La "oligofrenia" política salvadoreña
La "oligofrenia" política salvadoreña y las candidaturas "King Flyp"
Por Marvin Aguilar
Gabriel García Márquez hace decir a Apolinar Moscote, muy bien a mi criterio, qué es ser un liberal y qué conservador en su obra Cien años de Soledad:
Si estudiamos con detenimiento el proceso político contemporáneo salvadoreño asistiremos a una gran confusión; en donde vemos cómo los conservadores se llaman liberales; izquierdistas impulsan ideales liberales y, un pueblo confundido, fanático se decepciona e impacienta. Todos ellos fundamentalmente están decididos a enfrentarse al progreso, la democracia y libertad. Lo único razonable que le queda a este país son los medios de comunicación y, más aún como singular tabla de salvación con un prometedor futuro: el periodismo digital, que tendrán la noble tarea de denunciar los extremismos de toda índole.
La sinvergüenzada del diputado Ahues
Las criolladas de nuestros políticos ponen en práctica constante el abuso y gala de una simpleza brutal e ignorante, poseen las afirmaciones propias de alguien que no defiende ideas políticas sino consignas partidarias. ¿De qué se trata señores? De la defensa de la coyuntura e intereses de un partido en concreto o, de los valores sociales y democráticos a los que no se puede renunciar.
Por Marvin Aguilar
Gabriel García Márquez hace decir a Apolinar Moscote, muy bien a mi criterio, qué es ser un liberal y qué conservador en su obra Cien años de Soledad:
Los liberales –decía Moscote- eran masones, gente de mala índole, partidaria de ahorcar a los curas, de implantar el matrimonio civil y el divorcio, de reconocer iguales derechos a los hijos naturales que a los legítimos, de despedazar el país en un sistema federal que le quitaría poderes a la autoridad suprema. Los conservadores en cambio, habían recibido el poder directamente de Dios, propugnaban por la estabilidad del orden público y la moral familiar, eran defensores de la fe de Cristo, del principio de autoridad, y no estaban dispuestos a permitir que el país fuera descuartizado en entidades autónomas.
Si estudiamos con detenimiento el proceso político contemporáneo salvadoreño asistiremos a una gran confusión; en donde vemos cómo los conservadores se llaman liberales; izquierdistas impulsan ideales liberales y, un pueblo confundido, fanático se decepciona e impacienta. Todos ellos fundamentalmente están decididos a enfrentarse al progreso, la democracia y libertad. Lo único razonable que le queda a este país son los medios de comunicación y, más aún como singular tabla de salvación con un prometedor futuro: el periodismo digital, que tendrán la noble tarea de denunciar los extremismos de toda índole.
La sinvergüenzada del diputado Ahues
Las criolladas de nuestros políticos ponen en práctica constante el abuso y gala de una simpleza brutal e ignorante, poseen las afirmaciones propias de alguien que no defiende ideas políticas sino consignas partidarias. ¿De qué se trata señores? De la defensa de la coyuntura e intereses de un partido en concreto o, de los valores sociales y democráticos a los que no se puede renunciar.
El diputado Ahues, fue electo por ARENA para representar al departamento de La Unión, luego junto a otros legisladores funda GANA, posteriormente se alinea con Líderes por el Cambio, esta última maniobra le ha permitido a un grupo de parlamentarios oligofrénicos cumplir con los requisitos de ley, y poder formar una fracción, algo que sin la presencia de Ahues sería imposible.
Pero en el fondo todo parece ser un pedir y devolver favores. Efectivamente, la idea es que Wil Salgado se incorpore a GANA, si no Ahues se va de Líderes por el Cambio, perdiendo con esto la silla en la junta directiva de la Asamblea Legislativa la hermana de Salgado, ya que no podrían –estos cuatro diputados- continuar siendo una fracción. Es simplemente circense observar cómo Sandra Salgado algunas plenarias las pasa arriba otras en la llanura. Esta clase de diputados son políticamente impresentables y moralmente indefendibles.
Los políticos y los partidos políticos deben de dejar de actuar sin receta, porque eso logra evidenciarlos como peregrinos en tierra de nadie, es eso lo que genera incertidumbre, desesperanza dentro de la población. Recibir críticas entonces, desde todos los espectros de la vida nacional que ve como el cinismo y los intereses personales de los políticos son el prisma con el que se toman las decisiones nacionales, no debería de parecernos extraño; nuestra clase política se ha estacionado en el costumbrismo mental, ese que transforma ignorantes de la realidad a las personas o, cuando menos los vuelve argumentadores sin matices.
Las candidaturas King Flyp
Sostengo que las candidaturas no partidarias son como King Flyp: canta mal pero hay que apoyarlo. Es novedoso y representa todo lo contrario de cómo hasta hoy, se han hecho las cosas: decadentes.
Estas candidaturas tienen por hoy proyecto de futuro, pueden formar nuevos, creativos equipos de trabajo que formen nuevos líderes que ya demanda el país; estos nuevos dirigentes tienen que salir desde afuera de la polarización, temores, fantasmas que han llevado e izado los conservadores y comunistas salvadoreños. Por sobre todo, el tiempo las favorece y, dentro de sectores muy claves e influyentes de la vida nacional como lo es FUSADES, la Iglesia católica, articulistas, el mismo presidente Funes, han pedido que se respete la resolución de la Sala de lo Constitucional que dio vida a las candidaturas sin partido, apoyos vitales debido a que algunos diputadoscreen que matando al mensajero se resolverá el problema real, el cual es: que ya nadie desea que se continúe con la idea de lenocinio y de carpa de tres pistas como manera legislativa.
