El asesinato de los líderes del FDR y la honorabilidad de la fuerza armada.
Por Gerardo A. Godoy*
El 27 de Noviembre de 1980 por la tarde, en Venezuela, recibí una llamada del Dr. Fabio Castillo F. quien, con urgencia desde la ciudad de México, me informó que pocas horas antes habían sido capturados y secuestrados en El Salvador, los dirigentes del Frente Democrático Revolucionario (FDR), mientras se encontraban en las instalaciones del Colegio Externado San José en una reunión de trabajo y conferencia de prensa. Francamente preocupado el Dr. Castillo consideraba que las vidas de los secuestrados estaban en peligro. Con urgencia se debían hacer gestiones, a nivel nacional e internacional, las que fueran necesarias, para salvar sus vidas.
El 27 de Noviembre de 1980 por la tarde, en Venezuela, recibí una llamada del Dr. Fabio Castillo F. quien, con urgencia desde la ciudad de México, me informó que pocas horas antes habían sido capturados y secuestrados en El Salvador, los dirigentes del Frente Democrático Revolucionario (FDR), mientras se encontraban en las instalaciones del Colegio Externado San José en una reunión de trabajo y conferencia de prensa. Francamente preocupado el Dr. Castillo consideraba que las vidas de los secuestrados estaban en peligro. Con urgencia se debían hacer gestiones, a nivel nacional e internacional, las que fueran necesarias, para salvar sus vidas.
Quienes presenciaron el secuestro habían informado que un número considerable de hombres fuertemente armados, en varios vehículos y coordinación profesional, tomaron por asalto el Colegio, sometieron a todos los presentes y separaron, selectivamente, al Presidente del FDR Ing. Enrique Alvarez Córdoba, al Dr. Enrique Escobar Barrera, a los Señores Juan Chacón, Manuel de Jesús Franco Ramírez, Humberto Mendoza y a Doroteo Hernández, los cinco primeros miembros de la Dirección Nacional del FDR y el último dirigente vecinal de un barrio marginal de la ciudad (Foto: soldado salvadoreño 1979).
A la fuerza y con brutalidad los introdujeron en vehículos, dejando el recinto para unirse a otros que, con armas de combate y equipos de comunicación custodiaban el y los alrededores del Colegio, situado en un área de la ciudad con vigilancia permanente, gran circulación vehicular y peatonal por clínicas, negocios y la Embajada Americana, en ese entonces en la zona. Varias personas por iniciativa propia y espontánea persiguieron los vehículos y comprobaron que unos se dirigieron a la Policía Nacional y otros a los cuarteles de la Policía de Hacienda y de la Guardia Nacional. Testigos reconocieron, entre los que participaron en la captura, vestido de civil a miembros de cuerpos de seguridad en los alrededores del colegio, a esa hora. Se estimó que más de 20 personas participaron en la captura y rapto de los dirigentes del FDR.
Conmovido por la noticia, inmediatamente redacté y envié al Presidente de la República de Venezuela Dr. Luís Herrera C., un radiograma urgente solicitándole su inmediata intervención y gestión ante el Gobierno de El Salvador para preservar la vida de los dirigentes del FDR capturados por personal de la Policía de Hacienda, Policía Nacional y de la Guardia. Su intervención debía ser urgente, de inmediato, ya que cada minuto, cada hora que pasara, incrementaba el riesgo de que los capturados fueran asesinados.
Ante la gravedad del hecho, numerosas personas ajenas al FDR y otras cercanas a él, realizaron iniciativas similares y denuncias a nivel nacional e internacional, a la prensa, personalidades, organizaciones políticas, de derechos humanos y Gobiernos democráticos de América y de Europa, clamando la vida de los dirigentes del FDR secuestrados en el operativo militar. Pero, todo fue en vano. Por la mañana siguiente, en distintos sitios de San Salvador y sus alrededores, fueron apareciendo los cadáveres de Enrique Alvarez, Enrique Escobar Barrera, Juan Chacón, Manuel de Jesús Franco, Humberto Mendoza y de Doroteo Hernández, con evidentes signos de tortura, de estrangulación, traumatismos severos, fracturas, heridas y perforaciones de bala en el cráneo, tórax y otras partes de sus cuerpos. Se supo que en el Estado Mayor, oficiales de alto, medio y bajo rango, celebraron la noticia.
