Trump y El Salvador
Por José Manuel Ortiz Benítez
La
pregunta al gobierno de El Salvador sobre su relación con EE.UU. es qué va hacer
de ahora en adelante en la era de Donald Trump?
El
presidente Obama visitó El Salvador en marzo de 2011, y fue a meterse
hasta el interior de la Catedral Metropolitana donde reposa el cuerpo de
Monseñor Romero asesinado por el estado salvadoreño en 1980. La visita de Obama
fue una muestra de la importancia en las relaciones bilaterales.
Trump
no sabe, ni sabrá, dónde está El Salvador, tampoco sabrá que la tarima de
madera que sostendrá su peso, mientras es juramentado en el poder, será
construida por manos de inmigrantes salvadoreños.
Cuando
Trump tenga el humor para recibir el primer briefing sobre la región, el
General John Kelly, el futuro jefe del Departamento de Seguridad Nacional, le
dirá que El Salvador es un país sin ley, corrupto, generador de migrantes,
gobernado por una ex guerrilla alineada con la izquierda extremista de Cuba y
Venezuela. Cierto o no (para el magnate eso es irrelevante), Trump se lo creerá y quedará totalmente satisfecho con el informe.
En
el briefing, Trump le preguntará a su subalterno, “cuánto dinero nos cuesta
esta relacioncita” y, sin esperar apenas la respuesta, Trump le ordenará al
general y a las demás agencias federales que frenen el cheque a El Salvador
hasta aviso previo.
Ironías
de la vida, fue el propio general Kelly quien diseñó el paquete de ayuda para
El Salvador, Guatemala y Honduras bajo la figura Alianza para la Prosperidad del
Triángulo Norte. A este
fin, el Congreso de EE.UU. aprobó $750 millones en Diciembre de 2015. En junio
de 2016, aprobó un monto adicional de $500 millones.
La
idea de la Alianza dibujada por el general Kelly es ahora más práctica y
precisa que nunca: te doy
dinero y tú frenas la emigración. Pero cuando Trump se entere que el dinero
no está frenando la inmigración a CERO, como él quiere, puede, que en el
calentón, mande toda la Alianza y las ayudas a la región al garete.
El
otro problema para El Salvador en la era Trump son las bolsas de indocumentados
salvadoreños dispersos por todo EE.UU. Obama deportó un total de 2.5 millones
de personas de EE.UU. en 8 años, de los cuales unos 250,000 fueron
salvadoreños. Trump dice que hará lo mismo, no en 8 años, sino de inmediato. Trump promete que se
centrará en el criminal, el delincuente, en la lacra, lo que supondrá un grave
problema porque El Salvador ya no puede aguantar en sus hombros una onza más de
carne criminal.
Cuando
un salvadoreño, criminal o no, es deportado de EE.UU. a El Salvador, un oficial
de Migración, con cara de póker, lo recibe en la otra punta del pasillo, con
una semita seca y un café frio de la noche anterior servido en un vaso de
plástico. Al salir a la calle, el deportado pasa súbitamente a formar parte del
problema nacional: que no hay oportunidad. El deportado no criminal suele entrar en estado de desesperación, no es para
menos, llega derrotado a un país que lo mira con indiferencia y desprecio. El
deportado criminal, si lo desea, puede ahorrarse la desesperación,
integrándose en una mara delincuencial al cruzar la primera esquina
o tras realizar su primera llamada telefónica a su contacto. Desesperación y
aumento de la delincuencia es el resultado exprés en el espacio social.
Qué
hará Trump? Nadie sabe, ni siquiera él mismo, pero potencialmente puede 1)
Cortar las ayudas, la Alianza, el CAFTA y 2) Deshacer el TPS 3) Deportar 220,000 indocumentados a
El Salvador, entre ellos unos 40,000 criminales de la red de cárceles de EE.UU.
El
problema puede poner más patas arriba a El Salvador de lo que ya está. La
pregunta, sigue en pie, qué puede hacer
el gobierno de El Salvador en la era Trump?
La
primera opción para el gobierno de El Salvador es reforzar su presupuesto y armar
un equipo humano de alto nivel en Washington y San Salvador para encontrarle el lado a la nueva administración Trump, abogar
con otra lógica la necesidad de las
ayudas y la colaboración bilateral y buscar las maneras de minimizar la bomba
de las deportaciones masivas a El Salvador. La tarea va a requerir dinero, dedicación
y mucho talento.
La
otra opción para el gobierno de El Salvador es jugar a estar haciendo algo sin
hacer nada, entretenerse en el trabajo decorativo. Es decir, dejar que el actual equipo humano del gobierno
en Washington y San Salvador, designado a la construcción bilateral, haga lo
que mejor sabe hacer: tardes de reuniones con salvadoreños alineados al
partido, presencia en galas, inauguraciones, reconocimientos, aniversarios,
exposiciones, noches de poesía con los colegas iberoamericanos, homenaje a
algún empresario destacado y sesiones de fotografía con miembros destacados de
la comunidad.
La
elección de Trump como presidente de EE. UU. ha cambiado el orden establecido, en
cuanto el presidente electo se estrene en el poder, puede que los salvadoreños
seamos los primeros en sufrir las peores consecuencias.
Pues si el Gobierno de El Salvador hace algo o no, el efecto seria casi lo mismo! Los presupuestos, estructuras administrativas y nuestra cultura son tan limitados que muy pocas personas tendran la conciencia de que la responsabilidad es de TODOS LOS SALVADORENIOS que vivimos dentro o fuera del pais y de cualquier tendencia politiquesca que nos idealice.
ReplyDeleteMi opinion la expreso sin temor de ver la situacion simplisticamente. Pues eso es lo que ha estado pasando desde hace decenas de anios. Entre los deportados que llegan al pais, toman los rumbos siguientes: a) regresan a EEUU en menos de dos semanas, sin importar los obstaculos que les deparan; b) se esconden en el anomimato por temor que los ajusticien quienes previamente los amenazaron si continuaban viviendo en el pais; c) salen del pais y con su experiencia se quedan en Guatemala o Mexico a explotar a otros migrantes; d) se integran a grupos delincuenciales de maras o si tienen experiencia previa son seleccionados para estructuras criminales mucho mas sotisficadas; e) muy pocos se rinden y aceptan su derrota social y se conforman a la vida pauperrima olvidandose de sus responsabilidades sociales; y, francamente doloroso de reconocer f) son asesinados entre las incidencias criminales en el pais.
Como sea nuestra perspectiva, la responsabilidad ES DE TODOS NOSOTROS y dejemos de culpar al gobierno, mientras cualquier gobierno comandado por la izquierda o derecha carezca de fuerza negociadora y plataforma social de apoyo para contrarrestar las politicas impuestas por organismos, empresas y gobiernos extranjeros.