Norman Quijano y las Pandillas

Norman Quijano juramenta al Fiscal Raúl Melara

Por José Manuel Ortiz Benítez*

Nunca es aconsejable que un político se reúna con miembros de la MS-13 o la Salvatrucha. Aunque la reunión se presente bajo términos bien intencionados y tenga el beneplácito de los jefes, siempre hay un riesgo que alguien esté grabando todo con un teléfono celular desde un rincón.

Norma Quijano se presentó a la reunión con el chaleco rojiazul. Según el testigo, primero, el Dr. Quijano se disculpó con los mareros por un video que protagonizó contra las maras en el 2014, aireado día y noche en TCS durante la campaña electoral. Después, el Dr. Quijano procedió a otros asuntos de la agenda, entre otros, la posible cooperación bilateral entre ARENA y las maras.

Ahora el Dr. Quijano pasa por una situación muy particular, se siente acorralado por el fiscal general que él mismo confirmó cuando era presidente de la Asamblea Legislativa.

Muchos políticos se han tomado la libertad de reunirse con los mareros como si se tratara de una reunión entre órganos institucionales para hablar sobre elecciones, sobre seguridad o sobre la renta.

En las reuniones con mareros, los políticos pueden tratar muchos temas, pero el que suelen tocar con frecuencia es el tema de votos a cambio de seguridad, cash o programas sociales,  un modo de extorsión política que puede ser peligroso para todos.

Según el testigo Noe, el acuerdo que buscaba Quijano era algo parecido a –ustedes nos consiguen votos en sus territorios y nosotros llegamos con los programas sociales, cuando estemos en el poder.

Parece un acuerdo formal entre entidades oficiales, votos por programas sociales –la esencia de la democracia occidental.

Pero el fiscal actual, Raúl Melara, no lo ve de esa manera, él tiene otro concepto del encuentro y quiere meter preso a los que acudieron a esas reuniones.

En la solicitud de desafuero, el fiscal Melara alega que Quijano pudo haber cometido dos delitos: fraude electoral y agrupaciones ilícitas, por lo que podría ser sentenciado hasta 10 años de prisión.

El atrevimiento del fiscal no tiene precedente, nunca un fiscal general había acusado a un dirigente de un partido que lo había elegido como fiscal general.

El fiscal Malara parece haber decidido romper con los acuerdos habituales del pasado y perseguir a dirigentes políticos por haberse reunido con las maras para pactar acuerdos de colaboración en plena campaña electoral. En la mira del fiscal, también están el arenero Ernesto Muyshondt, alcalde de San Salvador, Jorge Velado, ex presidente del COENA, y varios miembros del FMLN, entre otros, Sánchez Cerén y Nidia Díaz.

Ernesto Muyshondt dice que dirá la verdad, como, según él, siempre lo ha hecho, que la idea de la reunión no fue suya, sino de la dirigencia de ARENA. Alega que él no tiene nada que ver. Lección aprendida, cuando el partido te manda hacer algo ilegal, hay que reflexionar, porque el que puede ir preso no es el partido, sino el peón que realiza la acción.

No deja de sorprender que el fiscal Melara haya optado primero por procesar el caso más difícil, el de Norman Quijano, quien a diferencia de Ernesto Muyshondt, tiene fuero legislativo, y requiere del trámite adicional de desafuero en la Asamblea Legislativa. Alguna razón tendrá el fiscal.

El 2020 es el año de las ratas en la cultura china, donde estos animales son apreciados por su inteligencia para subsistir, pero el fiscal Melara es un ferviente católico y el único almanaque por el que se rige es por el calendario gregoriano occidental.

José Manuel Ortiz Benítez es Columnista salvadoreño en Washington DC

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