Pocos meses antes de este horrendo crimen, el Ingeniero Alvarez me había solicitado colaboración para obtener, en Venezuela, visas para integrantes de una delegación del FDR que visitaría el país, en gira por América Latina, para informar y divulgar la situación política y social que se estaba viviendo en El Salvador, y solicitar solidaridad en búsqueda de una solución pacífica a la crisis que ya amenazaba agravarse. Otra misión, de la cual formó parte el mismo Ingeniero Alvarez, visitaría países y gobiernos de Europa. Se obtuvieron las visas gracias a la colaboración del Senador Dr. Luís Manuel Peñalver, quien vivió en El Salvador parte de su exilio durante la dictadura militar de Pérez Jiménez, período en el que trabajó y participó en la reestructuración departamental y académica de la Escuela de Medicina. En Venezuela, la misión del FDR fue recibida por líderes políticos, intelectuales, periodistas, defensores de derechos humanos, organizaciones religiosas y promotores sociales. Al conocerse la noticia del secuestro y asesinato, la Asamblea Nacional repudió el crimen, responsabilizó a la Junta de Gobierno, a quien exigió investigación imparcial y castigo a los asesinos.
En Marzo de 1993 la Comisión de la Verdad en su informe entregado al Presidente de la República y a representantes del FMLN, sobre este crimen en particular llegó a las conclusiones siguientes: 1) La tortura y asesinato de los líderes del FDR cerró toda posibilidad de salida negociada a la crisis política a finales de 1980, 2.) Encontró suficientes evidencias para señalar que organismos del Estado en forma combinada fueron responsables de este hecho, violando el derecho internacional de los derechos humanos, 3) Encontró suficientes evidencias para afirmar que la Policía de Hacienda realizó el operativo de seguridad que facilitó y cubrió a los autores de los asesinatos, y 4) Hubo evidente desinterés en organismos del Estado en esclarecer los hechos, deslindar responsabilidades y llevar a la justicia a los responsables.
Por su solidaridad con el FDR y con el FDR-FMLN cuando la alianza se consolida, tenemos una deuda de gratitud con Luís Manuel Peñalver, Carlos D´Áscoli, Carlos Andrés Pérez, Miguel Otero Silva, Rigoberto Enríquez Vera, Luís Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Enrique Tejera, Beatriz Rangel, Pompeyo Márquez, Teodoro Peckoff, Eloy Torres, J. Vicente Rangel, Américo Martín, Moisés Moleiro, David Nieves, J. Vives Suriá, Jesús Gazo, Magaly Urrutia, José María Machín, J. A. Paz Galárraga, Alí Primera, Cesar Renjifo, Pedro León Zapata, y muchos otros venezolanos, quienes nos acompañaron durante 12 años, hasta los acuerdos de Paz, que promovieron y Venezuela respaldó y facilitó, en los cuales, como punto de honor en memoria quienes sufrieron persecución, cárcel, tortura, exilio o perdieron sus vidas asesinados, se logró la disolución de la Guardia Nacional, Policía de Hacienda, Policía Nacional y la depuración y reducción del ejército.
Sorpresa la mía a finales del mes pasado en San Salvador al leer, en campos pagados de página entera, el comunicado de una Asociación de Desmovilizados de Cuerpos de Seguridad, exigiendo respeto a la honorabilidad y dignidad de sus miembros, preocupados por discretos procedimientos judiciales, iniciados a derecho en el marco de la ley, contra unos pocos de sus miembros. El respeto exigido, por una honorabilidad y dignidad perdida durante años de abusos, corrupción, atropellos, irrespeto, violación a los derechos humanos, cárcel, desapariciones y asesinato de miles de ciudadanos, en un accionar ejercido, según ellos con patriótico sacrificio, se presta a varias lecturas y preocupaciones.
