la misa, desayunó e hizo unas gestiones. Y con un grupo de sacerdotes partió a la costa. Reflexionaron sobre un reciente documento papal y comieron a la sombra de un cocotero. Regresó antes de las tres; tenía gestiones pendientes. Y una misa en el hospitalito, a las seis. Al pasar por Santa Tecla, visitó la casa de los jesuitas donde vivía su confesor: "Vengo, padre, porque quiero estar limpio delante de Dios".
El día anterior, en la homilía dominical, monseñor se había mostrado subversivo. Había implorado a los soldados que tenían que obedecer a Dios ante que a sus jefes. Aquellas frases, "no matarás", "¡les suplico, les ordeno en nombre de Dios, que cese la represión, que no obedezcan si les ordenan matar!"… transgredieron la línea roja. Pusieron en marcha el reloj. Ese domingo, durante la comida, "se quitó los anteojos, cosa que nunca hacía, y permaneció en silencio… Fue un almuerzo triste, desconcertante. De repente, monseñor repasó, uno a uno, a todos sus buenos amigos, sacerdotes y laicos". Era como una despedida.
Y dígales a los padres de la UCA que lo que monseñor dijo ayer en la homilía es un delito!", dijo airado el oficial militar, tras entregar el parte sobre los incidentes de la toma de la UCA por la Policía nacional. Era lunes, 24 de marzo. Quedaban horas.
Esa mañana, monseñor se puso la sotana blanca. Cuando se vestía de blanco, las hermanas sabían que saldría hacia el mar. "Llévanos, monseñor…", le dijo una hermana bromeando. "A donde yo voy, ustedes no pueden ir. ¡Qué mujeres!". Dijo la misa, desayunó e hizo unas gestiones. Y con un grupo de sacerdotes partió a la costa. Reflexionaron sobre un reciente documento papal y comieron a la sombra de un cocotero. Regresó antes de las tres; tenía gestiones pendientes. Y una misa en el hospitalito, a las seis. Al pasar por Santa Tecla, visitó la casa de los jesuitas donde vivía su confesor: "Vengo, padre, porque quiero estar limpio delante de Dios".
El día anterior, en la homilía dominical, monseñor se había mostrado subversivo. Había implorado a los soldados que tenían que obedecer a Dios ante que a sus jefes. Aquellas frases, "no matarás", "¡les suplico, les ordeno en nombre de Dios, que cese la represión, que no obedezcan si les ordenan matar!"… transgredieron la línea roja. Pusieron en marcha el reloj. Ese domingo, durante la comida, "se quitó los anteojos, cosa que nunca hacía, y permaneció en silencio… Fue un almuerzo triste, desconcertante. De repente, monseñor repasó, uno a uno, a todos sus buenos amigos, sacerdotes y laicos". Era como una despedida.
Y dígales a los padres de la UCA que lo que monseñor dijo ayer en la homilía es un delito!", dijo airado el oficial militar, tras entregar el parte sobre los incidentes de la toma de la UCA por la Policía nacional. Era lunes, 24 de marzo. Quedaban horas.
Esa mañana, monseñor se puso la sotana blanca. Cuando se vestía de blanco, las hermanas sabían que saldría hacia el mar. "Llévanos, monseñor…", le dijo una hermana bromeando. "A donde yo voy, ustedes no pueden ir. ¡Qué mujeres!". Dijo la misa, desayunó e hizo unas gestiones. Y con un grupo de sacerdotes partió a la costa. Reflexionaron sobre un reciente documento papal y comieron a la sombra de un cocotero. Regresó antes de las tres; tenía gestiones pendientes. Y una misa en el hospitalito, a las seis. Al pasar por Santa Tecla, visitó la casa de los jesuitas donde vivía su confesor: "Vengo, padre, porque quiero estar limpio delante de Dios".
El día anterior, en la homilía dominical, monseñor se había mostrado subversivo. Había implorado a los soldados que tenían que obedecer a Dios ante que a sus jefes. Aquellas frases, "no matarás", "¡les suplico, les ordeno en nombre de Dios, que cese la represión, que no obedezcan si les ordenan matar!"… transgredieron la línea roja. Pusieron en marcha el reloj. Ese domingo, durante la comida, "se quitó los anteojos, cosa que nunca hacía, y permaneció en silencio… Fue un almuerzo triste, desconcertante. De repente, monseñor repasó, uno a uno, a todos sus buenos amigos, sacerdotes y laicos". Era como una despedida.
