Una mirada a la Mujer Migrante Salvadoreña
Salvadoreños en el Mundo organiza una Convención en Toronto Canadá entre el 17 y 19 de noviembre de 2010, enteramente dedicada a la Mujer Migrante Salvadoreña. Puede registrarse en el siguiente link: http://viiiconvencion.eventbrite.com/. Todos pueden participar, es totalmente gratis.
Por José Manuel Ortiz Benítez*
En el 2006, Sandra Villacorta se fue al norte en busca de la felicidad. Dejó atrás parte del pellejo en el alambrado de la frontera sur de México, pero logró pasar al otro lado.
Muchas no lo consiguen, dejan sus ahorros, su inocencia y hasta alguna extremidad en el intento para después ser deportadas por las autoridades mexicanas, con esa hospitalidad que tanto les caracteriza. Otras, con peor suerte, caen en manos de Los Zetas, son molidas en una trituradora humana y nunca se sabe más de ellas.
Villacorta es lo que los académicos denominan una “figura económica exportada”. Es decir alguien que se ve obligada a salir de su tierra natal por cuestiones de solvencia económica. Pero esta categorización es paradójicamente errónea en el caso de nuestra amiga Villacorta. Ella se fue a Arkansas por amor. “Se fue tras su enamorado”, dice, Paula, su hermana menor, desde Santiago de María, en Usulután.
Por José Manuel Ortiz Benítez*
En el 2006, Sandra Villacorta se fue al norte en busca de la felicidad. Dejó atrás parte del pellejo en el alambrado de la frontera sur de México, pero logró pasar al otro lado.
Muchas no lo consiguen, dejan sus ahorros, su inocencia y hasta alguna extremidad en el intento para después ser deportadas por las autoridades mexicanas, con esa hospitalidad que tanto les caracteriza. Otras, con peor suerte, caen en manos de Los Zetas, son molidas en una trituradora humana y nunca se sabe más de ellas.
Villacorta es lo que los académicos denominan una “figura económica exportada”. Es decir alguien que se ve obligada a salir de su tierra natal por cuestiones de solvencia económica. Pero esta categorización es paradójicamente errónea en el caso de nuestra amiga Villacorta. Ella se fue a Arkansas por amor. “Se fue tras su enamorado”, dice, Paula, su hermana menor, desde Santiago de María, en Usulután.
Villacorta ahora tiene 21 años de edad, un hijo de 18 meses y una gran ilusión por su próximo proyecto. Si el segundo es niña, la llamará Romilia, como su abuela, dice Paula.
Por 6.50 dólares la hora, Villacorta ejecuta un artefacto neumático que sella y empaqueta muslos de pollos en una bolsa de plástico especial para que lleguen frescos y crujientes a la mesa de más de 90 millones de estadounidenses. Es mano de obra buena, leal y barata puesta a domicilio.
De los 260 dólares semanales que Villacorta gana, cerca de la mitad van para su madre y su hermana Paula en Santiago de María.
Con el trabajo en Tyson Foods, y junto a Pedro, el amor de su vida, en Russellville, Arkansas, Villacorta creía haber encontrado la felicidad. Sin embargo, algo imprevisto sucedió.
El 1 de octubre de 2010, el contador auxiliar de Tyson Foods avisó al jefe de Sección de Embalaje y Expedición –unidad en la que trabaja Villacorta– sobre una anomalía numérica reportada por un agente federal: según los registros del IRS (Hacienda en español) el número de Seguridad Social aportado por Sandra Villacorta hace 2 años en realidad pertenece a una tal J. Wilcox, en Tampa, Florida.
Villacorta fue arrestada por agentes de Inmigración el 5 de octubre de 2010, bajo el cargo de falsificación y robo de identidad, un delito federal penado con 10 años de prisión.
Pedro y Julio –el niño de 18 de meses– esperan la pronta liberación de Villacorta. Pero el fiscal federal asignado al caso actualmente prepara la maniobra habitual: canjear el crimen por la deportación. Se espera que Villacorta firme el trueque para evitar 10 años de prisión.
