Ninguna ley acabará con las pandillas de El Salvador
Jurista cree que "ninguna ley" acabará con las pandillas de El SalvadorLa criminalidad que generan las pandillas salvadoreñas no será resuelta con "ninguna ley" y la única esperanza está depositada en unas políticas sociales que puedan refundar la sociedad, dijo hoy la presidenta del Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP) de El Salvador, Aída Santos.
Esta funcionaria y Patricia Campos, la pareja del periodista franco-español Christian Poveda, asesinado hace un año, coincidieron hoy, en una conversación con Efe en Madrid, en expresar su "pesimismo" por la situación social que vive su país.
Aída Santos y Patricia Campos están convencidas de que sólo unas políticas sociales pensadas para el largo plazo podrán recuperar el concepto de familia que quedó desintegrado en gran parte de El Salvador después de la guerra que vivió el país entre 1980 y 1992.
La Casa Encendida de Madrid ofrece hoy una conferencia-homenaje a Poveda, "El legado humano y sincero de un hombre comprometido", en la que participan Campos y Santos.
Poveda, autor del reportaje "La vida loca", que muestra a varios miembros de la pandilla "Mara 18" de un municipio del este de San Salvador, fue asesinado el 2 de septiembre del año pasado a sus 54 años, presuntamente porque los pandilleros creyeron que él colaboraba con la policía.
"Él era un hombre ético, honesto y muy profesional, que jamás habría hecho algo así; era congruente y comprometido, y su deseo era retratar todo aquello que causa el daño social", dice Patricia Campos al negar categóricamente las versiones según las cuales el cineasta y fotógrafo hubiera podido colaborar con las autoridades.
"Christian no quería filmar el delito porque sí ni la muerte en directo; su idea -añade- era mostrar las condiciones sociales que llevan a esa maldad", como "la falta de educación, la desintegración de la familia, la falta de oportunidades, la dejación de responsabilidad por parte de los padres...".
La presidenta del CNSP salvadoreño comparte el punto de vista de Campos y añade que "ninguna de las siete u ocho leyes" que hay en el Salvador para luchar contra las pandillas "ha logrado mermar el ingreso diario" de personas en esos grupos.
"Hay 17.000 pandilleros fichados por la policía y ese número crecerá", dice Santos al lamentar que parte de la sociedad "sólo desea ver resultados inmediatos" en la lucha contra los crímenes de esos jóvenes: "piden cárcel, pena de muerte, cadena perpetua, sin detenerse a analizar las causas que generaron el fenómeno".
Se trata de jóvenes, hijos de emigrantes, que en la posguerra "se quedaron solos, sin cariño, sin atención ni control, sin que comprendieran la idea de que todos los seres humanos tenemos derechos y deberes", dice Aída Santos.
Esos jóvenes crecieron en un ambiente de "gran desigualdad social, en un entorno violento de droga, prostitución, alcohol, mendicidad, maltrato o explotación", explica Santos, que durante catorce años fue juez de menores.
Santos asegura que "el crimen organizado, que muchas veces está en las estructuras del Estado, utiliza ese perfil de los pandilleros para enviarlos a cometer hechos delictivos".
Esta funcionaria salvadoreña dice además que siente un "gran pesimismo" por la situación social del país y describe un panorama carcelario en el que hay 25.000 presos en 19 cárceles diseñadas para albergar a 8.500 personas.
"Un sistema carcelario en el que los presos viven en condiciones inhumanas y deplorables", en el que las personas se vuelven más violentas.
Patricia Campos añade que "la situación es bastante triste" y coincide con Aída Santos en que "es necesario el cambio" hacia las políticas sociales que reconstruyan la sociedad "porque no hay opción y más hondo no se puede llegar".
Fuente: Agencia EFE
Poveda, autor del reportaje "La vida loca", que muestra a varios miembros de la pandilla "Mara 18" de un municipio del este de San Salvador, fue asesinado el 2 de septiembre del año pasado a sus 54 años, presuntamente porque los pandilleros creyeron que él colaboraba con la policía.
"Él era un hombre ético, honesto y muy profesional, que jamás habría hecho algo así; era congruente y comprometido, y su deseo era retratar todo aquello que causa el daño social", dice Patricia Campos al negar categóricamente las versiones según las cuales el cineasta y fotógrafo hubiera podido colaborar con las autoridades.
"Christian no quería filmar el delito porque sí ni la muerte en directo; su idea -añade- era mostrar las condiciones sociales que llevan a esa maldad", como "la falta de educación, la desintegración de la familia, la falta de oportunidades, la dejación de responsabilidad por parte de los padres...".
La presidenta del CNSP salvadoreño comparte el punto de vista de Campos y añade que "ninguna de las siete u ocho leyes" que hay en el Salvador para luchar contra las pandillas "ha logrado mermar el ingreso diario" de personas en esos grupos.
"Hay 17.000 pandilleros fichados por la policía y ese número crecerá", dice Santos al lamentar que parte de la sociedad "sólo desea ver resultados inmediatos" en la lucha contra los crímenes de esos jóvenes: "piden cárcel, pena de muerte, cadena perpetua, sin detenerse a analizar las causas que generaron el fenómeno".
Se trata de jóvenes, hijos de emigrantes, que en la posguerra "se quedaron solos, sin cariño, sin atención ni control, sin que comprendieran la idea de que todos los seres humanos tenemos derechos y deberes", dice Aída Santos.
Esos jóvenes crecieron en un ambiente de "gran desigualdad social, en un entorno violento de droga, prostitución, alcohol, mendicidad, maltrato o explotación", explica Santos, que durante catorce años fue juez de menores.
Santos asegura que "el crimen organizado, que muchas veces está en las estructuras del Estado, utiliza ese perfil de los pandilleros para enviarlos a cometer hechos delictivos".
Esta funcionaria salvadoreña dice además que siente un "gran pesimismo" por la situación social del país y describe un panorama carcelario en el que hay 25.000 presos en 19 cárceles diseñadas para albergar a 8.500 personas.
"Un sistema carcelario en el que los presos viven en condiciones inhumanas y deplorables", en el que las personas se vuelven más violentas.
Patricia Campos añade que "la situación es bastante triste" y coincide con Aída Santos en que "es necesario el cambio" hacia las políticas sociales que reconstruyan la sociedad "porque no hay opción y más hondo no se puede llegar".
Fuente: Agencia EFE
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Violencia
Ya era tiempo que alguien con buen sentido comun expresara lo que ha sido y es evidente: Las maras y los "mareros" no van a dejar de existir solo porque el gobierno creo una ley. El estado mental de los que piensan en crear leyes como solucion a un fenomeno cuyas raices esta en el mismo sistema capitalista de clases, no hace mas que agrandar el problema y radicalizar aun mas a los pandilleros. La solucion tampoco esta en crear programas a largo plazo. ¿Y cual es entonces la solucion? No existe. El Salvador tuvo su oportunidad historica de poder haber creado un sistema justo, pero los que traicionaron el proceso son los responsables de lo actual, no solo con lo de las maras, sino tambien con todo lo demas.
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