BRAULIO HERNÁNDEZ es licenciado en Filosofía
Esa mañana, monseñor se puso la sotana blanca. Cuando se vestía de blanco, las hermanas sabían que saldría hacia el mar. "Llévanos, monseñor…", le dijo una hermana bromeando. "A donde yo voy, ustedes no pueden ir. ¡Qué mujeres!". Dijo la misa, desayunó e hizo unas gestiones. Y con un grupo de sacerdotes partió a la costa. Reflexionaron sobre un reciente documento papal y comieron a la sombra de un cocotero. Regresó antes de las tres; tenía gestiones pendientes. Y una misa en el hospitalito, a las seis. Al pasar por Santa Tecla, visitó la casa de los jesuitas donde vivía su confesor: "Vengo, padre, porque quiero estar limpio delante de Dios".
El día anterior, en la homilía dominical, monseñor se había mostrado subversivo. Había implorado a los soldados que tenían que obedecer a Dios ante que a sus jefes. Aquellas frases, "no matarás", "¡les suplico, les ordeno en nombre de Dios, que cese la represión, que no obedezcan si les ordenan matar!"… transgredieron la línea roja. Pusieron en marcha el reloj. Ese domingo, durante la comida, "se quitó los anteojos, cosa que nunca hacía, y permaneció en silencio… Fue un almuerzo triste, desconcertante. De repente, monseñor repasó, uno a uno, a todos sus buenos amigos, sacerdotes y laicos". Era como una despedida.
BRAULIO HERNÁNDEZ es licenciado en Filosofía
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Romero
EL PUEBLO ES MI PROFETA.
ReplyDelete(MONSENOR OSCAR ARNULFO ROMERO,HOMILIA 13,01,1980)
EL QUE QUIERA LLEVAR LA MARCA DEL ESPIRITU Y FUEGO CON QUE CRISTO BAUTIZA,TIENE QUE EXPONERSE A RENUNCIARLO TODO Y BUSCAR UNICAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA....
EL SALVADORENIO QUE VA MARCADO CON EL BAUTISMO DE CRISTO QUE ES ESPIRITU Y ES FUEGO,TIENE QUE SER SALVADORENIO DE ESPERANZAS ETERNAS,NO SE DEBE DEJAR VENCER POR EL PESIMISMO.
NO DEBE DEJAR TAMPOCO QUE SUS IDEALES DE ETERNIDAD Y DE TRIUNFO EN LA FE,SE LOS AGOTE UN PROYECTO POLITICO DE LA TIERRA.
TIENE QUE FLOTAR POR ENCIMA DE TODAS LAS DESESPERANZAS......
El Gran Pastor de Ovejas de los Salvadoreños todavia sigue vivo en las entrñas de su amado pueblo.
ReplyDeleteMonseñor Oscar Arnulfo Romero todavia, despues de 30 años de su sanguinario asesinato martirial, sigue entre nosostros para impartirnos inspiracion del Reino de Dios entre nosotros.
Mas que la popularidad de el, de Monseñor Romero esta la verdad de la JUSTICIA DEL REINO DE DIOS EN JESUS.
La ultima cena de Monseñor asemeja tanto el camino señalado por nuestro Jesus que no esta lejos del alcance de nuestras vidas en unReino Integral: Tierra, Sociedad, Genero, Social, Politico, Economico y Espiritual.
El Monseñor que esta alli, precisamente anclado en cda Salvadoreño que sale como Inmigrante, de cada Salvadoreño que sucumbe ante la violencia, de cada Salvadoreño victima del voraz viento de los mercaderes inescruplosos, en cada Salvadoreño que anida una ESPERANZA VIVA EN LA FE SALVADORA Y JUSSTIFICADORA DE JESUS EN SU REINO ETERNO DE JUSTICIA Y PAZ.
SU SIERVO DESCANZA EN PAZ, MAS SUS CIUDADANOS BUSCAMOS PEREGRINANDO EN LA FAZ DE LA TIERRA EN LA BUSQUEDA DE LAS SEÑALES DEL REINO, EXPRESADO EN EL APOSTOL PABLO COMO "ESERAMOS LA ESPERERANZA REDENTORA DE LOS HIJOS DE DIOS".
MONSEÑOR ROMERO EN EL SALVADOR ES EL ARTIFICE DE ESTA NUEVA ESPERANZA EN JESUS Y SU REINO DE JUSTICIA Y PAZ.
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.
Tiene que hacerse justicia, no es posible que las garras ponzoñosas, de los que planearon y ejecutaron este terrible asesinato, esten libres, uno de ellos el maldito de Dabuisson, ya esta en el lugar que le corresponde, el infierno, pero ahora le toca ser condenado en la tierra, y a toda la jauria de perros con rabia......
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