Si todo sale bien, Romilia nacerá donde nació su madre y su abuela, en Santiago de María en abril del año 2011, no en Russellville, Arkansas, como pensaban sus padres cuando la hicieron. Es la lotería global.
Karla Rodas es una joven pintora salvadoreña radicada en Washington, D.C. Desde su creatividad, Karla nos da una imagen de la inmigración femenina en los Estados Unidos. En su pintura titulada "Lamento Indígena", Rodas representa una mujer con rasgos indígenas que se mueve entre dos mundos, el asimilado y el original. Karla dice que hay que asimilar, pero no hay que perder nunca el recuerdo original, porque es lo que realmente nos define.
Juana es una migrante salvadoreña en tránsito, va embarazada de 6 meses y medio, rumbo a los Estados Unidos. Busca –a la desesperada– un porvenir para ella y para el que lleva en sus entrañas. El 27 de septiembre de 2010 Juana fue capturada por las autoridades Mexicanas en Chiapas.
Según el informe migratorio, “la mujer proveniente de El Salvador se encontraba en estado de gravidez, y presentó contracciones y sangrado, por lo que fue trasladada al Hospital General de Comitán por elementos del Grupo Beta adscrito a la zona”.
Según el informe médico, “la paciente sufrió un desprendimiento de placenta, lo que ocasionó el deceso del producto” que llevaba en su interior. Juana abortó en condiciones deplorables y estuvo a punto de correr la misma suerte que su bebé. Juana fue deportada a El Salvador en la primera semana de octubre de 2010 y su hombrecito de 28 semanas de gestación fue a parar a la unidad de desechos del Hospital Comitán de Chiapas.
Paula Heredia nació en El Salvador en octubre de 1957. Desde 1965, esta salvadoreña anda rodando por el planeta como un vagabundo sin control, con una cámara y un portátil bajo el brazo. Paula no parece una inmigrante, ni parece tener la obligación de mandar remesas cada fin de mes. Tiene otras preocupaciones. Es cineasta y en octubre del año pasado recibió el prestigioso premio Emmy por su película "The Art of Failure” (El Arte del Fracaso). En la actualidad, Paula aboga por el avance del cine en Centroamérica y por el empoderamiento de la mujer, especialmente la mujer migrante mesoamericana.
En 1983, Wendy Carrillo, una salvadoreña de apenas 3 años de edad, traspasó la frontera de México-Estados Unidos escondida en el maletero de una furgoneta de un coyote, vestida con la camiseta de Mickey Mouse.
Wendy es ahora una periodista de alcurnia que intenta persuadir a los jóvenes latinoamericanos de Los Ángeles a no olvidar sus raíces latinas. En abril de 2010, Wendy Carrillo recibió el premio de Mujer del Año en Los Ángeles, California.
Ana, es una migrante de Zacateculuca que busca desesperadamente la residencia legal en EE.UU. Trabaja de nanny en la casa de los McGregors, una pareja de abogados ambiciosos en downtown Bethesda, cerca de Washington, DC. Los McGregors, que dominan el arte de la legalidad, saben que Ana es “ilegal”, pero no tienen ninguna prisa en solventar su ilegalidad porque eso abriría la puerta a la llegada de los dos hijos menores de Ana, Eduardo y Rafa, de 4 y 5 años de edad, algo que afectaría la atención casi exclusiva de Ana hacia los McGregors. Ana no gasta ni un centavo en ocio, no tiene con quién. Todo lo que gana se convierte en remesa familiar.
Jacinta es salvadoreña, se busca el pan como escritora, algo a lo que mucha gente ya no considera una profesión, sino una especie de hobby que las personas utilizan para matar el tiempo que les sobra.