Conviven entre la población salvadoreña, usufructuando conquistas civiles logradas por sacrificio de otros, individuos que conocieron, ocultaron, promovieron, facilitaron, participaron, ejecutaron y justificaron el uso y abuso fanático de la fuerza militar para gobernar el país. Estas personas, en lugar de pena, vergüenza y arrepentimiento por los excesos y crímenes, consideran digno y honorífico el haberlos cometido, solos o en complicidad con terceros, que permanecen en silencio, por el momento. Estas personas representan un peligro potencial para un futuro mejor, que con la ayuda y participación ciudadana, de todos, se logre construir en paz y justicia social. Es necesario, indispensable entender que, pese a los sacrificios y vidas perdidas en esa lucha, falta mucho por hacer. Las condiciones miserables de los habitantes de las vías miseria, a quienes Doroteo representaba aquella mañana del 27 de Noviembre en la reunión del FDR, no las mejoraron sus asesinos. Siguen iguales de miserables en el entretejido citadino y sus alrededores, en condiciones de pobreza extrema y acceso limitado a la educación y trabajo. Aun queda mucho por hacer para mejorar las condiciones de vida que como seres humanos se merece ese numeroso sector de la población marginal y campesina de la nación.
El próximo mes se cumplirán 30 años del asesinato de los líderes del FDR y de Doroteo, quijotes desarmados constructores de la paz, muertos con el conocimiento y participación de organismos de seguridad de Cuarteles dependientes del Ministerio de Defensa, del Estado Mayor y Militares de la Junta, a quienes funcionarios de la justicia encubrieron en complicidad o por miedo. La ocasión es propicia para testimoniar, en memoria de Enrique Alvarez Córdoba, Enrique Escobar Barrera, Juan Chacón, Manuel de Jesús Franco Ramírez, Humberto Mendoza, y Doroteo Hernández, nuestro reconocimiento a su sacrificio y ejemplo, como un homenaje póstumo de admiración a su ejemplo de lucha cívica, que les costó la vida.
Gerardo A. Godoy es columnista salvadoreño colaborador de Salvadoreños en el Mundo
A la fuerza y con brutalidad los introdujeron en vehículos, dejando el recinto para unirse a otros que, con armas de combate y equipos de comunicación custodiaban el y los alrededores del Colegio, situado en un área de la ciudad con vigilancia permanente, gran circulación vehicular y peatonal por clínicas, negocios y la Embajada Americana, en ese entonces en la zona. Varias personas por iniciativa propia y espontánea persiguieron los vehículos y comprobaron que unos se dirigieron a la Policía Nacional y otros a los cuarteles de la Policía de Hacienda y de la Guardia Nacional. Testigos reconocieron, entre los que participaron en la captura, vestido de civil a miembros de cuerpos de seguridad en los alrededores del colegio, a esa hora. Se estimó que más de 20 personas participaron en la captura y rapto de los dirigentes del FDR.
Conmovido por la noticia, inmediatamente redacté y envié al Presidente de la República de Venezuela Dr. Luís Herrera C., un radiograma urgente solicitándole su inmediata intervención y gestión ante el Gobierno de El Salvador para preservar la vida de los dirigentes del FDR capturados por personal de la Policía de Hacienda, Policía Nacional y de la Guardia. Su intervención debía ser urgente, de inmediato, ya que cada minuto, cada hora que pasara, incrementaba el riesgo de que los capturados fueran asesinados.
Ante la gravedad del hecho, numerosas personas ajenas al FDR y otras cercanas a él, realizaron iniciativas similares y denuncias a nivel nacional e internacional, a la prensa, personalidades, organizaciones políticas, de derechos humanos y Gobiernos democráticos de América y de Europa, clamando la vida de los dirigentes del FDR secuestrados en el operativo militar. Pero, todo fue en vano. Por la mañana siguiente, en distintos sitios de San Salvador y sus alrededores, fueron apareciendo los cadáveres de Enrique Alvarez, Enrique Escobar Barrera, Juan Chacón, Manuel de Jesús Franco, Humberto Mendoza y de Doroteo Hernández, con evidentes signos de tortura, de estrangulación, traumatismos severos, fracturas, heridas y perforaciones de bala en el cráneo, tórax y otras partes de sus cuerpos. Se supo que en el Estado Mayor, oficiales de alto, medio y bajo rango, celebraron la noticia.
