La chalupa sin velas de ARENA

Por Carlos Abrego*

He estado leyendo lo que aparece en la prensa salvadoreña, en internet, sobre la Convención de ARENA. Se anuncia mucho, pero hay muy poca noticia. Los artículos abundan, pero apenas si dicen algo que vaya más allá de frases de encanto y de autosatisfacción. Reunen a miles de personas para que oigan perorar a sus dirigentes con la única misión de aplaudir. ¿Cómo llegan a esa convención estos delegados sin voz, ni voto? Es un misterio absoluto.

Los jefes hablan, se congratulan que el barco no se ha hundido. Si navega en mares de peligro, es culpa de los anteriores capitanes que dejaron el barco resquebrajado, llevándose gran parte del botín electoral. A los antiguos jefes los llaman corruptos, traidores, oportunistas, ambiciosos y no sé que otras yerbas más. La línea que los separa no es ideológica, aunque parece en el discurso que si es profunda y muy marcada. Y no puede ser de otra manera, la línea que los separa es la ambición y un ahondado rencor.

Los caudillos areneros lo dicen claramente: su objetivo, su más encarecido objetivo es retomar las riendas del país. Las próximas elecciones muncipales y legislativas son una etapa de la reconquista. Pero ¿qué le proponen al país? Pues la misma maloliente sopa rancia del liberalismo. Y como este liberalismo conlleva la libertad que nos dejan de ser pobres y que le otorgan a los ricos de seguir enriqueciéndose, repiten hasta el hastío, como pericos de barranca: libertad, libertad, libertad.

Es cierto, la chalupa en la que navegan no se ha hundido. Pero es un pobre navío al que no se atreven a cambiarle las velas rotas: “no vamos a cambiar ni un ápice de nuestros principios y valores”. Que conste, están dispuestos a renovarse, a abrir puertas, a escuchar proposiciones de donde vengan. Pero por el momento, sólo muestran la cara enfurecida de una fiera herida, rapaz y lista al menor descuido a asestar su zarpazo desesperado.

Cristiani descubre ahora, milagrosamente, que los últimos cinco años de gobierno arenero fueron desastrozos. Es esa la principal causa de la derrota, explica a sus oyentes. Pone su dedo acusador en el mal gobierno de Tony Saca y también en la dirigencia anterior del partido. Un miembro connotado de esa dirección, el ex candidato a la presidencia, invitado particularmente, aplaudía al jefe, sin darse cuenta que se lo estaba llevando de pasada, atropellándolo.

“ARENA no perdió porque nuestros adversarios sean mejores. Perdimos por el pobre desempeño de la anterior dirigencia del partido en los últimos cinco años”, afirmó Cristiani. “Los problemas de ARENA no comenzaron con la derrota electoral sino con la pérdida de la democracia interna y la traición a nuestros principios”.

No voy a defender a Saca, de ninguna manera. Pues su gobierno, es cierto, fue un desastre para el país, como lo fueron los anteriores gobiernos areneros. La detestable situación general del país es el resultado de esos veinte años, en los que neciamente se aplicaron a ejecutar las recetas liberales y ese reparto que hicieron a garduña de los bienes del Estado.

ARENA no puede ofrecernos nada nuevo, es incapaz como partido a renovar sus propuestas, su mirada se aprieta en la mirilla dirigida hacia el pasado. Eso son, el triste pasado de nuestro país que quiere eternizarse.

Fuente: Blog de Carlos Abrego

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