“Ser salvadoreña en el exterior no nos convierte en ciudadanas de segunda o de tercera categoría. No nos hace menos nacionales ni menos dignas que las que viven en el territorio nacional. Es nada más algo que nos tocó vivir, muchas veces contra nuestros deseos o voluntad. Nuestra existencia no se limita a “ser remeseras”. Y sin embargo, a pesar de lo agradecidos que están todos siempre con las remesas, que, ha sido uno de los más importantes pilares del sustento y la dinámica de la economía nacional en los últimos años, a la salvadoreña en el exterior se le sigue negando algo tan elemental como el derecho al voto. Una reivindicación que lleva años en discusión, pero que los gobiernos areneros no se animaron a concretar. ¿Será que el actual gobierno nos concederá por fin ese derecho?”, se pregunta Jacinta desde Costa Rica.
Nadie sabe cuál es el número de mujeres salvadoreñas en el exterior. Lo que sí se sabe es que ellas son las responsables de muchas de las cosas esenciales, entre otras, del 70% de los más 3,600 millones de dólares en remesas familiares que ingresa El Salvador cada año. Es decir, las mujeres salvadoreñas envían cada día $6.9 millones de dólares, 287,671.23 dólares cada hora a sus familias en El Salvador, es el bálsamo social más solidario que existe a este lado del planeta.
Las mujeres migrantes salvadoreñas, ellas solas, como colectivo, se ocupan de todo, o casi todo, de crear vida, del trabajo, de la familia, de los niños, de los viejos y, además, soportan en sus hombros la industria más grande del país: la remesas.
¿Qué reciben a cambio del sacrifico? Nada. No tienen voz, ni voto, ni representación en ninguna de las instituciones del estado salvadoreño.
Mariluz, es una niñita de 7 años de edad que vive en la hiper poblada colonia de Santa Julia, en las faldas del Chaparrastique, en San Miguel. Cada vez que ve una avioneta volar por encima de su cabeza, la pequeña Mariluz dice que ahí dentro va su madre hacia los Estados Unidos.
Otros artículos de este autor Aquí -José Manuel Ortiz Benítez es editor de Salvadoreños en el Mundo
Por 6.50 dólares la hora, Villacorta ejecuta un artefacto neumático que sella y empaqueta muslos de pollos en una bolsa de plástico especial para que lleguen frescos y crujientes a la mesa de más de 90 millones de estadounidenses. Es mano de obra buena, leal y barata puesta a domicilio.
De los 260 dólares semanales que Villacorta gana, cerca de la mitad van para su madre y su hermana Paula en Santiago de María.
Con el trabajo en Tyson Foods, y junto a Pedro, el amor de su vida, en Russellville, Arkansas, Villacorta creía haber encontrado la felicidad. Sin embargo, algo imprevisto sucedió.
El 1 de octubre de 2010, el contador auxiliar de Tyson Foods avisó al jefe de Sección de Embalaje y Expedición –unidad en la que trabaja Villacorta– sobre una anomalía numérica reportada por un agente federal: según los registros del IRS (Hacienda en español) el número de Seguridad Social aportado por Sandra Villacorta hace 2 años en realidad pertenece a una tal J. Wilcox, en Tampa, Florida.
Villacorta fue arrestada por agentes de Inmigración el 5 de octubre de 2010, bajo el cargo de falsificación y robo de identidad, un delito federal penado con 10 años de prisión.
Pedro y Julio –el niño de 18 de meses– esperan la pronta liberación de Villacorta. Pero el fiscal federal asignado al caso actualmente prepara la maniobra habitual: canjear el crimen por la deportación. Se espera que Villacorta firme el trueque para evitar 10 años de prisión.
Si todo sale bien, Romilia nacerá donde nació su madre y su abuela, en Santiago de María en abril del año 2011, no en Russellville, Arkansas, como pensaban sus padres cuando la hicieron. Es la lotería global.
Karla Rodas es una joven pintora salvadoreña radicada en Washington, D.C. Desde su creatividad, Karla nos da una imagen de la inmigración femenina en los Estados Unidos. En su pintura titulada "Lamento Indígena", Rodas representa una mujer con rasgos indígenas que se mueve entre dos mundos, el asimilado y el original. Karla dice que hay que asimilar, pero no hay que perder nunca el recuerdo original, porque es lo que realmente nos define.