Pocos meses antes de este horrendo crimen, el Ingeniero Alvarez me había solicitado colaboración para obtener, en Venezuela, visas para integrantes de una delegación del FDR que visitaría el país, en gira por América Latina, para informar y divulgar la situación política y social que se estaba viviendo en El Salvador, y solicitar solidaridad en búsqueda de una solución pacífica a la crisis que ya amenazaba agravarse. Otra misión, de la cual formó parte el mismo Ingeniero Alvarez, visitaría países y gobiernos de Europa. Se obtuvieron las visas gracias a la colaboración del Senador Dr. Luís Manuel Peñalver, quien vivió en El Salvador parte de su exilio durante la dictadura militar de Pérez Jiménez, período en el que trabajó y participó en la reestructuración departamental y académica de la Escuela de Medicina. En Venezuela, la misión del FDR fue recibida por líderes políticos, intelectuales, periodistas, defensores de derechos humanos, organizaciones religiosas y promotores sociales. Al conocerse la noticia del secuestro y asesinato, la Asamblea Nacional repudió el crimen, responsabilizó a la Junta de Gobierno, a quien exigió investigación imparcial y castigo a los asesinos.
En Marzo de 1993 la Comisión de la Verdad en su informe entregado al Presidente de la República y a representantes del FMLN, sobre este crimen en particular llegó a las conclusiones siguientes: 1) La tortura y asesinato de los líderes del FDR cerró toda posibilidad de salida negociada a la crisis política a finales de 1980, 2.) Encontró suficientes evidencias para señalar que organismos del Estado en forma combinada fueron responsables de este hecho, violando el derecho internacional de los derechos humanos, 3) Encontró suficientes evidencias para afirmar que la Policía de Hacienda realizó el operativo de seguridad que facilitó y cubrió a los autores de los asesinatos, y 4) Hubo evidente desinterés en organismos del Estado en esclarecer los hechos, deslindar responsabilidades y llevar a la justicia a los responsables.
Por su solidaridad con el FDR y con el FDR-FMLN cuando la alianza se consolida, tenemos una deuda de gratitud con Luís Manuel Peñalver, Carlos D´Áscoli, Carlos Andrés Pérez, Miguel Otero Silva, Rigoberto Enríquez Vera, Luís Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Enrique Tejera, Beatriz Rangel, Pompeyo Márquez, Teodoro Peckoff, Eloy Torres, J. Vicente Rangel, Américo Martín, Moisés Moleiro, David Nieves, J. Vives Suriá, Jesús Gazo, Magaly Urrutia, José María Machín, J. A. Paz Galárraga, Alí Primera, Cesar Renjifo, Pedro León Zapata, y muchos otros venezolanos, quienes nos acompañaron durante 12 años, hasta los acuerdos de Paz, que promovieron y Venezuela respaldó y facilitó, en los cuales, como punto de honor en memoria quienes sufrieron persecución, cárcel, tortura, exilio o perdieron sus vidas asesinados, se logró la disolución de la Guardia Nacional, Policía de Hacienda, Policía Nacional y la depuración y reducción del ejército.
Sorpresa la mía a finales del mes pasado en San Salvador al leer, en campos pagados de página entera, el comunicado de una Asociación de Desmovilizados de Cuerpos de Seguridad, exigiendo respeto a la honorabilidad y dignidad de sus miembros, preocupados por discretos procedimientos judiciales, iniciados a derecho en el marco de la ley, contra unos pocos de sus miembros. El respeto exigido, por una honorabilidad y dignidad perdida durante años de abusos, corrupción, atropellos, irrespeto, violación a los derechos humanos, cárcel, desapariciones y asesinato de miles de ciudadanos, en un accionar ejercido, según ellos con patriótico sacrificio, se presta a varias lecturas y preocupaciones.
Conviven entre la población salvadoreña, usufructuando conquistas civiles logradas por sacrificio de otros, individuos que conocieron, ocultaron, promovieron, facilitaron, participaron, ejecutaron y justificaron el uso y abuso fanático de la fuerza militar para gobernar el país. Estas personas, en lugar de pena, vergüenza y arrepentimiento por los excesos y crímenes, consideran digno y honorífico el haberlos cometido, solos o en complicidad con terceros, que permanecen en silencio, por el momento. Estas personas representan un peligro potencial para un futuro mejor, que con la ayuda y participación ciudadana, de todos, se logre construir en paz y justicia social. Es necesario, indispensable entender que, pese a los sacrificios y vidas perdidas en esa lucha, falta mucho por hacer. Las condiciones miserables de los habitantes de las vías miseria, a quienes Doroteo representaba aquella mañana del 27 de Noviembre en la reunión del FDR, no las mejoraron sus asesinos. Siguen iguales de miserables en el entretejido citadino y sus alrededores, en condiciones de pobreza extrema y acceso limitado a la educación y trabajo. Aun queda mucho por hacer para mejorar las condiciones de vida que como seres humanos se merece ese numeroso sector de la población marginal y campesina de la nación.
