Día de los muertos en Iberoamerica
Día de Difuntos, fiesta de vida
Como contrapunto al recogimiento de la celebración española del Día de Todos los Santos, la cultura latinoamericana se acerca a sus difuntos desde el color y la alegría. Es una mirada a la muerte para celebrar la vida.
A pesar de ser una celebración fundamentalmente religiosa, en España el día de Todos los Santos ha dejado un poco de lado ese cariz y se ha convertido en una jornada festiva en el que las familias acuden al camposanto a honrar la memoria de aquellos que se fueron. Esta conmemoración es una mezcla entre pagana y religiosa. Noviembre es mes que nos anuncia la inminente llegada del invierno; es tiempo de tierra yerma; es tiempo en el que la vida y la muerte, las semillas y la tierra seca se unen para engendrar algo nuevo.
No es extraño que esta festividad del culto a los muertos tenga lugar justamente en otoño. Las fiestas de Todos los Santos y Difuntos son, en sus raíces, fiestas otoñales que anuncian la inminente llegada del invierno. En definitiva, un momento de reencuentro entre el mundo de los muertos y el de los vivos.
Como contrapunto al recogimiento de la celebración española del Día de Todos los Santos, la cultura latinoamericana se acerca a sus difuntos desde el color y la alegría. Es una mirada a la muerte para celebrar la vida.
A pesar de ser una celebración fundamentalmente religiosa, en España el día de Todos los Santos ha dejado un poco de lado ese cariz y se ha convertido en una jornada festiva en el que las familias acuden al camposanto a honrar la memoria de aquellos que se fueron. Esta conmemoración es una mezcla entre pagana y religiosa. Noviembre es mes que nos anuncia la inminente llegada del invierno; es tiempo de tierra yerma; es tiempo en el que la vida y la muerte, las semillas y la tierra seca se unen para engendrar algo nuevo.
No es extraño que esta festividad del culto a los muertos tenga lugar justamente en otoño. Las fiestas de Todos los Santos y Difuntos son, en sus raíces, fiestas otoñales que anuncian la inminente llegada del invierno. En definitiva, un momento de reencuentro entre el mundo de los muertos y el de los vivos.
Y es que la muerte ha causado admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de la historia. Muchas culturas han desarrollado toda una serie de ritos y tradiciones para venerarla, honrarla, espantarla e incluso para burlarse de ella.
Esta idea pagana fue aprovechada por la Iglesia Católica para glorificar, en una única fecha, el martirio sufrido por muchos de sus fieles, santos anónimos, desconocidos por la mayoría de la cristiandad, pero que por su fe y sus obras consideraron dignos de reconocimiento y veneración.
Color y alegría
La fiesta del Día de Todos los Santos es una celebración muy importante para muchas culturas, es un día para recordar las almas de los muertos así como las almas de los santos que han logrado el cielo. A la cada vez más asimilada fiesta anglosajona de Halloween, se unen tradiciones latinoamericanas llenas de colorido y alegría, en contraste con el sentimiento de recogimiento con el que este día se ha vivido en España a lo largo de los siglos.
En muchos países ésta es una fiesta llena de colores y alegría, es una mirada a la muerte pero desde una perspectiva a la que desde este lado del océano la gente no está acostumbrada. Con la herencia de la cultura indígena, los latinoamericanos que festejan el Día de los Muertos aprovechan esta ocasión para acercarse a sus queridos difuntos y celebrar la vida. Los orígenes de esta festividad se remontan miles de años, cuando Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas celebraban rituales recordando a sus ancestros coincidiendo con este periodo.
Existen dos fechas importantes en esta transición del otoño al invierno, el 1 y 2 de noviembre. Son dos jornadas en los que se celebran cosas distintas. El 1 es el momento en el que regresan las almas de los niños, mientras que el 2 son las de los adultos las que vuelven. Para ambos días los pueblos y ciudades preparan una serie de objetos que forman parte del ritual de todos los noviembres.
Patrimonio de la Humanidad
En México se celebra el Día de los Muertos, una fiesta considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La celebración comienza el último día de octubre, con la preparación del Día de los Angelitos, que se celebra el primero de noviembre, y el que se recuerda a aquellos niños que murieron después de ser bautizados. Muchas familias instalan en sus casas altares con los que recuerdan y homenajean a los que ya no están entre ellos, y los llenan de flores, fotografías y la comida y la bebida preferida de los difuntos. Y para que no se pierdan en su vuelta a casa, velas e incienso les marcan el camino.
En esta fecha se arreglan también las tumbas, porque allí, el día 2 de noviembre, se reúne toda la familia, se canta con las bandas de mariachi y se bebe tequila, al tiempo que el cielo se ilumina de estruendosos fuegos artificiales.
Almas que vuelven para disfrutar de la vida
En Guatemala la tradición dice que las almas salen de los cementerios y muchos aseguran que sienten su presencia. La flor de muerto, de color amarillo, que sólo florece en esta época se utiliza, junto al ciprés, para decorar las casas y los lugares de reunión donde amigos y familiares se reúnen alrededor de una gran mesa llena de viandas.
En Perú, la costumbre es dejar las ofrendas durante la noche para que le difunto pueda tener tiempo de disfrutarlas. Además las familias se reúnen recordando a sus difuntos en una jornada de celebración y alegría.