Juana es una migrante salvadoreña en tránsito, va embarazada de 6 meses y medio, rumbo a los Estados Unidos. Busca –a la desesperada– un porvenir para ella y para el que lleva en sus entrañas. El 27 de septiembre de 2010 Juana fue capturada por las autoridades Mexicanas en Chiapas.
Según el informe migratorio, “la mujer proveniente de El Salvador se encontraba en estado de gravidez, y presentó contracciones y sangrado, por lo que fue trasladada al Hospital General de Comitán por elementos del Grupo Beta adscrito a la zona”.
Según el informe médico, “la paciente sufrió un desprendimiento de placenta, lo que ocasionó el deceso del producto” que llevaba en su interior. Juana abortó en condiciones deplorables y estuvo a punto de correr la misma suerte que su bebé. Juana fue deportada a El Salvador en la primera semana de octubre de 2010 y su hombrecito de 28 semanas de gestación fue a parar a la unidad de desechos del Hospital Comitán de Chiapas.
Paula Heredia nació en El Salvador en octubre de 1957. Desde 1965, esta salvadoreña anda rodando por el planeta como un vagabundo sin control, con una cámara y un portátil bajo el brazo. Paula no parece una inmigrante, ni parece tener la obligación de mandar remesas cada fin de mes. Tiene otras preocupaciones. Es cineasta y en octubre del año pasado recibió el prestigioso premio Emmy por su película "The Art of Failure” (El Arte del Fracaso). En la actualidad, Paula aboga por el avance del cine en Centroamérica y por el empoderamiento de la mujer, especialmente la mujer migrante mesoamericana.
En 1983, Wendy Carrillo, una salvadoreña de apenas 3 años de edad, traspasó la frontera de México-Estados Unidos escondida en el maletero de una furgoneta de un coyote, vestida con la camiseta de Mickey Mouse.
Wendy es ahora una periodista de alcurnia que intenta persuadir a los jóvenes latinoamericanos de Los Ángeles a no olvidar sus raíces latinas. En abril de 2010, Wendy Carrillo recibió el premio de Mujer del Año en Los Ángeles, California.
Ana, es una migrante de Zacateculuca que busca desesperadamente la residencia legal en EE.UU. Trabaja de nanny en la casa de los McGregors, una pareja de abogados ambiciosos en downtown Bethesda, cerca de Washington, DC. Los McGregors, que dominan el arte de la legalidad, saben que Ana es “ilegal”, pero no tienen ninguna prisa en solventar su ilegalidad porque eso abriría la puerta a la llegada de los dos hijos menores de Ana, Eduardo y Rafa, de 4 y 5 años de edad, algo que afectaría la atención casi exclusiva de Ana hacia los McGregors. Ana no gasta ni un centavo en ocio, no tiene con quién. Todo lo que gana se convierte en remesa familiar.
Jacinta es salvadoreña, se busca el pan como escritora, algo a lo que mucha gente ya no considera una profesión, sino una especie de hobby que las personas utilizan para matar el tiempo que les sobra.
“Ser salvadoreña en el exterior no nos convierte en ciudadanas de segunda o de tercera categoría. No nos hace menos nacionales ni menos dignas que las que viven en el territorio nacional. Es nada más algo que nos tocó vivir, muchas veces contra nuestros deseos o voluntad. Nuestra existencia no se limita a “ser remeseras”. Y sin embargo, a pesar de lo agradecidos que están todos siempre con las remesas, que, ha sido uno de los más importantes pilares del sustento y la dinámica de la economía nacional en los últimos años, a la salvadoreña en el exterior se le sigue negando algo tan elemental como el derecho al voto. Una reivindicación que lleva años en discusión, pero que los gobiernos areneros no se animaron a concretar. ¿Será que el actual gobierno nos concederá por fin ese derecho?”, se pregunta Jacinta desde Costa Rica.
