Katia Miranda: Un día como hoy hace 11 años

Por Hilda Jimenez

Un día como hoy, lunes 5 de abril de 1999. Hace exáctamente 11 años, estabamos dejándote en tu camita donde descansaría tu cuerpecito aquí en la tierra mi amor porque definitivamente, tu alma, se había elevado al cielo en la madrugada del Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección.

Imagínate qué privilégio el tuyo, que el própio Señor Jesús, te estaba poniendo tus inmensas alas, esas que siempre quisistes tener y asegurándote un lugar muy especial junto a nuestro Padre Dios.

Como me dice Candy y todas las personas que me quieren mucho: Ustedes, nuestros hijos e hijas amados/as, son prestados por Dios para que se los cuidemos, les enseñemos que El, es el Todopoderoso y que el momento que El decida, puede llevárselos a la Gloria eterna.

Como humanas, es terriblemente doloroso desprendernos de ustedes, a quienes hemos parido con dolor y con amor, pero son de Dios y me dicen que El Altísimo no nos dará un dolor, que no podamos soportar y es verdad mi niña, Dios es Amor, Dios es Verdad, Dios es Justicia y cuando recuerdo que pude ser capáz de regresar a casa sin tí, no me cabe otra respuesta en mi cerebro que el estar segura que Dios estaba conmígo. Nuestro Señor Jesús y Su Madre María Santísima, estaban a la par de tu amada hermanita Marce y de mí. Ellos, se fueron con nosotras y nos abrazaron fuertemente para llenarnos de paz, de tranquilidad, de inmensa fortaleza.

Fue Dios quien permitió que las cosas se dieran así. Que nadie pudiera decirme la verdad de lo que te habían hecho hijita amada. Yo solamente decia y preguntaba: Pero cómo la Katita se fue y se metió al mar?, será que Jesús la llamaba?. Y, luego decía: El me la dió, El me la quitó y no quería discutir eso porque era como seguir reclamandole como cuando le grité: por qué?, por qué?, por qué?, si yo he estado en la Iglesia Alabándote y cantando para Tí?. Yo no podía seguir haciendo eso hijita porque me sentía indigna si lo hacía.

Dios, se encargará de los que cometieron ese pecado y en Días solémnemente Santos. La justicia, se la dejo en Sus benditas Manos pero no olvidemos que Jesucristo fue tan Justo, que siempre dijo que debíamos cumplir con las Leyes de Dios y las Leyes de la Tierra. El, amaba a los niños/as y Katy, fue esa ángel que El quiso mostrar al mundo, con su carita que era la carita de todas las niñas, niños y adolescentes que fueron ultrajados de la mísma manera y que nunca se les hizo justicia.

Por Katy y por todos/as esos niños y adolescentes, elevémos plegarias a Nuestro Padre Dios, para que la justicia llegue y se dejen de maltratar a esos preciosos inocentes de cualquier forma, ya sea ésta: verbal, física, moral, psicológica o sexual. No mas abuso para ninguno de los amados de Jesús. Que pare la violencia hacia ellos y que haya un mensaje positivo de parte de las Instituciones correspondientes que no van a permitir que hayan más víctimas de cualquier violencia y que si cometen esos delitos, serán castigados con todo el peso de la ley.

Amada hijita Katy, creo que esa es la misión que Diosito me mandó realizar. Con el dolor de no tenerte con nosotras más físicamente alegrando nuestras vidas y enseñándonos como siempre lo hicistes a ser justas, obedientes y amorosas de Dios; te entrego a Nuestro Padre para que seas feliz en el cielo y te prometo que cuando el llanto y la tristeza embarguen mi alma, piense que fuistes escogída por el Altísimo a cumplir con una enorme misión y que yo, tu mami, con mis pecados y mis debilidades como humana, también fuí escogida por El para llevar el mensaje de: NO MAS VIOLENCIA A LA NIñEZ Y ADOLESCENCIA EN NINGUNA FORMA. NO MAS ABUSO, NO MAS MALTRATO, NO MAS CRIMENES EN CONTRA DE ELLOS. TODO LO CONTRARIO; MAS AMOR, MAS CUIDO, MAS PROTECCION, MAS SALUD, MAS RESPETO, MAS VIVIENDA, MAS ESTUDIO, MAS SONRISAS, MAS ALEGRIA, MAS FELICIDAD Y MAS ENSEñANZA DEL AMOR Y RESPETO A DIOS, A NUESTROS PADRES Y AL PROJIMO.

Envíanos bendiciones amada Katy y pídele a Diosito por todos nuestros hermanos salvadoreños y el mundo entero.

Te amo y te extraño inmensamente.

Tu mami, Hildy.

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