La tradición venezolana es más parecida a la española. Una jornada de recogimiento donde se acude al cementerio a decorar las tumbas de los fallecidos en una jornada de recogimiento.
Sin embargo en Nicaragua este día se festeja en el cementerio, y por la noche. Allí pasan la noche con sus seres queridos que ya se fueron.
Es en Honduras, Costa Rica y Colombia los creyentes asisten a los cementerios para llevar romerías de amor, ofrendas en símbolo de agradecimiento a los favores concedidos por los santos en favor de sus seres queridos.
Para los ecuatorianos este día es una verdadera fiesta. Todos reunidos alrededor de una comida sobre la tumba del difunto, en la que se degustan las viandas favoritas del finado. Y es que según la tradición el muerto vuelve cada año, por eso, sólo una vez que él ha terminado de degustar sus platos preferidos, los vivos es cuando empiezan a comer.
Por su parte, los salvadoreños recuerdan a los difuntos en este día, pero a la vez celebran la vida de los que siguen aquí.
Esta idea pagana fue aprovechada por la Iglesia Católica para glorificar, en una única fecha, el martirio sufrido por muchos de sus fieles, santos anónimos, desconocidos por la mayoría de la cristiandad, pero que por su fe y sus obras consideraron dignos de reconocimiento y veneración.
Color y alegría
La fiesta del Día de Todos los Santos es una celebración muy importante para muchas culturas, es un día para recordar las almas de los muertos así como las almas de los santos que han logrado el cielo. A la cada vez más asimilada fiesta anglosajona de Halloween, se unen tradiciones latinoamericanas llenas de colorido y alegría, en contraste con el sentimiento de recogimiento con el que este día se ha vivido en España a lo largo de los siglos.
En muchos países ésta es una fiesta llena de colores y alegría, es una mirada a la muerte pero desde una perspectiva a la que desde este lado del océano la gente no está acostumbrada. Con la herencia de la cultura indígena, los latinoamericanos que festejan el Día de los Muertos aprovechan esta ocasión para acercarse a sus queridos difuntos y celebrar la vida. Los orígenes de esta festividad se remontan miles de años, cuando Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas celebraban rituales recordando a sus ancestros coincidiendo con este periodo.
Existen dos fechas importantes en esta transición del otoño al invierno, el 1 y 2 de noviembre. Son dos jornadas en los que se celebran cosas distintas. El 1 es el momento en el que regresan las almas de los niños, mientras que el 2 son las de los adultos las que vuelven. Para ambos días los pueblos y ciudades preparan una serie de objetos que forman parte del ritual de todos los noviembres.
Patrimonio de la Humanidad
En México se celebra el Día de los Muertos, una fiesta considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La celebración comienza el último día de octubre, con la preparación del Día de los Angelitos, que se celebra el primero de noviembre, y el que se recuerda a aquellos niños que murieron después de ser bautizados. Muchas familias instalan en sus casas altares con los que recuerdan y homenajean a los que ya no están entre ellos, y los llenan de flores, fotografías y la comida y la bebida preferida de los difuntos. Y para que no se pierdan en su vuelta a casa, velas e incienso les marcan el camino.
En esta fecha se arreglan también las tumbas, porque allí, el día 2 de noviembre, se reúne toda la familia, se canta con las bandas de mariachi y se bebe tequila, al tiempo que el cielo se ilumina de estruendosos fuegos artificiales.
Almas que vuelven para disfrutar de la vida
En Guatemala la tradición dice que las almas salen de los cementerios y muchos aseguran que sienten su presencia. La flor de muerto, de color amarillo, que sólo florece en esta época se utiliza, junto al ciprés, para decorar las casas y los lugares de reunión donde amigos y familiares se reúnen alrededor de una gran mesa llena de viandas.
En Perú, la costumbre es dejar las ofrendas durante la noche para que le difunto pueda tener tiempo de disfrutarlas. Además las familias se reúnen recordando a sus difuntos en una jornada de celebración y alegría.
La tradición venezolana es más parecida a la española. Una jornada de recogimiento donde se acude al cementerio a decorar las tumbas de los fallecidos en una jornada de recogimiento.
Sin embargo en Nicaragua este día se festeja en el cementerio, y por la noche. Allí pasan la noche con sus seres queridos que ya se fueron.
Es en Honduras, Costa Rica y Colombia los creyentes asisten a los cementerios para llevar romerías de amor, ofrendas en símbolo de agradecimiento a los favores concedidos por los santos en favor de sus seres queridos.
Para los ecuatorianos este día es una verdadera fiesta. Todos reunidos alrededor de una comida sobre la tumba del difunto, en la que se degustan las viandas favoritas del finado. Y es que según la tradición el muerto vuelve cada año, por eso, sólo una vez que él ha terminado de degustar sus platos preferidos, los vivos es cuando empiezan a comer.
Por su parte, los salvadoreños recuerdan a los difuntos en este día, pero a la vez celebran la vida de los que siguen aquí.
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Cultura
El feriado de la celebracion de la muerte por unos cuantos vivos!
ReplyDeleteJose Matatias Delgado Y Del Hambre.