Nadie sabe cuál es el número de mujeres salvadoreñas en el exterior. Lo que sí se sabe es que ellas son las responsables de muchas de las cosas esenciales, entre otras, del 70% de los más 3,600 millones de dólares en remesas familiares que ingresa El Salvador cada año. Es decir, las mujeres salvadoreñas envían cada día $6.9 millones de dólares, 287,671.23 dólares cada hora a sus familias en El Salvador, es el bálsamo social más solidario que existe a este lado del planeta.
Las mujeres migrantes salvadoreñas, ellas solas, como colectivo, se ocupan de todo, o casi todo, de crear vida, del trabajo, de la familia, de los niños, de los viejos y, además, soportan en sus hombros la industria más grande del país: la remesas.
¿Qué reciben a cambio del sacrifico? Nada. No tienen voz, ni voto, ni representación en ninguna de las instituciones del estado salvadoreño.
Mariluz, es una niñita de 7 años de edad que vive en la hiper poblada colonia de Santa Julia, en las faldas del Chaparrastique, en San Miguel. Cada vez que ve una avioneta volar por encima de su cabeza, la pequeña Mariluz dice que ahí dentro va su madre hacia los Estados Unidos.
Otros artículos de este autor Aquí -José Manuel Ortiz Benítez es editor de Salvadoreños en el Mundo
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Inmigración
Las mujeres salvadoreñas queremos voz, voto y representacion.
ReplyDeleteSeñor Funes, donde esta el cumplimiento de sus promesas?
La foto lo dice todo.
ReplyDeleteLas salvadoreñas son las menos representadas del mundo y las mas trabajadoras.
Donde estan los defensores de la mujer salvadoreña en el exterior.
ReplyDeleteNo hay, estas hembras son las que mantienen el cielo arriaba de nuestras cabezas. El dia que dejen de hacerlo se nos cae encima y nos aplasta.
Amigo Ortiz,
ReplyDeleteQuiero felicitarlo por retratar tanto fielemente el rostro de la mujer migrante salvadoreña.
Las autoridades salvadoreña deben tomar nota: si no hacen nada Mariluz barajustará hacia Estados Unidos con todo el riesgo que eso representa.
MUY BUENOS DIAS MUCHAS FELICIDADES A LA MUJER SALVADOREÑA Y YA ESTIVO DE TANTO ABUSO A LA MUJER EN ESPECIAL A NUESTRA MUJER SALVADOREÑA ESTA MUJER ES UNA MUJER LABORIOSA ES PARTA DEL ORGULLO SALVADOREÑO Y NO ES JUSTO QUE SEA PIZOTEADA POR NADIE NUESTRA MUJER SALVADOREÑA ES MADRE, ESPOSA, AMIGA Y COMPAÑERA POR ESO DONDE QUIERA QUE TE ENCUENTRES QUE DIOS TE BENDIGA Y ABRA TODOS LOS CAMINOS PARA QUE TU PUEDAS PASAR
ReplyDeleteSi no hubiera sido por miles de madres que se arriezgaron el todo por el todo, creo, no habria tantos de nosotros como Inmigrantes, Profesionales y Empresarios.
ReplyDeleteLOOR A LA MUJER-MADRE SALVADOREÑA CACHIMBONA, RETADORA DE LA VIDA Y EN BUEN DECIR SALVADOREÑO:
ARRECHAS Y TALEGONAS!
FELICIDADES EN SU CONVENCION.
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.
Necesitamos mas representacion de mujeres en el Gabinete de Gobierno y en el cuerpo diplomatico...Que pasa con el FMLN que se han quedado en silencio y no se pronuncian para que el gobierno de Mauricio Funes de mas apoyo a la mujer salvadorena..HASTA CUANDO VAMOS PERMITIR QUE SE NOS NIEGUE NUESTROS DERECHOS, LAS MUJERES SOMOS MAS DEL 55% EN LA DESICION DE ELEGIR A LAS AUTORIDADES.....
ReplyDeleteI recently found many useful information in your website especially this blog page. Among the lots of comments on your articles. Thanks for sharing. El padre del psicoanalisis
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