La responsabilidad del pueblo comienza ahora
Amartya Sen sostiene que: un gobierno tiene que ser juzgado en función de las capacidades concretas de sus ciudadanos. La deficiente educación, las tradiciones, costumbres y creencias nacionales basadas en la mentira, ignorancia y mitos, hacen del hombre promedio –que es la mayoría de este país- un ciudadano sin capacidades excepcionales. De allí que la peregrina exigencia de los salvadoreños a los órganos del Estado para que funcionen con planificación, rapidez, imaginación, honestidad, puntualidad, tolerancia y, secularización nos haga recordar a un chino en las calles de Grecia.
Los salvadoreños somos propicios para que se nos propaguen tendencias parroquiales, entonces ¿por qué quejarnos de ser una nación periférica? Siempre les digo a mis alumnos que a ellos les tocará sacar al país de la encrucijada en que se encuentra, que para eso necesitan aprender, que para educarse hay que estar dispuesto a cambiar de opinión. Entiendo la responsabilidad del pueblo como el desarrollo de la libertad positiva o libertad negativa. Tener la capacidad real de ser o hacer algo es libertad positiva; la negativa es la no interferencia, pensar que nada se puede cambiar, la pasividad e indiferencia, esa conducta que ha sido hasta hoy la forma de ser del salvadoreño. La que nos hace malos.
Fuente: La Página
Pero en el fondo todo parece ser un pedir y devolver favores. Efectivamente, la idea es que Wil Salgado se incorpore a GANA, si no Ahues se va de Líderes por el Cambio, perdiendo con esto la silla en la junta directiva de la Asamblea Legislativa la hermana de Salgado, ya que no podrían –estos cuatro diputados- continuar siendo una fracción. Es simplemente circense observar cómo Sandra Salgado algunas plenarias las pasa arriba otras en la llanura. Esta clase de diputados son políticamente impresentables y moralmente indefendibles.
Los políticos y los partidos políticos deben de dejar de actuar sin receta, porque eso logra evidenciarlos como peregrinos en tierra de nadie, es eso lo que genera incertidumbre, desesperanza dentro de la población. Recibir críticas entonces, desde todos los espectros de la vida nacional que ve como el cinismo y los intereses personales de los políticos son el prisma con el que se toman las decisiones nacionales, no debería de parecernos extraño; nuestra clase política se ha estacionado en el costumbrismo mental, ese que transforma ignorantes de la realidad a las personas o, cuando menos los vuelve argumentadores sin matices.
Las candidaturas King Flyp
Sostengo que las candidaturas no partidarias son como King Flyp: canta mal pero hay que apoyarlo. Es novedoso y representa todo lo contrario de cómo hasta hoy, se han hecho las cosas: decadentes.
Estas candidaturas tienen por hoy proyecto de futuro, pueden formar nuevos, creativos equipos de trabajo que formen nuevos líderes que ya demanda el país; estos nuevos dirigentes tienen que salir desde afuera de la polarización, temores, fantasmas que han llevado e izado los conservadores y comunistas salvadoreños. Por sobre todo, el tiempo las favorece y, dentro de sectores muy claves e influyentes de la vida nacional como lo es FUSADES, la Iglesia católica, articulistas, el mismo presidente Funes, han pedido que se respete la resolución de la Sala de lo Constitucional que dio vida a las candidaturas sin partido, apoyos vitales debido a que algunos diputadoscreen que matando al mensajero se resolverá el problema real, el cual es: que ya nadie desea que se continúe con la idea de lenocinio y de carpa de tres pistas como manera legislativa.
La responsabilidad del pueblo comienza ahora
Amartya Sen sostiene que: un gobierno tiene que ser juzgado en función de las capacidades concretas de sus ciudadanos. La deficiente educación, las tradiciones, costumbres y creencias nacionales basadas en la mentira, ignorancia y mitos, hacen del hombre promedio –que es la mayoría de este país- un ciudadano sin capacidades excepcionales. De allí que la peregrina exigencia de los salvadoreños a los órganos del Estado para que funcionen con planificación, rapidez, imaginación, honestidad, puntualidad, tolerancia y, secularización nos haga recordar a un chino en las calles de Grecia.
Los salvadoreños somos propicios para que se nos propaguen tendencias parroquiales, entonces ¿por qué quejarnos de ser una nación periférica? Siempre les digo a mis alumnos que a ellos les tocará sacar al país de la encrucijada en que se encuentra, que para eso necesitan aprender, que para educarse hay que estar dispuesto a cambiar de opinión. Entiendo la responsabilidad del pueblo como el desarrollo de la libertad positiva o libertad negativa. Tener la capacidad real de ser o hacer algo es libertad positiva; la negativa es la no interferencia, pensar que nada se puede cambiar, la pasividad e indiferencia, esa conducta que ha sido hasta hoy la forma de ser del salvadoreño. La que nos hace malos.
Fuente: La Página
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