Por primera vez en la historia, México exporta un programa de desarrollo a El Salvador
México exporta un programa de desarrollo a El Salvador ante la amenaza migratoria de Trump |
En un movimiento histórico, el Gobierno de López Obrador entrega 30 millones de dólares a Bukele para frenar el avance de salvadoreños a EE UU
México siembra árboles en El Salvador para detener el avance migratorio centroamericano hacia Estados Unidos. El Gobierno mexicano ha entregado este viernes 30 millones de dólares al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, para impulsar un programa de desarrollo en el campo diseñado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. El plan es el mismo que el mandatario mexicano ha impulsado en los últimos meses en el sureste de México, en el que su Gobierno financia la siembra de árboles frutales y maderables para dar un empujón a la agricultura local y generar empleos.
Los fondos llegan unas horas antes de vencer el plazo de 45 días que el presidente estadounidense, Donald Trump, dio a México para disminuir el paso de migrantes hacia Estados Unidos. En junio, Trump amenazó a México con imponer aranceles a todas las importaciones de procedencia mexicana, si el país no actuaba para frenar la migración en la frontera que comparten ambos países. Desde entonces, México ha aumentado significativamente su comunicación con los gobiernos centroamericanos y ha incrementado la vigilancia en las ciudades fronterizas al norte y sur del país. Además, ha elevado las deportaciones un 33% en el último mes.
El ministro de Exteriores de México, Marcelo Ebrard, viajó a El Salvador para encontrarse con Bukele en una finca a las afueras de San Salvador para arrancar con el programa. Ambos pidieron en sendos discursos a Estados Unidos invertir en los países centroamericanos para disminuir el impacto de la migración. “Para Estados Unidos sería más fácil y más barato ayudarnos a invertir en crecimiento y seguridad que en migración”, dijo el presidente salvadoreño. La primera colaboración entre los dos países contempla la siembra de 50.000 hectáreas con árboles, en la que se incentiva a la población con 250 dólares mensuales para participar en los plantíos.
“Nosotros pensamos que la solución a los problemas más serios es el desarrollo humano”, ha explicado Ebrard a un grupo de agricultores en la localidad de San Pedro Masahuat. México tiene contemplado invertir 100 millones de dólares en El Salvador para reproducir algunos de los programas sociales de López Obrador en Centroamérica. “No venimos aquí porque nos sobre el dinero, tampoco venimos por nada a cambio”, ha asegurado el canciller a los pobladores que le aplaudieron más que al mismo presidente Bukele.
En los campos de San Pedro Masahuat se siembra principalmente plátano, maíz y loroco ––una planta aromática, utilizada popularmente para cocinar pupusas, el plato nacional––. Víctor Alfonso Alcántara, un campesino de 33 años, recuerda que durante su niñez el campo fue altamente productivo. “Llegábamos a sembrar sandías”, dice. La deforestación y la erosión del suelo mermaron la capacidad de los salvadoreños para continuar diversificando los cultivos, y muchos decidieron emigrar. Alcántara tiene familiares en Washington, Virginia y Texas, pero él nunca ha pensado en irse al Norte. “Es muy arriesgado y es mejor echar el cuero al sol que irse, porque la cosa allá está ya muy fea”, cuenta.
La violencia en El Salvador ha sido uno de los principales factores por el que sus ciudadanos buscan emigrar. Luis Alonso Cabezas, un agricultor de 66 años, explica que la sensación de violencia parece caer con el paso de las semanas. “Es algo con lo que hemos vivido desde hace mucho tiempo, pero sí se empieza a notar que es un poco menos”, reconoce. El Gobierno de Bukele asegura que, en el último mes, los homicidios en su país han disminuido un 40%.
El presidente salvadoreño estima que la ayuda mexicana impulsará el empleo y que entre 300 y 400 salvadoreños dejaran de intentar su avance hacia Estados Unidos. “Eso son 100.000 personas en un año”, dijo. Además, calcula que habrá un efecto multiplicador en el que cada nuevo empleo evite que tres personas emprendan el camino hacia el Norte. “Las personas no deberían migrar forzados por la pobreza o la inseguridad”, ha añadido Ebrard. El canciller y el presidente han cerrado el día sembrando árboles y sellando la primera cooperación directa entre México y El Salvador en décadas.
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