Nayib Bukele, la amenaza al bipartidismo en El Salvador - Por José Manuel Ortiz Benítez
Nayib Bukele, Alcalde de San Salvador |
La estrategia del FMLN de echar de sus filas a Nayib Bukele, el candidato más popular de todo El Salvador, puede que quede en los libros de la historia como un gran avance de la tercera vía al poder en El Salvador o una gran torpeza del FMLN de cara a las elecciones presidenciales de 2019.
Expulsar al alcalde de San Salvador no sorprende a las bases del FMLN o de ARENA, a quienes los partidos usan para legitimar decisiones, a menudo disfrazadas de procedimientos y ordenamientos internos, cuando es sabido por todos que las bases no deciden, sino obedecen las decisiones previamente tomadas por las cúpulas.
La decisión de expulsar al alcalde de San Salvador fue un grave error estratégico por parte de la dirigencia del FMLN. Por un lado, el alcalde ya estaba amarrado “oficialmente” como candidato del partido para competir y probablemente habría ganado nuevamente en San Salvador, que resulta es la capital, el centro de la actividad cultural, académica, política, social y económica de todo El Salvador. Sin Bukele, el FMLN se expone a perder la cabeza del país a su eterno rival, ARENA, esto, en términos de estrategia básica, es como pegarse un tiro en el pie, y después salir a correr una maratón. El FMLN se queda sin ninguna posibilidad de llegar bien a la carrera presidencial de 2019.
Si vemos las opciones que el FMLN tenía sobre la mesa, vemos que el error cometido con la expulsión es mucho más elemental, casi un error típico de un grupo de jóvenes aprendices en materia electoral.
Las opciones:
Opción 1 (la más civilizada): Hacer nada. A pesar de lo incontrolable, en términos de disciplina partidaria según los estándares del FMLN, el alcalde de San Salvador es potable y, con él a la cabeza, el FMLN habría ganado nuevamente el gobierno de San Salvador en el 2018, y probablemente hubiera conseguido la permanencia del FMLN en el poder en el 2019. Habría graves problemas de convivencia interna, pero habría altas probabilidades de permanecer en el poder y los privilegios y beneficios de estar en el poder pesan mucho más que los problemas internos de cualquier partido.
Opción 2 (la más cínica): Dejar que Nayib compitiera y ganara en San Salvador. Si entonces el alcalde seguía incontrolable, se le habría expulsado del partido, una vez asegurada la victoria de San Salvador, un gran avance o, como dirían los generales, una “inmejorable posición geográfica ” para la ofensiva hacia la tercera victoria presidencial del FMLN sin Bukele en El Salvador.
La Opción 3 (Consejo de Guerra): La falta de respeto y crítica hacia el partido y al gobierno no tiene cabida dentro del FMLN. Permitir la permanencia de Bukele podría haber provocado una rebelión interna, una desestabilización generalizada en el partido y el debilitamiento de la actual dirigencia, por lo tanto, sólo quedaba la expulsión como opción.
Cualquiera de esas opciones era posible. En política no hay imposibles. Sin embargo, el FMLN, natural en los partidos verticales de mandos centralizados, sólo pudo optar por la expulsión.
Ahora, gracias a la dirigencia efemelenista, se supone que en total descoordinación con la dirigencia arenera, el FMLN y ARENA tendrán otra coincidencia más en común: luchar contra Bukele para asegurar la permanencia del bipartidismo que, según muchos ciudadanos, es el principal impedimento para el avance democrático y el progreso de El Salvador.
José Manuel Ortiz Benítez es columnista salvadoreño en la ciudad de Washington, DC. @jjmmortiz
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