El Salvador, País en Construcción
País en Construcción
Por José Manuel Ortiz Benítez
Ya no recuerdo si fue un poeta, un periodista o un soñador, quien, un día, dijo que nuestra querida patria salvadoreña era un asombroso lugar de belleza truculenta.
Belleza, caos e incertidumbre quizás sean las tres cosas que más impactan al invitado que gentilmente nos visita por primera vez.
El Salvador siempre fue un país bello, caótico e imprevisible. En los tiempos de guerra, también florecían los jícaros y la gente luchaba, con su vida, por participar en la agenda política. Ahora, la gente lucha, con la misma intensidad, no por hacer política, sino por seguir viva.
La incertidumbre se está intensificando y cada vez nos empuja un poquito más hacia el precipicio, hacia el ocaso colectivo.
Ya no es sólo la lucha de los ciudadanos más desfavorables, ahora todos estamos en la cuerda floja.
Los partidos más antiguos del sistema político nacional están al borde de la extinción y los responsables de dicha extinción están en la mira de un antejuicio, por hacer valer su independencia judicial, mientras la Asamblea Legislativa espera reposadamente a que la incertidumbre cuaje un poco más.
En la calle, la gente se caliente con el volante y, en la imprenta pública, el Director del Diario Oficial del estado se niega a publicar sentencias provenientes de la máxima estancia judicial.
En lo político, se ha creado una ligera confusión, ARENA hace el papel del FMLN, el FMLN hace el papel de ARENA, y el legendario Shafick Handal, que en paz descanse, ha sido relevado por el Dr. Enrique Borgo Bustamante, en sus exigencias de inconstitucionalidad.
Hemos caído en tal grado de incertidumbre que uno ya no sabe si el partido GANA nació de un movimiento de ruptura partidaria o de un acto de magia extra-terrenal.
En lo estrictamente económico, las cosas siguen sin igual: las remesitas se chamuscan sobre la gran plancha del consumo nacional.
Walmart ha llegado para quedarse, mientras que Telefónica sigue imparable con su programa de recargas celulares a nivel transnacional.
Pese a lo anterior, nuestro paisito sigue luchando para mantenerse en el terreno de la salvación, sigue respirando acalambradamente, experimentando cambios, superando su propia condición de país precario, en ese proceso eterno de construcción.
Otros artículos de este autor Aquí – José Manuel Ortiz Benítez es columnista salvadoreño
Por José Manuel Ortiz Benítez
Ya no recuerdo si fue un poeta, un periodista o un soñador, quien, un día, dijo que nuestra querida patria salvadoreña era un asombroso lugar de belleza truculenta.
Belleza, caos e incertidumbre quizás sean las tres cosas que más impactan al invitado que gentilmente nos visita por primera vez.
El Salvador siempre fue un país bello, caótico e imprevisible. En los tiempos de guerra, también florecían los jícaros y la gente luchaba, con su vida, por participar en la agenda política. Ahora, la gente lucha, con la misma intensidad, no por hacer política, sino por seguir viva.
La incertidumbre se está intensificando y cada vez nos empuja un poquito más hacia el precipicio, hacia el ocaso colectivo.
Ya no es sólo la lucha de los ciudadanos más desfavorables, ahora todos estamos en la cuerda floja.
Los partidos más antiguos del sistema político nacional están al borde de la extinción y los responsables de dicha extinción están en la mira de un antejuicio, por hacer valer su independencia judicial, mientras la Asamblea Legislativa espera reposadamente a que la incertidumbre cuaje un poco más.
En la calle, la gente se caliente con el volante y, en la imprenta pública, el Director del Diario Oficial del estado se niega a publicar sentencias provenientes de la máxima estancia judicial.
En lo político, se ha creado una ligera confusión, ARENA hace el papel del FMLN, el FMLN hace el papel de ARENA, y el legendario Shafick Handal, que en paz descanse, ha sido relevado por el Dr. Enrique Borgo Bustamante, en sus exigencias de inconstitucionalidad.
Hemos caído en tal grado de incertidumbre que uno ya no sabe si el partido GANA nació de un movimiento de ruptura partidaria o de un acto de magia extra-terrenal.
En lo estrictamente económico, las cosas siguen sin igual: las remesitas se chamuscan sobre la gran plancha del consumo nacional.
Walmart ha llegado para quedarse, mientras que Telefónica sigue imparable con su programa de recargas celulares a nivel transnacional.
Pese a lo anterior, nuestro paisito sigue luchando para mantenerse en el terreno de la salvación, sigue respirando acalambradamente, experimentando cambios, superando su propia condición de país precario, en ese proceso eterno de construcción.
Otros artículos de este autor Aquí – José Manuel Ortiz Benítez es columnista salvadoreño
Este paisito nuestro esta pataleando, dando patadas de ahogado.
ReplyDeletePaisito inundado de Ladrones, estafadores, mentirosos, trinqueteros y mafiosos.
ReplyDeleteEsperas mas del pais?
Lo que si queda al descubierto, es que los funcionarios publicos ya no se esconden para robar y estafar las arcas nacionales.
POR ESO NOS SALIMOS DEL PAIS PODRIDO DE FUNCIONARIOS MENTIROSOS Y LADRONES QUE SE LO COMENTEN AL MISMO PUEBLO SALVADOREÑO!