El próximo mes se cumplirán 30 años del asesinato de los líderes del FDR y de Doroteo, quijotes desarmados constructores de la paz, muertos con el conocimiento y participación de organismos de seguridad de Cuarteles dependientes del Ministerio de Defensa, del Estado Mayor y Militares de la Junta, a quienes funcionarios de la justicia encubrieron en complicidad o por miedo. La ocasión es propicia para testimoniar, en memoria de Enrique Alvarez Córdoba, Enrique Escobar Barrera, Juan Chacón, Manuel de Jesús Franco Ramírez, Humberto Mendoza, y Doroteo Hernández, nuestro reconocimiento a su sacrificio y ejemplo, como un homenaje póstumo de admiración a su ejemplo de lucha cívica, que les costó la vida.
Gerardo A. Godoy es columnista salvadoreño colaborador de Salvadoreños en el Mundo
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Politica
Es NECESARIO Y JUSTO... dice la liturgia Catolica en el pais.
ReplyDeleteHacer memoria de los sacrificios, inclemencias y torura de los que fueron arquitectos de un nuevo El Salvador es JUSTO Y NECESARIO.
Da pena ver los verdugos del pueblo Salvadoreño gritar con pavoridos gritos que le respete ahora el nuevo gobierno del Cambio y que cualquier paso que se de para regular leyes a componendas finacieras del Estado Salvadoreño ahora saltan para defender, fijese bien, las Instituciones que sirvieron para masacrar a tanto Salvadoreño de alli la campaña de que la Fuerza Armada dicen ellos, debe de respetarse, no se debe reducir ni mucho menos abolir. Y es mas, segun estos, hasta debe de darsele honor, pleitesia, respetarla, no hablar mal de la Fuerza Armada, que hay que elogiarla mas que los esfuerzos de la Policia Nacional Civil en el combate contra el crimen y delincuencia.
Pobrecitos !
No se dan cuenta que las cosas han cambiado:
UN CIUDADANO SALVADOREÑO TIENE POR FUERZA ARMADA, NO UN EJERCITO OPRESOR, NI DEBE DE TENER POR SERVIDORES OFICIALES A TORTURADORES PAGADOS POR EL ESTADO PARA HACER LAS FUNCIONES SAGRADAS DE LA DEFENSA DE LA SOBERANIA NACIONAL UN NEGOCIO PRIVADO COMO LO MANTUVO LA DESGRACIADA "tandona" QUE EJERCIAN SUS DEMENCIAS DE PODER Y FUERA DEL CONTROL ESTATAL HACIA EL RESPETO DE LA CIUDADANIA SALVADOREÑA.
BASTA DE PENDEJADAS, SEÑORES LIGADOS A LOS PASADOS cuerpos de inseguridad.
AHORA A CONSTRUIR UNA FUERZA ARMADA QUE DIGNIFIQUE LA SOCIEDAD CIVIL SALVADOREÑA Y QUE RECUERDEN TAMBIEN QUE CADA GASTO MILITAR, HAY VIGILANCIA CIVIL QUE TAMBIEN RESPONDE AL LLAMADO DE UNA PATRIA JUSTA EN DONDE SE GOZAN DE LOS DERECHOS CIVILES DE LOS CIUDADANOS, INALIENABLES CONTRA EL MILITARISMO QUE NOS ZAMPARON REGIMENES DICTARORIALE DEL PASADO.
LOS LICIADOS DEL EJERCITO?...
FUERON USADOS POR BANDAS DE LADRONES, ABUSADORES, CRIMINALES Y ESTAFADORES EN LA DEFENSA DE LA NACION SALVADOREÑA!
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.
Tristes recuerdos!
ReplyDeleteY así muchos que ahora gobiernan éste pais y tienen las manos manchadas de sangre.
Quién asesina a Alvarez Córdova y a los otros?....el objetivo primario era Alvarez,un rico progresista y más justo que luchaba por los cambios que tratan de impedir siempre que lleguen.
Córdova era el Ministro de Agricultura y pujaba fuerte por una Reforma Agraria que tomara en cuenta al desvalido y explotado campesinado de la época.
Su misma clase social atenta contra él y deciden lo que decidieron.Igual es ahora.Todo el que no piensa como ellos,es enemigo y habrá "que hacer algo".
