El padre Alejandro Solalinde defiende a inmigrantes, en el nombre de Dios
Por Francisco Castro
Hoy de Los Angeles
“Los migrantes son ese signo de los tiempos que nos están enseñando nuestra corrupción, nuestra miseria y la desviación de la Iglesia Católica para cumplir la misión que Cristo le encomendó”, dijo.
“La iglesia debe ser un pueblo migrante que llegue a todos los rincones de la tierra y luche contra todo lo que oprime y esclaviza al hombre”, recalcó.
A su albergue llega un promedio de 4,000 personas al mes. Son mujeres y hombres hambrientos, sedientos y traumados por los peligros del camino. Apenas esta semana, dos jóvenes guatemaltecos, incluyendo a un adolescente de 16 años de edad, fueron atacados con machetes. El muchacho sufrió graves heridas en el cuello.
Hay mujeres que han sido violadas y golpeadas y hombres que han sido asaltados y agredidos en el trayecto. El secuestro no discrimina por razón de género. También hay otras personas que han perdido piernas y brazos, o la vida, en el subir y bajar del tren de carga, o al caerse de este ferrocarril llamado “La Bestia”.
“Ellos [los migrantes centroamericanos] están pasando por un México corruptísimo y violento”, afirmó Solalinde, quien encabezó recientemente una marcha a favor de los migrantes. “Cada vez es más difícil su paso, más cruel, donde sufren la mayor explotación. Antes, nada más les quitaban su dinero, después los golpeaban. Ahora [los asaltantes] llevan machetes y pistolas. Les quitan su dinero y los matan. Para los criminales [los migrantes] son desechables”.
Sin embargo, a medida que incrementan las violaciones contra la población migrante en México, también aumenta el número de organizaciones y activistas que velan por sus derechos y denuncian los abusos contra ellos. Lo que “nos pone en mayor peligro”, advirtió Solalinde, quien dijo que vive constantemente amenazado.
“Estamos operando en la etapa de miedo, pero es más fuerte el cumplimiento de nuestra misión”, afirmó el religioso. “Estamos conscientes de que me podrían matar, pero esto [su labor pro inmigrante] va a seguir porque no es obra mía, es obra de Dios”.
‘Nada los va parar’
Solalinde espera que el flujo de migrantes centroamericanos que pasa por su albergue crezca considerablemente en los próximos meses, ya que en diciembre terminarán posiblemente las reparaciones que se le están haciendo a la vía férrea que fue dañada por el huracán Stan en el 2005.
“Con eso van a poder subir desde Tapachula hasta Ixtepec, se van ahorrar 180 kilometros que antes caminaban a pie”, explicó. “Van a tener que hacer una escala en Tonalá, Chiapas -la primera población donde se abastece el tren. Seguramente ahí va a haber más delincuencia, asaltantes, gente aprovechándose de hermanos migrantes”.
El religioso indicó que ya está haciendo los preparativos necesarios para hacerle frente a este éxodo en su albergue.
Dijo que compraron un terreno de 16,000 metros cuadrados y tendrán que modificar las cocinas. Durante la entrevista con HOY, el sonido de martillazos era escuchado claramente a través del teléfono.
“Tenemos un comedor y un dormitorio de hombres y otro que se está terminando para mujeres”, dijo.
Solalinde no cree que nada va a detener el flujo migratorio hacia Estados Unidos.
“La gente sigue pasando, nada los va parar hasta que el sistema cambie porque el sistema ya tronó”, enfatizó. “No va a parar hasta que haya un sistema que garantice oportunidades y garantice la vida digna de estas personas en sus países”.
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