No hemos avanzado nada,nada!!..
Estamos peor!.
Cuántos que ahora piden respeto,no fueron artífices de todos éstos desmanes de la Historia?
Muchos!....y allí andan con la consciencia negra y cauterizada...pero Dios les pedirá cunetas porque les ha dado tiempo para arrepentirse y nunca lo hicieron.
Dios no puede ser burlado jamás!
LA GRAN LEY DE SIEMBRA Y COSECHA SERÁ UN HECHO Y TOMARÁ JUSTICA DIVINA DE LA CUAL NÓ ESCAPARÁN,NI HABRÁ QUIEN LOS AYUDE.
LOS HIJOS A MENUDO ALCANZAN LO QUE SEMBRARON SUS PADRES!...
EN LAS LEYES DEL UNIVERSO DIVINO NO HAY TIEMPO NI IMPUNIDAD.
TODO ES CUESTIÓN DE TIEMPO!.
Este fué un hecho deplorable!
ReplyDeleteA Enrique Alvarez lo torturaron con mucha saña: por lo que los militares percibían como traición, y por su relación homosexual con Chacón, ya que estos vivían juntos.
Que ésto, ni las masacres de los comunistas, nunca vuelva a ocurrir!
Un momento para reflexionar acerca del compromiso por las causas justas y que en nombre de nuestro querido pueblo salvadoreño estos hombres dieron el ultimo sacrificio y que fueron conocidos por muchos incluyendo su servidor, entre ellos el ex-ministro de agricultura Ing. Enrique Álvarez y compañero universitario Humberto Mendoza. Porque todos ellos siempre estarán en nuestra mente y corazones.
ReplyDeleteEste es el tipo de relato que no aparecen en nuestros medios por la misma razon: para que promocionar viejas heridas.
ReplyDeleteEs increible, como aun hoy se continua con la cinica explicación que no hay que "abrir heridas", en El Salvador! Además siendo miembros del género humano a nivel mundial, esto es más que un insulto. Diganle, a los 6 millones de judios porque tuvieron que "abrir las heridas" al llevar a juicio a los oficiales nazis, diganle a los Bosnios que en 90s fueron objeto de genocidio por medio de los serbios, porque "tuvieron que abrir las heridas" y así el caso de Rwanda. Pregúntense también si es justo que no la humanidad solo sea espectadora cuando se cometan genocidios, dirán entonces que no "hay que tocar heridas" o quizás preferirán "no acariciar heridas", para que suene más dulce, tierno y crujiente, como una vez lo hizo el pollo campero. Por favor! Ya dejemos esa hipocrecia! Porque los que acostumbran argumentar asi, son en realidad los que además de tener poder y acceso a divulgar su opinion, son tambien los que saben que se deben las cuentas, los que saben de personas que las deben. Los crimines contra la humanidad, son imperdonables, en el derecho internacional y la ley interna de un país no se sobrepone sobre la internacional.
ReplyDeleteMe tomo aunque sea unos minutos para comentar sobre esta información tan importante, ya como un adulto salvadoreño y maestro de historia en California, quien, como cientos de miles, se escapó de cipote en los 80s con mi familia por la grotesca represión
ReplyDeletemilitar en nuestro país. Me alegra que ahora con el internet se democratiza nuestra historia mas y poco a poco se reconocen los y las participantes en la lucha contra nuestra historia corrupta militar y gubernamental. No es cuestión de “abrir heridas” sino que de impartir a las nuevas generaciones lo que los medios noticieros han escondido por décadas. ¡Gracias!
Miren, que pena por el penultimo parrafo con relacion a los que aprobamos la accion militar. somos "ANTICOMUNISTAS" y por ello estamos vivos, mi padre no enseñor que para ser alguien y tener algo hay que trabajar y aqui estamos integros en la familia, no nos dejamos meter basura de esa que revenden ustedes....
ReplyDeleteSu ideologia promueve la anarquía, las ganancias en ociosidad, el despilfarro de los bienes del Estado, corrupcion por que muchos comandantes sin haber estudiado estan en buenos cargos con jugosos salarios !!!! no me vengan a mi con esa basura en estos tiempos!!! felicito a los que combatieron contra los grupos sobaleva de Fidel Castro y otros aprovechados del recentimiento contra los gobiernos en Latinoamerica.